Capítulo 14 (pt2)

115K 10.9K 6.2K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Bajo unos cuantos escalones. Me acerco al borde y me recargo en el barandal. No suelo venir aquí, pero es hermoso, tranquilo, es tan silencioso que puedo pensar, es como estar en el cementerio, pero este sitio es tan bonito que no merece la clase de pensamientos que me atormentan, fue creado para disfrutar, no para llorar las penas.

El río Connecticut se extiende frente a mí, las luces del cielo se reflejan en el agua, crean un cuadro mítico, son estrellas en aguas oscuras. Me quedo quieta para contemplarlo y respiro la brisa fresca de la noche.

Una vez más me invade esa sensación que me erizó los vellos de la nuca más temprano, sé que es él antes de que hable.

—Cuando era adolescente venía todas las noches —dice a mis espaldas.

Miro por encima de mi hombro, ahí está él, mirando al frente. Me permito analizarlo, solo porque no se dará cuenta. Trae puesto lo mismo que estaba usando afuera del auditorio, una camisa blanca arremangada y una corbata azul marino, alguien debería decirle que no combina con ese pantalón negro de vestir, pero es tan atractivo que no importa, se ve bien... ¡Mentira! Se ve como un hombre sexy de negocios que acaba de salir de trabajar.

—¿Por qué?

—Porque podía apartarme del mundo, fingir que no existía.

Lo entiendo.

Se detiene a mi lado, se inclina hacia adelante y pone los codos en la barandilla. Asiento, aunque no me está prestando atención, pues está perdido en el paisaje. Repaso su perfil antes de desviar la vista. Es apabullante la atracción que siento, me asusta un poco porque sé que no solo es por su cara bonita, algo me dice que está roto, y algo me pasa a mí con las personas que necesitan ser rescatadas, me recuerdan a una niña pelirroja que quería que alguien la amara.

—¿Por qué me mentiste? —pregunta.

Giro al cabeza para mirarlo con el ceño fruncido.

—¿De qué mierda hablas? Yo no te dije mentiras.

—Dijiste que vendrías con alguien

—Y vine con mis Ushio, Avril y Rome, ¿no?

Deja de prestarle atención al río para enfocarme, se despega de la baranda y da un paso hacia mí, su pecho se pega a mi costado. El aire corre, lucho con las ganas de cerrar los párpados para deleitarme con su colonia.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora