Capítulo 2: Nuevo Integrante

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Yildiz POV

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Yildiz POV

La mirada desafiante y poderosa que se atrevía a entregarnos con su único ojo ese chico, era fabulosa. No le temblaba el pulso, no tenía miedo, sólo podía transmitirme — o mejor dicho, transmitirnos a todos los presentes — como en su mente quería ver el mundo explotar y sobre todo que todos los salvadores se quemaran en el infierno por lo que estábamos haciendo con su adorado grupo de porquería.

La sonrisa no se me podía quitar del rostro, y mi padre estaba de la misma manera. El hijo del sheriff merecía un lugar en el santuario. Era frío, calculador, macabro, contenía una carita de ángel prodigio de ser la máscara de un demonio de tazmaña. Aunque era jodidamente impulsivo, un pequeño defecto que deberíamos arreglar con el tiempo suficiente que se mantenga bajo nuestra custodia.

Eleve mi mano libre, haciendo un chasquido con los dedos, mis ojos no se apartaron del ojiazul que me observó con plena confusión ante mi actuar. Mordí mi labio al escuchar como los pasos de nuestros hombres se aproximaban cada vez más a nuestra cercanía y las armas era que sostenían entre sus grandes manos eran alzadas para largar fuego sin alguna duda.

— Escucha chico, todo iba bien hasta que se te ocurrió esta estupidez — rodee los ojos para clavarlos en la tierra fría y largue un leve suspiro, dando un pequeño sube y baja con mis hombros — Pero... ¿Sabes qué? — volví con mi mirada verdosa hacia él — ¡Te ganaste un lugar en este maravilloso reino donde tus míseros pies tocan suelo!

— Yo no me iré con ustedes. — aseguró entre dientes, haciendo que frunciera los labios y alzará mis cejas.

— Okey... ¡Dispárenle a todos! — ordene y los disparos se hicieron audibles junto con gritos de por medio.

Ante el volteo sobrecargado de sorpresa y temor por parte del hijo del sheriff, mi progenitor echó su anatomía hacia atrás para alejarse y hacerse a un lado del arma de fuego amenazante que anteriormente lo acechaba, dándome el pie de entregarme a Lucille con la intención de golpear al muchacho castaño para que soltara la pistola que contenían en sus manos y hacerlo que caiga al suelo con un dolor seco al igual que ardiente.

Dos salvadores de inmediato se acercaron para atarle sus muñecas, su estado de shock y rabia ante la trampa que había caído recientemente no definían sus sentimientos con claridad en ese momento. Cuando decrete que las balas fueran utilizadas para un fin macabro, su lugar donde abollar y crear un profundo agujero se implementó en el suelo cercano a donde habitaban los zapatos de todos los arrodillados, logrando un momento lleno de pánico y — peor aún para el asesino serial — , un ambiente de muerte falsa. Escuchaba sus gruñidos de furia desde su posición biquibaja y una mirada penetrante que lograba captar salir fuego de ella.

— No... no le hagan daño... — expresó casi temblando como una gelatina el gran y cobarde líder que nos había jodido la vida durante meses.

El rey de este santuario hizo una caminata muy serena hasta el arma solitaria y se agachó levemente para recogerla, su sonrisa no se alejaba de sus labios a pesar de tener una mirada oscura. Observó aquella pequeña pero mortal pistola, relamiendo sus labios para acercarse al sheriff y enseñársela.

LA HIJA DE NEGAN || The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora