¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━ ❛ RAGNAROK XIX ❜ ━━━
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Thor.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀Mi cuerpo se estremece cuando una perceptible sensación de dolor reverbera en mi sangre. Me duele el cuerpo, también la cabeza... pero hay algo más. Sé que no estoy despierto porque, por algún motivo en particular, también me siento... ido. Como si realmente no estuviera aquí, pero sé que lo estoy. Lo sé porque recuerdo bastante bien lo que me noqueó: Banner, Hulk, la arena, Sakaar, eso. Lo recuerdo. Pero pasa que no he podido abrir los ojos aún. Y mientras no despierto, mi mente se revuelve, vehemente, haciéndome soltar varios alaridos. Lucho contra el entumecimiento, empujo para no dejarme llevar por la oscuridad que se extiende delante de mí. Tengo que levantarme porque tengo que detener a Hela. Tengo que regresar a Asgard.
Pero... Padre ha muerto. Loki me ha dicho que Crystal también ha muerto. Yo estoy varado en medio del universo, prácticamente sólo, y mi hermana homicida quiere acabar con todo. Agh, Loki, ¿qué hiciste ahora?
Cuando recuerdo eso me falta el aire y quiero romper todo; abrir los ojos, destrabar los dientes y dejar salir la ira que hierve en mis venas. Por Odín, mi cuerpo duele. Mi espíritu se siente pesado y acongojado, como si algo estuviera presionándolo con tanta fuerza que quisiera hacerlo pedazos y reducirlo a polvo. Mi Crystal, me lamento en mi revuelta consciencia.
Entonces, mientras me concentro en esa sensación de pérdida, la negrura de la inconsciencia empieza a desvanecerse. Y soy capaz de escuchar algo, en la lejanía.
—¡Déjame salir! —solloza una voz, desesperada y entrecortada—. Por favor... déjame salir. ¡Me quiero ir, no me dejes aquí! ¡No, aléjate de mí! Déjame salir... déjame salir...
La nota de desesperación que encubre los gritos me da escalofríos, y estoy seguro de que la impresión que me causa habría sido menos impetuosa si acaso yo no hubiera reconocido ese desgarrador llanto de auxilio incluso en lo que parecía una lejanía.
De pronto me veo a mí mismo de pie en un vestíbulo oscuro, desolado y aterrador. No hay nada más que un par de luces que débilmente iluminan el principio y el final de unas largas escaleras, pero la voz no viene de ahí. La voz viene de un sitio aún más oscuro que esa entrada. Sigo el sonido de unos golpes secos y estruendosos, como si estuvieran dando puñetazos limpios a una pared, porque de ahí también proviene el llanto que cada vez se vuelve más perceptible. Me detengo en seco cuando la veo.
