Capítulo 8: Los sentimientos más puros

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Visitar a su querido amigo le hacía feliz. Sabía que a Nie Minjue también le alegraba, pues era una de las pocas personas receptoras de sus sonrisas sinceras. Desde la muerte de su padre, Minjue se había vuelto serio, aún más rudo, pero sobre todo excesivamente sobreprotector con su hermano menor.

—Quiero agradecerte que hayas cuidado de Huiasang todos estos años que estudió en tu secta. —Hizo el geste formal.

—Hermano mayor, no tienes porqué agradecerme. Sabes que siempre fue bienvenido. —Respondió el joven Lan.

—Sobre todo, porque demoró tres años en pasar el curso. —Murmuró frustrado el alfa mayor.

Era vergonzoso, las habladurías que se tejían de su hermano. Estos chismes criticaban al omega por no ser fuerte como se espera de los Nie, o si quiera ser lo suficientemente inteligente para pasar el curso del maestro Lan. Por supuesto, ninguno se atrevía a decirlo frente a Minjue, pero los murmullos no podían ser apagados.

—Lo importante es que lo logró. —Intentó conciliar el menor.

—Comienzo a pensar que tu tío simplemente se rindió

El próximo líder Lan río ante el ceño fruncido de su amigo.

—Mi tío no es así. Realmente, Huaisang pasó sus exámenes.

—Seguramente por la ayuda de exámenes escritos, música y etiqueta, pero no de lo más importante. —Mencionó Minjue serio.

—Todos tenemos talentos diversos. Tu hermano tiene su propia vocación. —Le replicó de inmediato el Lan.

—Pero no es como alguien de la secta Nie debería. Eso está bien para otras sectas de estirados, no para nosotros. Omega o no, Huaisang debería de ser diferente. —Dijo firme el alfa.

—Eso dices, pero tú eres el primero en comprarle lo que quiere; desde libros para mayores hasta accesorios que estoy seguro consideras inútiles.

Minjue dio un respingo al sentirse descubierto. Era cierto, a pesar que siempre le regañaba por consumir literatura que solo distraía o accesorios que no eran para canalizar su energía espiritual, siempre terminaba regresando de sus viajes con algún presente para el menor. Siempre había sido así, desde que Minjue lo vio de bebe recién nacido. Cuando su hermanito le pedía algo directamente, le regañaba, pero internamente apuntaba muy bien lo que su hermano deseaba. Quizás era su culpa de que este fuera tan débil.

—Yo creo que deberías enfocarte en potenciar las habilidades que tiene.

El alfa mayor resopló. Bebió su copa de vino, mientras observaba a su amigo tomar té. Tenía toda una colección de té por su mejor amigo, de hecho, el único amigo. Lan Xichen era la única persona en la que confiaba, solamente porque le conocía desde pequeño y porque le apoyó cuando su padre murió y tuvo que tomar la posición de líder. La secta Gusu le había respaldado rápidamente.

—Lo que debo de hacer es buscarle un alfa decente, pero el único decente que veo es a ti.

Lan Xichen dejó de sonreír tan plenamente, se puso ligeramente nervioso. Si no fuera porque desestimó las palabras de su amigo, habría tosido de la sorpresa.

— ¿Acaso no decías que mi hermanito es una joya? —Preguntó con cierto gozo el líder Nie.

—Claro que lo es.

— ¿Entonces cuál es el problema? Así seremos aliados y hermanos por completo. Que mejor unir ambas sectas. Sé que Huaisang rompió algunas reglas en Gusu, pero sabrá comportarse como tu digno consorte.

Minjue tenía un aura de victoria absoluta, además de una mirada que le advertía cuidar sus palabras para replicarle.

—Discúlpame, hermano mayor, pero yo solo veo a Huaisang como un hermanito menor. —Usó su tono más sincero y amable. —Nunca podría verlo con ojos de deseo.

El maestro del Muelle de Loto (Hiatus Indefinido) Where stories live. Discover now