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Regrese a casa de mi padre después de estar siglos sin venir, traje conmigo su cuerpo ya que la despertare, conservo conmigo la daga que utilizo para matarse.

Comienzo a leer cada libro que se encuentra en la biblioteca de mi padre para buscar una manera de traerla de regreso. Veo como todos los dioses viene y adornan una hermosa cama de flores solo para ella, cada uno de ellos la consideran un héroe porque aquí, nadie hubiera hecho lo que ella hizo por mí, al final ella pago por el pecado que cometí cuando era pequeño, el cual fue matar a la mujer que me dio la vida.

Paso una semana y ninguna de las cosas que hago parecen funcionar, me estoy volviendo loco solo por no tener cerca su perfume o que me diga que me ama tantas veces como ella solo lo hacía.

- Hijo duerme un rato, esta tarde vendrá Anubis a envasar su cuerpo, es hora de que parta para estar junto a su padre –me informa mi padre.

- No, te prohíbo mover su cuerpo, yo la traeré de vuelta solo dame tiempo –susurro, pero este no me hace caso.

- No tienes nada que diga que ella volverá –me grita y en ese instante entra un esclavo con cara de preocupación.

- Mi señor ha llegado esto, de parte de la diosa Bastet –dice fuerte y claro y yo corro para tomar la carta entre mis manos.

Me apresuro a abrir la primera carta.

Mi amado Amun-Ra, Abimael como desees que te llame, te amé desde esa vez en la cual te arrancaba el corazón y tu solo me miraste y aceptaste que hiciera contigo lo que deseara. Te amé más cuando te sentí en el antiguo Egipto y me enamoré de verdad cuando dijiste mi nombre cuando tan solo era un pequeño de tres años.

Supe que nunca escaparía de ti, te encontré de nuevo y deseé tener un futuro a tu lado, te amo y amo la familia que creamos, pero me dieron a elegir entre tu vida y la de nuestra hija. Y prefiero entregar la mía para que ustedes se encuentren bien.

La daga con la cual me quitare la vida la creo mi primo Anubis, habla con él, él te dará consuelo, porque durar tanto tiempo con él me enseño que él siempre tiene un haz bajo su manga y ante todo cuídate y cuida a mi pequeña constelación.

Firma: tu amada esposa Bastet.

La otra venia en dirección a nuestra hija y por ello camino hasta llegar a su habitación, la veo jugando con una esclava y le hago seña para que salga y me dé un momento con mi hija, esta obedece.

Tomo a Phoenix entre mis brazos y camino con ella hasta una pequeña silla que tiene en su cuarto para sentarme con ella encima de mi pecho. Abro la carta para comenzar a leer en voz alta.

Mi amada Phoenix, no sé cómo escribirte esto, me duele tener que decirte esto en una carta. Espero que ahora seas una diosa respectada y ante todo hermosa no sé cuántos años han pasado y si me recuerdas.

Tienes que saber que te amo ante todas las cosas y lo que hice fue para que puedas tener una vida al lado de tu padre y seas feliz y conozcas a alguien que de verdad ames para que te cases con él y formen una hermosa familia.

Come vegetales, limpia tu habitación y sea amable, trata a todos como iguales y nunca sufras por mi partida.

Te ama desde el fondo de su corazón tu madre.

Lloro en silencio mientras mi hija se alegra por oler el perfume de su madre, una vez esta se queda dormida la dejo en su cuna y salgo de casería. Un maldito me debe su cabeza.

Invoco mi libro para comenzar a llamarlo, aunque me tarde semanas en traerlo, yo lo traeré hasta aquí, pasan tres días y sigo en la misma posición sin moverme y diciendo estas palabras.

Aquel que mato a su hermano y trato de robar a su mujer, deberá pagar por todos sus crímenes y por eso yo el Dios de la oscuridad Amun-Ra te invoco para que pagues por tus crímenes, Seth.

Veo como llega Thot el Dios de la sabiduría acompañado de su mujer e hijos los cuales se acercan para rezar conmigo, a quinto día mi padre me ayuda y por ello lo vemos venir con su típica sonrisa ladina.

- Tanto me buscabas que al final, decidí venir a ti- ríe señalándonos a todos.

- Eres patético, chacales llévenlo a mi prisión de fuego –dice mi padre y estos asienten para tomarlo en sus manos.

- Fuiste tú quien me robo a lo que más amaba la primera vez, te mato lo que amas, ¿Qué se siente no despertar a su lado cada mañana? – me pregunta riendo –la mate al final la mate y esta halla sufriendo sola- agrega riendo como un crio.

- ¿Dónde está? – me atrevo a preguntar, pero este niega riendo y mi padre hace seña para que lo saquen de nuestra vista.

- Agradezco que hayan venido a ayudar a mi hijo –reclama mi padre en forma de gozo.

- No fue nada nuestro señor –se inclinan para caminar fuera de ese lugar.

- Mi señor, Anubis el Dios del Embalsamamiento ha venido desde muy lejos para cumplir su orden – informa un esclavo y mi madre asiente.

- No me harás esto, no a tu único hijo –le reclamo y este me ignora para seguir su camino, una vez me levanto caigo de lado porque no tengo fuerzas suficientes.

Me ayudan a levantarme y grito de impotencia al saber que nunca la veré, le digo que me lleven hasta donde se encuentra el cuerpo de mi mujer y estos cumplen la orden. Veo de lejos como Anubis inspecciona su cuerpo y el mismo retrocede.

- Mi daga –grita desesperado –ella se clavó mi daga –vuelve a gritar como loco. Trato de correr a su lado, pero mis piernas no me dan para más.

- Es tuya, la tengo en mi alcoba –murmuro una vez me senté cerca de el –enviaré a una esclava a buscarla –agrego haciéndole seña a la mujer mayor que se encontraba cuidando a mi hija.

- Ella solo esta dormida, lo supe al ver su herida –dice caminando de un lado a otro –yo cree esa arma cuando era infante y ella me ayudó a crear el castigo de dormir en un lugar de tinieblas, sin compañía, y sin poder ir al Thuat –informa una vez tiene la daga entre sus manos.

- Ósea tu propia prisión, ella debe estar sufriendo afirmo más que nervioso al saber que ella sigue aquí conmigo.

- Yo la enterré en una jaula de leones, porque una vez te la clavan debes sacrificar a alguien por su alma –dice negando –sería la razón por la cual cometió suicidio –agrego.

- Tu padre la obligo –le digo y este abre sus ojos negando.

- Solo yo puedo traerla y no soy quien para matar a mi padre –dice saliendo de la estancia.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora