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Lloro por largo rato y su hijo se queda observándome con plena lastima, soy patética lo sé, ni siquiera a mi hija puedo proteger, estoy frustrada. Sigo mi camino hasta llegar a las puertas del valle de los dioses, primera vez en siglos que me dejan volver.

- Nombre –pide uno de los guardias que custodian la entrada.

- Bastet diosa del amor y el hogar- susurro y me sede el paso.

- Tu nombre –murmura a mi acompañante y este me regala una mirada amenazante.

- Es mi esclavo, es confiable – digo fuerte y claro y estoy asienten.

- Así mismo querida Bastet –me susurra Amber una vez estamos dentro del reino de Ra.

Se me había olvidado lo brillante que era este lugar, tan perfecto, un paraíso de oro, tomo una carosa de palomas las cuales me elevan por los aires, observo todo desde los cielos y vuelvo a tomar mi tamaño original dejando mi cabello suelto y cubriendo mi desnudes con unas grandes mantas.

- Con razón padre está fascinado contigo, eres perfecta –susurra el idiota este que me acompaña.

- No me interesa lo que pienses, mejor te callas –le recuerdo agarrando su cuello –no te gustaría caer desde esta altura –agrego tirándolo de vuelta a su asiento.

Una vez la carosa desciende cerca de su castillo me bajo para seguir mi camino, una vez llego a la puerta veo como el sale en compañía de sus lacayos.

- ¿Dónde estabas? –pregunta notablemente preocupado.

- Ahora bien –susurro más para mí - ¿mi bebe? -pregunto caminando hasta dentro para buscarla, una vez la veo al lado de una mujer corro hasta ella y le aplasto la cabeza hasta que se vuelve papilla, tomo a mi bebe en brazos la cual llora por tener su cara llena de sangre –mami lo siente, mami lo siente –repito para que se tranquilice.

- ¿Qué carajos paso? –me pregunta y le hago seña para que calle.

- No quiero a nadie cerca de mi hija, quedo claro –le murmuro alejándome de él.

- Sigues molesta por lo de esa vez, comprende no quiero volver a alejarme de ustedes –me susurra acercándose hasta tenernos en sus brazos –las amo, son lo mejor que me ha sucedido –agrego.

- Te amo Abimael –susurro para los dos.

Salimos de ese lugar para acostar a la dormilona Phoenix en nuestra habitación, invoco a mi escorpión gigante y a unas panteras para que cuiden a mi hija mientras escribo algunas cosas.

- ¿Hacia dónde vas? –me pregunta el estúpido de Amber –matar a esa esclava no hizo la diferencia, aquí todos son traidores ¿recuerda? –agrega.

- Piérdete de mí vista –le susurro entrando a la biblioteca de Abimael, una vez dentro le cierro la puerta en la cara –púdrete idiota –agrego.

Me siento en el mueble que siempre utilizaba para escribir ese libro y observo la gran esfera con forma de la tierra donde me muestra los puntos dorados donde me dice quienes encontraron a el amor de su vida, todo seguirá igual el este o no. Debo decidir dejar morir a mi hija o matar a su padre.

Agarró papel y una pluma de avestruz para escribir una disculpa a todos aquellos que me volverán a odiar por volver a matar a su ser perfecto, una carta para mi hija que se ira de mi lado una vez sepa que le di muerte a su padre de nuevo, es tan lamentable que tenga que terminar de esta manera.

Lloro en silencio mientras escribo cada palabra que deseo que el conozca, al final nunca fui perfecta. Lo amo demasiado pero mi hija es mi debilidad; cuando termino invoco a una paloma usando mi voz y le entrego las cartas y le doy el mandato de cómo serán entregada. Mi voz se quiebra con cada palabra.

Cuando me siento mejor y ya no tengo mis ojos rojos salgo para caminar hasta la cocina donde se encuentran un gran grupo de esclavas a las cuales pido que preparen un gran banquete para celebrar que volvimos a casa e invitar a cada uno de los dioses.

Regreso a mi recamara para arreglar lo que me pondré en la noche, de verdad espero que mi madre asista para que por lo menos conozca a su nieta. Me baño en la gran tina la cual tiene aguas traídas desde el rio Nilo, cuando termino hago que la naturaleza me vista de manera apropiada y voy en búsqueda de mi hija.

Le baño y visto para la ocasión y juntas salimos en búsqueda de su padre al cual vemos hablando muy animado con Amber.

- Cariño – llamo captando su atención para entregarle al bebe –me cuidas a Phoenix un rato, mientras hablo con mi esclavo –agrego dirigiéndole una mirada asesina.

- Estamos hablando, será un momento, después ira a tu lado –dice besando la frente de nuestra nena.

- Lo necesito ahora –murmuro y este asiente para inclinarse hacia Amun-Ra.

- Señor, si me disculpa –dice este con una sonrisa ladina –hablaremos en la próxima ocasión- agrega antes de seguirme mientras camino de regreso a la parte trasera del palacio.

Lo agarro por el cuello estrechándolo en la pared, lo miro directamente y lo maldigo con estas palabras.

- A llegado la hora en que pagues por tus pecados, soy Bastet la diosa del amor y por ello te condeno a vivir la eternidad sin amor, soy la diosa del hogar el cual jamás tendrás, te maldigo hasta que mi hija te pueda perdonar por lo que tú y tu padre me están obligando a hacer –murmuro cada palabra con puro asco a su persona.

- Ves que me importe –ronronea molesto –que es peor que matar a la persona que amas por salvar a otros que te van a odiar –agrega riendo sabiendo que eso me lastima.

- Lo matare hoy, encárgate de que a la hora de ir a dormir tenga la daga en mis manos – digo neutra soltándolo –recuerda cuando te entregue su corazón corre y nunca mires atrás –agrego desapareciendo entre los pasillos.

A la hora de la cena llego al lugar esperando ver a alguien, pero solo me encontré con mi esposo y mi hija la cual me recibe con una gran sonrisa, me acerco hasta ellos para regalarles unos cuantos besos, pasamos la velada de forma agradable y una vez terminamos yo me encargo de ir a acostar a Phoenix.

Le cuento una historia muy diferente de lo que vivimos su padre y yo y de cómo termine así, enamorada hasta los huesos de él, una vez está dormida me acerco para besar su mejilla y despedirme de mi amada bebe ya que jamás me volverá a ver y así es mejor, deseo que crezca con todo el amor que me brindaron mis padres.

- Adiós mi amada constelación –murmuro antes de salir de su habitación y dejarla al cuidado de mis mascotas.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIOnde as histórias ganham vida. Descobre agora