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Bastet

Comienzo a salir de mi escondite de poco a poco ya que él nunca me encontrara en Inglaterra, salgo a una cena familiar en un famoso restaurante que le pertenecía a un viejo amigo, aunque ahora lo maneja su hijo el cual nunca me conoció.

Cuando llegamos el mesero muy amable nos acompaña hasta nuestra mesa la cual había sido reservada hace unas pocas semanas. Una vez todos en sus respectivos asientos pasan a tomar nuestros pedidos.

- Madre, ¿Cómo se llamará ahora? Ya que no hemos hablado sobre el tema, nos gustaría saber –pregunta Jean ya que me encuentran rara por mi apariencia angelical.

- Esta vez solo seré Bastet Phoenix, prima lejana de su familia- susurro una vez nos entregan lo pedido.

- Madre, ¿Estas segura de tu decisión? – me pregunta Logan mientras toca mi mano.

- Comencé a envejecer una vez me volví a acostar con Amun-Ra, pero como quiera ahora les tocara verme partir- digo cortando mi filete en pequeños cuadritos, cuando me llego un de esto a mi boca me dan unas tremenda gana de vomitar absolutamente todo y por ello corro hasta el baño de servicio.

Una vez ya no poseo nada en mi estómago, salgo para lavarme las manos y limpiar mi boca con abundante agua para que se valla ese malestar, observo como entran las esposas de mis hijos.

- ¿Te encuentras bien? –me pregunta Melanie la cual acaricia mi espalda.

- Si desea, ¿podemos irnos de aquí? – me sugiere Marian lo cual acepto porque no me siento nada bien.

- Nos vamos de aquí- susurro una vez estamos caminando fuera del baño – si desean pueden quedarse- agrego mientras salgo para tomar un taxi.

Cuando me subo en este, le dicto mi dirección para que me lleve en un abrir y cerrar de ojos, me comienzo a dormitar mientras el conduce y una vez me espabilo veo que no es esta la dirección de que le di.

- ¿Hacia dónde me llevas? – pregunto y este solo niega –no me lo dirás, lo harás por las buenas o por las malas –agrego y este se hecha a reír.

- Eres sumamente hermosa, no culpes a un hombre de pecar si hay tan buena comida servida- dice mientras prende la radio –tranquilízate una vez obtenga lo que quiero de ti, te dejare ir pero debes cooperar conmigo, y tranquila vas a gozar esto –agrega una vez se parquea en un camino olvidado cerca del mar.

- Nunca me culpes –susurro antes de darles algunas patadas desde atrás a su sillón el cual echa para adelante dejándolo casi sin aire.

Tiro la puerta de una patada al ver que estaba cerrada con seguro, salgo del auto más que molesta y una vez fuera voy hasta donde se encuentra y lo saco con tal fuerza que él se despierta por los cortes que sufrió su frágil piel.

- Te atreves a tratar de dañar a un dios, poco hombre- le grito mientras recupero mi verdadera estatura –sufre la ira de un dios –agrego una vez iba a aplastar su cabeza.

Pero él es más hábil y me clava en mi ante brazo una navaja, pero esta no lo salva de su cruel destino, termino aplastado por mi pie, me trasporto a mi santuario ya que no me he podido volver pequeña. Me saco esa navaja a duras penas y una vez que sangro me sorprendo, porque mi piel es tan fuerte que ni con un misil humano podrían lastimarme, soy un dios.

Observo como cae esa única gota y como va perdiendo su color plateado, hasta el color de mi sangre se irá perdiendo poco a poco, que dicha se volvió mi vida, deseaba morir, pero ahora no quiero que aquello se cumpla; puede ser que sea una vil cobarde, aunque siempre lo creí.

Escucho como suena mi teléfono y trato de contestar, aunque este se me callo de mis gigantes manos. Al final consigo contestar, pero no escucho nada de nada.

Piso ese infernar aparato hasta que me canso y creo una cama cómoda para poder descansar, una vez debajo de esas telas sueño con algo muy particular, un pequeño infante tan grande como su padre. Pero no le doy importancia a ese estúpido sueño ya que ningún mortal podría embarazar a un dios.

Abimael.

Ya han pasado dos meses en los cuales no sé nada de Bastet y es mejor así ya que tengo responsabilidades con mi familia, mi madre se volvió loca cuando supo que Lizzy está embarazada, aunque mi hermano se lo tomo un poco mal. A lo cual no le tome importancia porque al fin y al cabo solo quedan semanas para mi boda.

Mi bebe, si porque es un fuerte varón se llamará Adam Armet, un nombre en el que todos estamos de acuerdo, bueno, aunque mi hermana pequeña Aliah se casó con Adom algo que todos nos tomamos raro, pero bendije su unión y que por nada del mundo se separarían y que se amarían mutuamente. Porque note que estos tenían una maldición que arrastraban hace siglos.

Le tengo una sorpresa a Lizzy y es que compre una gran casa a las afueras de esta ruidosa ciudad para que criemos a nuestro bebe de la mejor manera y también ya decore su habitación con pelotas de futbol entre otras cosas. Salgo más temprano de la cuenta de mi trabajo para ir a tomar una ducha en la casa y esperarla con la cena preparada.

Una vez abro la puerta del departamento, me sorprendo al ver que en la mesita está el bolso de Lizzy y camino buscándola por toda la casa, aunque dejo de ultimo nuestra habitación, al ver que no está ni siquiera en la biblioteca camino hasta abrir la puerta de la habitación. Lo que veo detrás me deja atónito y con ganas de asesinarle.

- ¿No es lo que parece amor? –susurra y solo levanto mi dedo para hacerla callar y vomito todo lo que había comido en el día.

- Que no es lo que parece, te acuestas con mi gemelo –grito y él se levanta para colocarse algo de ropa, mierda observar esto hace que desee matarle.

- Hermano –dice este, pero lo interrumpo.

- Una pregunta, ¿Ese bebe que llevas en el vientre es mío? –pregunto y veo como comienza a llorar.

- Te lo iba a contar, yo nunca te amé siempre me intereso Ismael, pero al no tenerlo preferí estar contigo –suelta de pronto y me tengo que agarrar para no caer.

- No debías engañarme, sabias que tengo problemas, que casi no puedo dormir y me haces esto- grito mientras gruesas lagrimas salen de mis ojos - ¡yo te amo! –agrega mientras me derrumbo a llorar.

- Pero yo nunca lo hice, estaba contigo porque eres igual a tu hermano- me afirma una vez esta vestida.

- ¿Cuándo comenzó esto? –me atrevo a preguntar para seguir lastimando a mi corazón.

- En las vacaciones familiares, él estaba borracho y una cosa llevo a la otra – dice y yo me levanto para observarlos.

- Abimael tus ojos –susurra el tratando de acercarse a mí.

- Escúchame bien Ismael Armet, te maldigo hasta que mueras sin paz creyendo que has matado el corazón de tu gemelo- digo fuerte y claro – tu Lizzy Peatón te maldigo de esta manera, mi gemelo nunca te amara y ningún otro hombre lo hará, tu hijo será renegado de mi familia y mi hermano no lo aceptara como suyo, porque lo digo yo el dios que contiene la maldad de este mundo Amun-Ra –agrego para desaparecer de ese lugar justo delante de sus ojos.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora