Capítulo 8: Y ahora... ¿Quién eres?

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Yildiz POV

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Yildiz POV

Los gritos y llantos de los Alexandrianos regresaron a ser los anfitriones de la fiesta al ver la figura de uno de los suyos caer al suelo a pesar de haber estado unos minutos anteriores arrodillado en el asfalto. Mi golpe había sido tan duro y seco, que la sangre brotaba con violencia en el cuero cabelludo del joven hombre que me suplicaba la detención de mis actos con su fino tono de voz, pero que con toda mi frialdad ignoraba, porque al contrario de él... lo estaba disfrutando.

— ¿¡Por qué demonios lo hiciste, Shane!? — gritaba con odio y frustración el líder del lugar, ido totalmente tanto en su caminar como en su mirada — ¡Lo conoces, sabes lo importante que es para todos aquí!, ¡Detenla!

Pero con toda la indiferencia del mundo, Walsh no cruzaba siquiera alguna mirada para contestarle. Solamente se dedicaba a observar con sus manos sobre sus caderas y con el peso de su cuerpo apoyado en la pierna derecha como el asiático intentaba levantarse con la poca fuerza que sostenía entre sus manos.

— Este tipo te trajo al campamento y de ahí comenzaron los problemas, tú siempre fuiste el problema de todo Rick. — Su mirada se alzó para esta vez enfrentarse a él — tus decisiones te van a llevar al abismo tarde o temprano.

— Basta... — se escuchó por lo bajo, provocando que todos prestáramos atención hacia el suelo.

Causándome una gran sonrisa y sorpresa al verle el rostro a la víctima señalada por aun tener poderíos para suplicar, encontrándome con su cráneo casi destrozado y su ojo colgando por su rostro. Volteando a ver a mi padre, que reía ante la escena junto los demás salvadores, arrimándose para agacharse y verlo más de cerca.

— Carajo... — susurró mostrando su dentadura.

Prosiguiendo por elevar su mirada hasta el resto que no dejaba de esparcir lamentos por toda la zona, queriendo actuar pero a la vez inmovilizados e inoperantes en lograr alguna maniobra, más aun reconociendo que si tan solo seguían metiendo la pata podrían pagar el doble del precio que justamente ahora estaban sufriendo con creces. Me limpié la sangre que había manchado mi preciado rostro, colocando el bate en mi hombro por unos minutos para relamerme los labios y con mis ojos verdes buscar la mirada de Carl Grimes que estaba en el suelo completamente shockeado pero con dolor ante las muecas que realizaba y las intensas ganas de llorar que profesaba. Aunque peor estaba Daryl Dixon, que entre cuatro personas debían sujetarlo para dejarlo en su lugar ante los inmensos deseos de matarnos a todos aquí.

¿Tanto dolor les daba un simple coreano?, ¿Qué tenía de especial este tipo?

— Miren, pensé que ver al asesino serial sin su maldito ojo era impactante, pero esto... — negó, señalando al rostro del herido y agachando la mirada — ¡ESTO ESTÁ DEL PUTO ASCO Y A SIMPLE VISTA ES MAGNIFICO!

Regresó a remontarse en su postura normal, colocando su mano sobre mi hombro para que crucemos miradas y su dedo índice que se encontraba cubierto por su guante negro tocara mi nariz suavemente, entregándome una sonrisa. Pero tuvimos que omitir aquel momento donde nuestra relación estaba arreglándose muy delicadamente para escuchar a la victima de nuestra presencia.

LA HIJA DE NEGAN || The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora