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Me levanto confundida porque lo que viví hace pocas horas todavía no me lo creo, enserio el pequeño lo llamo de tal manera que el apareció delante de mí; aunque cambio un poco está más moreno y su cabello creció hasta sus hombros algo que le queda bien, ya que siempre me gusto de esa forma.

Otra cosa que también me gusto, fue que el me volvió a reclamar como suya, aunque esta vez lo hice escoger a una de las dos. Gane este asalto, aunque creo que lo hizo por su hijo. Lo cual me desanimo por completo.

Fue raro al ver como reaccionaron mis nietos al verme transformarme en pantera, aunque le estaba enseñando a adoptar formas de animales fáciles.

Una vez ya he cenado y a punto de dormir trato de hablar con él, aunque a cada rato me lo niega y solo quedan días por así decirlo para que este aquí conmigo, trato de convocar a los dioses para que sepan del milagro del nacimiento del primer hijo de Amun-Ra. Pero como siempre nunca nadie va a mi llamado.

Ya se me ha ido toda la esperanza de que me vuelvan a reconocer como una igual, por ello ya ni los llamo, aunque me gustara que reconozcan a mi hijo como su igual.

Ya he dejado todas las cosas que poseía en este mundo a mis seres querido, aunque una vez protegí al faraón Ramsés y a su consorte Nefera, los padres de Abimael ahora. Disfrute hacerle la vida imposible al hijo de la maldita de Isis, aunque ahora la sigo atormentando haciéndole creer que mato a Ramsés algo que nunca ocurrió; pero la mente humana es fácil de manipular y más si es para mi favor.

Escribí por así decirlo un pequeño testamento para mis hijos a los cuales le dejo todos mis bienes, a mi pequeña constelación le dejo a su padre, este sabrá como cuidarlo.

Entre ratos cambio de forma y tamaño lo cual hace que me duelan todos los huesos uno por uno, haciendo que él sea un gran guerrero por soportar dicho dolor. Regreso faltando días para que Phoenix nazca le puse este nombré por aquel regalo que él me regalo una vez nos casamos.

El me espera en el frente de la casa y al verme camina para recibirme y me regala un beso el cual no rechace porque me hacía falta.

- ¿Mi pequeña está bien? – me pregunta y yo solo trato de llegar al mueble por el fuerte dolor que tengo.

- Es hembra, ella nunca me quiso decir- susurre mientras le hago seña a Logan de que venga –tráele algo de tomar a tu madre- agregue solo para que el escuche.

- Pensé en que sería genial, que nuestra hija se encargue de las constelaciones como aquel regalo y se llame Amfit como mi madre – me informa y asiento para tomar el agua.

- Necesitare ayuda para dar a luz y ningún dios me está respondiendo, entonces deberíamos ir a un hospital – agrego, pero este niega.

- En esta casa ya han venido dioses a cuidarte, pero tus hijos deberán irse para que no vean aquello- suelta de pronto y se gana una mala mirada de parte de Jean.

- Mire señor queseyo, mi madre siempre me hablo de usted, pero no le guardo nada de respecto así que me quedare hasta que mi hermana nazca- dice más que enojado Logan.

- No quiero que estén aquí cuando nazca, vallan con sus familias y vuelvan a la mañana siguiente –agrego para caminar hasta la habitación.

Una vez en mi cómoda cama trato de tener un sueño sobre mi futuro, pero todos terminan en lo mismo, solo con mi muerte; que idiota fui al pensar que podíamos tener una vida normal después de que le arrebate su corazón algunas veces pienso que el volvió conmigo porque ya no tiene a nadie y no porque me amara. Siento hundirse la cama y cierro mis ojos para simular que duermo.

El acaricia al bebe desde mi vientre y habla con ella muy animadamente, lo cual hace que se me salgan algunas lágrimas siento como el sube sus manos hasta acariciar mi rostro y besar mis labios.

- Te amo Bastet – susurro antes de seguir besando mis labios y yo le respondiera con la misma intensidad.

- ¡Ahhh! –grito de dolor cuando siento como ella me desgarra el vientre.

- ¿Estás bien? –pregunta parando sus caricias y viendo como me encuentro.

- Ella quiere salir –murmuro mientras trato de aguantar.

Veo como entran algunas curanderas las cuales al verme corren a ayudar, veo como Amun-Ra vuelve la habitación algo amplio para mí, pero en vez de crecer tomo la forma de una pantera negra a la cual ayudan a dar a luz de dicha forma, una vez que ella se encuentra fuera de mi vuelvo a mi forma pequeña derrumbándome en la cama.

Veo como la carga en sus brazos mientras yo lucho para no dormir y aunque sea llegar a tocarla, pero mi sueño es tan grande que termino rendida a este.

Me levanto al rato o fueron años de verdad no se te decir estoy en un lugar que jamás vi, veo a un pequeño jugar con una hermosa mujer de cabello abundante negro, trato de acercarme, pero esta no lo permite.

- Nunca veras algo tan hermoso, como cuando era pequeño- me susurra algo a mi lado- todos creían que el moriría, pero me confirmo que nunca seria si –agrego haciendo que la mire y esta señora tiene el color de sus ojos.

- ¿Por qué me encuentro en este lugar? –pregunto, pero niega y me hace caminar.

- Todos los dioses al morir regresan al Thuat, pero como era una humana vine a mi propio lugar y tu llegaste aquí porque también fuiste una aberración que Ra nunca permitiría en el Thuat – me susurra cambio de lugar.

- El pequeño es Amun-Ra y usted es Amfit la madre de este- murmuro y ella asiente.

- El me asesino por el simple hecho de nunca haber querido a su padre- murmura llevándome a otro lugar –como puedes observar amaba a otro hombre y su padre me obligo a tenerlo, mi amor acepto aquello porque nunca tuvo la fuerza para matarle, pero yo nunca lo pude aceptar –agrega mostrándome la cara de su amor.

Este se parece demasiado al hombre con que alguna vez choque en el parque de Nueva York mientras hacía ejercicio y cada una de esas imágenes se reproducen en mi mente haciendo que recuerde la pieza faltante de mis recuerdos.

- Seth – murmuro para mí.

- Le conoces, un dios perfecto pero impredecible – dice más que alegre –por mí se encargó de arrancarle el corazón a esa maldita abominación –agrega más que alegre.

- Yo le mate en aquel tiempo, pero ahora le protejodigo más que enojada – me largo de este lugar, loca- agrego largándome de aquel lugar.

Camino hasta salir en un lugar soleado y lleno de vida, sigo mi caminata admiranda toda la belleza del lugar hasta que me topo con un gran hombre el cual pesca en ese rio de sal.

- Mi hija, creí jamás volver a verte – susurra mi padre Osiris.

- Ni yo que me recibieras en el Thuat- murmuro incrédula y más cuando él se gira para abrazar mi cuerpo y tengo deseos de alejarme de él.

- Tu no llegaste de visita, pero tampoco te puedes quedar, eso está más que claro –susurra guiándome hacia otro lugar.

- ¿Estoy muerta? –pregunto ya que si lo puedo tocar.

- No, con los años he recuperado parte de mi forma física –murmura para si –tu hija me perdonara si te retengo un rato aquí, conmigo –agrega invitándome a su palacio.

- La madre de Amun-Ra es una maldita –digo y el asiente.

- Ella nunca lo amo, solo utilizaba su poder para tratar de matar a Ra –me cuenta –que son esos harapos que cargas y esa forma que adoptas, cambia todo –me pide.

Mientras voy caminando me voy volviendo grande y cambio a mi forma original de cabello plateado y grandes ojos grises casi blancos con una proporción adecuada de mi cuerpo.

- Mucho mejor – murmura alegre.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIWhere stories live. Discover now