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Tengo días aquí con mi padre, aunque el solo me dijo que no era mi hora todavía tenía miedo de que me mintiera para que no me preocupara por mi bebé, pero una vez lo puse al corriente de toda mi vida me dejo partir de regreso a casa.

Me despierto en mi templo y me observo dándome cuenta que me estaban preparando para momificar, saco mi lengua para ver si no fue cortada por Anubis; huelo mi cuerpo y veo que tengo una fragancia a fresas frescas lo cual significa que me dieron un día más para que ellos me vieran.

Camino fuera de este lugar ya que me dieron una oportunidad de regresar con mi hija no la voy a desaprovechar pensando en pendejadas. Me trasporto de regreso a mi casa y veo como muchas personas vestidas de negro se acercan a mis hijos y en una esquina se encuentra Abimael cargando a mi pequeña constelación.

Trasformo unas cuantas hojas en mi vestido negro para llegar a su lado y el al verme camina incrédulo hasta mi lado.

- ¡Oh! por mi padre Ra, ¿Estas bien? Te creí muerta hace apenas días –me pregunta besando mis labios de tal forma que casi no me deja respirar.

- Me encuentro bien, ahora- susurro una vez veo esa cara angelical de ojos totalmente verdes –tan hermosa mi pequeña Phoenix –agrego viendo como ella desea ir a mi lado.

- Le diste el nombre de esa constelación –murmura abrazando mi cuerpo mientras la tomo en mis brazos.

- Eres única pequeña –murmuro besando su cabeza y me giro para volver a besar sus labios mientras lloro de felicidad.

- Por eso ella estaba tranquila- chilla feliz mientras me carga en brazos para caminar conmigo hasta el interior de la casa- chicos su madre volvió –agrega gritando a todo pulmón en la cara de mis hijos a los cuales abrazo.

Abrazo a toda mi familia la cual me recibe con los brazos abiertos, lo cual me genera una gran alegría; ya que volví a casa junto a mis seres queridos. Después de que le mintiéramos a la gente diciendo que soy una prima lejana de la familia la cual se llevaba muy bien con la hermana de estos.

Una vez cae la noche camino con mi bebe hasta su habitación y me agrada la forma en que la decoraron para ella, tomo asiento en una mecedora que se encuentra en esta y trato de darle de comer de mi pecho.

Duro un rato hasta que lo consigo y esta me succiona toda la leche de poco a poco, una vez termina le canto una canción que alguna vez me canto mi madre, cuando está profundamente dormida la dejo en su cuna y camino hasta llegar a mi habitación en la cual me espera Abimael.

- Hoy fue uno de los mejores días de mi vida- murmuro acostándome a su lado.

- Te amo –susurra este antes de atraparme en un fugaz beso –tenía miedo de que no despertaras, sufrí estos pocos días que no tuviste a mi lado –agrega mientras agarra mi cintura entre sus manos.

- Estaba con mi padre, hablando sobre todas las cosas que me sucedieron- digo ocultando la otra moneda de la historia.

- Los demás dioses, vendrán a conocer a la hija de Amun-Ra –me informa mientras me quita esa tela de mi cuerpo.

- Sigues siendo un mortal- le recuerdo y este niega.

- Cuando recuperé mi libro, volvió todo a mí de nuevo, como si nunca me fui del valle de los dioses – me informa haciendo que mi cuerpo gira hasta quedar encima de él.

- Ámame –le pido y este asiente para devorar mi labio.

Una vez estoy desnuda veo como lucha por colocarse un condón, algo raro porque para un dios quedar embarazada acabando de tener un hijo es imposible. Me rio halándolo hasta mi para besar su cuello y bajar mi mano hasta amigo y acariciarlo hasta que el ruega para que entrar en mí, lo cual permito para comenzar un sensual baile de cual nunca me cansare.

Una vez llegamos a un gran orgasmo el me abraza hasta quedar profundamente dormido, uno al lado del otro como debió de ser siempre. A la mañana siguiente me encuentro con la sorpresa de que la pequeña está a nuestro lado agarrando mi cabello.

Ya que le puedo observar bien saco casi todos mis rasgos, solo con la diferencia de sus ojos que son iguales a los de su padre, pero es totalmente hermosa y más grande que ayer.

- Hola, bebe –susurro para besar su cabeza y esta ríe –quien es la cosa más linda de mami, a que la bebe lo es- agrego haciendo que quiera saltar, pero la tomo en brazos impidiéndoselo.

- Son unas traviesas –susurra Abimael, ya se me pego decirle así, mientras trae una bandeja de comida.

No había pensado en comida hasta que vi aquella bandeja y sin pensarlo la tome entre mis brazos para devorar todo lo que contenía y me excuso diciendo el simple '' tenía hambre'' y es verdad tengo un hoyo negro en mi estómago, como si nada me satisficiera. Le pido un poco más de comida y él se va a buscármela y aprovecho para darme una simple ducha acompañada de la nena.

Una vez termino salgo para secar mi cuerpo con la toalla y la agarro en mis brazos para crearnos unos conjuntos iguales, siento como alguien me llama, pero ignoro aquel llamado para seguir en lo mío. Salgo de la habitación para ir hasta la cocina y me encuentro con la sorpresa de que la casa está llena de gente y no gente normal.

Me inclino en más de una ocasión para saludar a los dioses que desearon salir para vernos, estos se asombran al verme de nuevo, tratan de llamarme de nuevo y cuando encuentro a mi nieta Julie le entrego a Phoenix para ir al lugar de donde me están llamando. Me sorprendo al estar en un hospital y ver a más de uno rezar por el hermano de Abimael.

Llego hasta el lado de Nefera y esta corre a abrazarme tanto que soy yo quien se aleja.

- ¿Qué sucedió? –le pregunte y esta niega llorando.

- Él se volvió así después de que Abimael muriera, le dijimos que nunca fue su culpa, pero no me quiso creer y mira como acabo – solloza casi sin dejar que atienda.

- Abimael, está conmigo en casa y con nuestra bebe - murmuro y sigue negando con su cabeza.

- El murió, se arrojó del puente Brooklyn hace casi tres meses – susurra mientras llora.

- Sabes que él es un dios, y uno fuerte –digo caminando hasta donde se encuentra los que me llamaron.

Lo veo postrado en una cama y cojo entre mis manos su carpeta para saber la causa de que este en ese estado, parálisis temporal en la vértebra, causa: accidenté automovilístico y alcohol en su cuerpo.

- Que te volvió tan miserables- susurro tocando su cabeza con mi mano y veo todo aquello que hizo en su vida.

Que sorpresa Lizzy si era una zorra y una de las grandes, está embarazada y tiene una maldición que no lo dejara ser de nuevo. Trato de remover la maldición que le otorgo su hermano, pero no se deja.

- El ya estará bien, me quede con la mitad de su maldición, pero como quiera, ahora se recuperará poco a poco- le dije y esta agradece besando mi mano.

- Podría volver a ver a Abimael, aunque sea una sola vez –me suplica y niego.

- Ya no tendrán contacto con él, jamás –digo mientras desaparezco para volver a casa.

Camino más que molesta de regreso a mi habitación y al ver que todo el lugar está lleno de los principales dioses solo me queda sonreír y caminar como un fantasma para que hoy no cumplan lo que prometieron hace siglos.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIDove le storie prendono vita. Scoprilo ora