Capítulo 28 // Calma.

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Hubo un momento de silencio cuando Abril, Harry, Ron, Ginny y Lockhart aparecieron en la puerta, llenos de barro, suciedad y, en el caso de Harry, sangre.

Luego alguien gritó:

-¡Ginny!

Era la señora Weasley, que estaba llorando delante de la chimenea. Se puso en pie de un salto, seguida por su marido, y se abalanzaron sobre su hija.

Abril sonrió por el encuentro y miró detrás de ellos. El profesor Dumbledore estaba ante la repisa de la chimenea, sonriendo, junto a la profesora McGonagall, que respiraba con dificultad y se llevaba una mano al pecho.

Fawkes pasó zumbando cerca de Harry para posarse en el hombro de Dumbledore. Sin apenas darse cuenta, Abril, Harry y Ron se encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley.

-¡La han salvado! ¡La han salvado! ¿Cómo lo hicieron?

-Creo que a todos nos encantaría enterarnos -dijo con un hilo de voz la profesora McGonagall.

La señora Weasley los soltó, a Abril le falló las piernas pero la Señora Weasley y Ron la sostuvieron.

-¿Estas bien, cariño? - dijo preocupada la Señora Weasley.

-Si, solo un poco cansada.

Dumbledore la miraba fijamente.

-Sera mejor que te sientes, Abril - dijo amablemente, ella le sonrió y se sentó en una silla vacía cerca de la chimenea.

Mientras tanto Harry se acercó a la mesa y depositó encima el Sombrero Seleccionador, la espada con rubíes incrustados y lo que quedaba del diario de Ryddle.

Harry empezó a contarlo todo. Habló durante casi un cuarto de hora, mientras que los demás lo escuchaban absortos y en silencio.

-Muy bien - señaló la profesora McGonagall, cuando Harry hizo una pausa -, así que averiguasteis dónde estaba la entrada, quebrantando un centenar de normas, añadiría yo. Pero ¿cómo demonios consiguieron salir con vida, Potter?

Abril ayudo a contar lo que había sucedido después, les relató la oportuna llegada de Fawkes y del Sombrero Seleccionador, que proporcionó la espada. Relató su enfrentamiento contra el basilisco y la explocion de su varita, la forma en que Harry mato al basilisco y el hecho que pudiera hacer un hechizo sin la necesidad de una varita. Pero luego titubeó. Había evitado hablar sobre la relación entre el diario de Ryddle y Ginny.

Instintivamente, Abril miró a Dumbledore, y éste esbozó una leve sonrisa. La hoguera de la chimenea hacía brillar sus lentes de media luna.

-Lo que más me intriga -dijo Dumbledore amablemente-, es cómo se las arregló lord Voldemort para embrujar a Ginny, cuando mis fuentes me indican que actualmente se halla oculto en los bosques de Albania.

Abril se sintió muy aliviada y suspiró.

-¿Qué... qué? -preguntó el señor Weasley con voz atónita-. ¿Sabe qui-quién? ¿Ginny embrujada? Pero Ginny no ha... Ginny no ha sido... ¿verdad?

-Fue el diario -dijo inmediatamente Harry, cogiéndolo y enseñándoselo a
Dumbledore-. Ryddle lo escribió cuando tenía dieciséis años.

Dumbledore cogió el diario que sostenía Harry y examinó minuciosamente sus páginas quemadas y mojadas.

-Soberbio -dijo con suavidad-. Por supuesto, él ha sido probablemente el alumno más inteligente que ha tenido nunca Hogwarts. -Se volvió hacia los Weasley, que lo miraban perplejos -. Muy pocos saben que lord Voldemort se llamó antes Tom Ryddle. Yo mismo le di clase, hace cincuenta años, en Hogwarts. Desapareció tras abandonar el colegio... Recorrió el mundo..., profundizó en las Artes Oscuras, tuvo trato con los peores de entre los nuestros, acometió peligros, transformaciones mágicas, hasta tal punto que cuando resurgió como lord Voldemort resultaba irreconocible. Prácticamente nadie relacionó a lord Voldemort con el muchacho inteligente y encantador que recibió aquí el Premio Anual.

Abril en Hogwarts: La Camara SecretaWhere stories live. Discover now