Capítulo 36

93.2K 10.5K 5.6K
                                    

Un capítulo para celebrar con ustedes mi cumpleaños que es hoy :D

Lxs amo mucho 

Lxs amo mucho 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Estoy sentada en un sillón individual de cuero que hace ruido cada vez que me muevo, las palmas me sudan y no puedo sentirme más ansiosa. No es la primera vez que vengo, ya van dos semanas y no he avanzado, me encuentro en el mismo lugar oscuro y solitario de siempre.

La última vez que vino mi padre me preguntó cómo iban las terapias, no pude responderle, en su mirada vi preocupación y eso no puedo soportarlo. Me gustaría decirle que no tiene de qué preocuparse, pero no estoy segura de que sea verdad y no quiero mentirle ni hacerle promesas que tal vez no podré cumplir. Llevo años así, en un constante limbo, no recordar ni saber qué es lo que te lastima es como andar en la cuerda floja, sumergirse en agua turbia. Quiero con todas mis fuerzas arreglar mi cabeza, arreglar todo lo que está roto, solo que... Me aterra que nunca nada sea suficiente, que mis esfuerzos no sirvan. No quiero ilusionarme y perder porque esta vez no lo soportaría.

La psicóloga está frente a mí, esperando que responda las preguntas que hace, se quedó en silencio en las sesiones pasadas, esperándome, sin embargo, sigo en pausa, sin poder hablar.

—Quiero que seas sincera, ¿por qué estamos aquí? —pregunta ella.

Respiro hondo y suelto el aire.

—No sé.

—No sabes... —Prueba mis palabras—. ¿Quieres estar aquí?

No estoy segura, yo... Simplemente no lo sé.

—La verdad es que no.

Vivian asiente como si entendiera lo que estoy diciendo. No quiero estar aquí, me gustaría que todo fuera más fácil. Se levanta con esos movimientos gráciles a los que empiezo a acostumbrarme y abre la puerta.

—Entonces puedes irte —suelta, para mi sorpresa. La miro perdida, confundida—. Nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres, si no estás dispuesta a venir a terapia y a comprometerte con esto por ti, por tu bienestar, no hay mucho que yo pueda hacer.

Hace una seña con la mano, invitándome a salir del cubículo. Evado su mirada inquisitiva y me encojo en el sofá, me siento pequeñita. Miro fijamente mis manos, mis dedos entrelazados sobre mis muslos.

—Tengo miedo —susurro.

—¿A qué le tienes miedo?

—A intentar y no lograrlo, me aterra estar manchada, que eso no se borre con nada.

—¿A qué te refieres con estar «manchada»?

Alzo la cabeza de manera abrupta y hago una mueca.

—¿No es obvio?

—No para mí.

La miro como si estuviera loca. Pero termino suspirando y regresando la vista a mis dedos.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Where stories live. Discover now