Capitulo 25 // El heredero y La cámara de los secretos.

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La puerta de la sala de profesores se abrió bruscamente. Por un momento, Abril estuvo convencida de que era Dumbledore. Pero se trataba de Lockhart, y llegaba sonriendo.

—Lo lamento..., me quedé dormido... ¿Me he perdido algo importante?

No parecía darse cuenta de que los demás profesores lo miraban con una expresión bastante cercana al odio. Snape dio un paso hacia delante.

—He aquí el hombre —dijo—. El hombre adecuado. El monstruo ha raptado a una chica, Lockhart. Se la ha llevado a la Cámara de los Secretos. Por fin ha llegado tu oportunidad.

Lockhart palideció.

—Así es, Gilderoy —intervino la profesora Sprout—. ¿No decías anoche que sabías dónde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?

—Yo..., bueno, yo... —resopló Lockhart.

—Sí, ¿y no me dijiste que sabías con seguridad qué era lo que había dentro? —añadió el profesor Flitwick.

—¿Yo...? No recuerdo...

—Ciertamente, yo sí recuerdo que lamentabas no haber tenido una oportunidad de enfrentarte al monstruo antes de que arrestaran a Hagrid —dijo Snape —. ¿No decías que el asunto se había llevado mal, y que deberíamos haberlo dejado todo en tus manos desde el principio?

Lockhart miró los rostros pétreos de sus colegas.

—Yo..., yo nunca realmente... Debéis de haberme interpretado mal...

—Lo dejaremos todo en tus manos, Gilderoy —dijo la profesora
McGonagall—. Esta noche será una ocasión excelente para llevarlo a cabo. Nos aseguraremos de que nadie te moleste. Podrás enfrentarte al monstruo tú mismo. Por fin está en tus manos.

Lockhart miró en torno, desesperado, pero nadie acudió en su auxilio. Ya no resultaba tan atractivo. Le temblaba el labio, y en ausencia de su sonrisa radiante, parecía flojo y debilucho.

—Mu... muy bien —dijo—. Estaré en mi despacho, pre... preparándome.

Y salió de la sala.

—Bien —dijo la profesora McGonagall, resoplando—, eso nos lo quitará de delante. Los Jefes de las Casas deberían ir ahora a informar a los alumnos de lo ocurrido. Decidles que el expreso de Hogwarts los conducirá a sus hogares mañana a primera hora de la mañana. A los demás les ruego que os encarguéis de aseguraros de que no haya ningún alumno fuera de los dormitorios.

Los profesores se levantaron y fueron saliendo de uno en uno.

—Ron... — dijo Abril viendo la mirada perdida de su amigo — todo saldrá bien, recuperáremos a Ginny.

Ron fue rodeado por los brazos de sus amigos que intentaban consolarlo, pero esto solo aflojo el llanto que no quería demostrar.


Aquél fue, seguramente, el peor día de la vida de los hermanos Weasley, Abril, Harry, Ron, Fred y George se sentaron juntos en un rincón de la sala común de Gryffindor, incapaces de pronunciar palabra. Percy no estaba con ellos. Había enviado una lechuza a sus padres y luego se había encerrado en su dormitorio.

—Estoy segura que a McGonagall se le ocurrirá algo — dijo Abril intentando tranquilizar a los Weasley — Seguro que Dumbledore esta en camino, él no permitirá que le pasa algo a Ginny...

Ninguna tarde había sido tan larga como aquélla, y nunca la torre de Gryffindor había estado tan llena de gente y tan silenciosa a la vez.

Cuando faltaba poco para la puesta de sol, Fred y George se fueron a la cama, incapaces de permanecer allí sentados más tiempo. Abril les dio una sonrisa triste y un abrazo a cada uno.

Abril en Hogwarts: La Camara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora