Capítulo 10 // Voces

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Esa noche Harry y Ron irían a cumplir con el castigo, que McGonagall les puso por culpa de haber llegado en un auto volador.

Era muy tarde por la noche cuando Abril decidió escaparse con la capa de Harry y enviar una carta a su hermano, bajó las escaleras y cuando estába en la sala común vio a Ginny.

—Hola, Ginny — dijo Abril alegre — ¿Como estas?

—¿Por que lo dices? — dijo nerviosa y oculto su diario. Ella se veía un poco pálida.

—No... Por nada — respondió extrañada por su nerviosismo — ¿Vas a algún lugar?

—Oh, quiero algo de la cocina — dijo ella, Abril obviamente supo que mentía pero lo dejo pasar.

—¿No iras a ver a Harry verdad? — Ginny rápidamente quedó colorada y negó con la cabeza —Bien — le respondió — pero ten cuidado con Flich.

Ambas salieron y Ginny tomó un rumbo totalmente contrario al de Abril, esto la dejo pensando ¿Donde iría a esta hora? Pero supuso que no tenia autoridad moral para juzgarla, Abril se cubrió con la capa y puso rumbo a la lechuzería.

Al llegar se aseguró que no hubiera nadie antes de quitarse la capa y con un hechizo cerró la única puerta.

De su mochila sacó el pergamino, pluma, tinta y se puso a escribir.


Querido hermano:

Esta mañana uno brutos de Slytherin ofendieron a mis amigos y Draco Malfoy insulto a mi amiga Hermione muy fuertemente, le dijo: «Sangre sucia»

Así qué, como seguramente estas pensando, le apliqué algunos hechizos a él y a sus amigos, lo malo es que pueden ir con el abuelo Dumbledore y acusarme o se intentaran vengar, que es lo mas probable.

Y también eh tenido algunos problemas con mi varita, vibra al hacer hechizos y de alguna extraña manera siento que la varita puede explotar en cualquier segundo.

Intentare no hacer hechizos muy complejos con ella, pero dejando todo eso aparte, este segundo año esta siendo relativamente tranquilo, no hay magos sin nariz en cuerpos de profesores tímidos, ni nada por el estilo.

Te quiere y extraña, tu magnífica hermana menor.

Abril Grindelwald.


Venus que estaba picoteando un trozo de calabaza, voló hasta el brazo de Abril y le amarró la carta a su pata.

Ella se quedó viendo como su lechuza se perdía en la lejanía y se propuso a irse cuando Venus no era mas que un puntinto en la lejanía.

Abril se puso la capa volviéndose invisible y salió, después de un rato de caminar por los pasillos y pensar qué hechizos usar contra los Slytherin, se detuvo en una ventana para admirar la luna llena.

Que hermosa es, pensó Abril.

Y en aquel momento oyó algo, algo que no tenía nada que estar haciendo ahí.

Era una voz, para ella era normal escuchar voces en Hogwarts o en sus sueños, pero no era nada como lo que había escuchado antes, no era una voz conocida, no era la voz del árbol parlanchín ni la voz que escuchó en el bosque prohibido.

Era una voz capaz de helar la sangre en las venas, una voz ponzoñosa que dejaba sin aliento, fría como el hielo.

Ven..., ven a mí... Me vengaré... Deja que te desgarre... Deja que te despedace...Déjame matarte...

Abril en Hogwarts: La Camara SecretaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant