Capítulo 16: El futuro es incierto

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Mientras caminaba para recibir a su invitado sintió cierta incomodidad rodeando su corazón. Ingresó a la sala de música, su hermano jurado menor estaba afinando las cuerdas del guquin. Xichen era ciertamente un experto en el xiao; no tanto en los instrumentos de cuerdas, pero su nivel, aunque inferior al de su hermanito, era superior a cualquier otro ser humano. Y este instrumento era el mejor para tocar claridad, el más poderoso cabe decir. Así que desde hace muchos años se había tomado la tarea de enseñarle a tocar el guquin y otros instrumentos a Meng Yao.

—Hermano mayor. — Sonrió dulcemente A-Yao.

La incomodidad se hizo más fuerte en el pecho del alfa. Aun así, Xichen se acercó a él, le saludó con cortesía y ocupó su espacio al frente.

—Eres tan frío, hermano mayor. —Susurró el menor.

Xichen permaneció silencioso. Su amigo le había confesado sus sentimientos con una convicción que le abrumaba, había llorado frente a él pidiéndole perdón por amarlo por tantos años y por haberse tenido que casar con A-Su. La forma en que se lo había dicho, justo después de ser rechazado por Jiang Cheng, era difícil de tratar. No podía juzgarlo, los sentimientos son simplemente incontrolables. Siempre había sido amable y afectuoso con A-Yao, le había protegido de los comentarios malintencionados, pero tratarlo como amante iba contra sus principios, pues este estaba casado y pensar en aquella mujer le traía contrariedad a pesar de que A-Yao le había dicho que su matrimonio fue político y conveniente para su padre. Y sobre todo, aún seguía enamorado de Jiang Cheng aunque este no le quisiese ver.

—De todas maneras, gracias por seguir instruyéndome. Espero un día ser lo suficiente capaz...no como lo que sucedió con nuestro hermano mayor.

Vio esa sombra culpable en el rostro del beta. Xichen se acercó para consolarlo. Sabía que A-Yao se sentía culpable porque no funcionó el tocar claridad para él.

—A-Yao, hiciste todo lo que en tus manos fue posible. Fuiste uno de los más preocupados a pesar de lo rudo que nuestro hermano podía ser. Yo soy testigo de cuanto te esforzaste.

A-Yao se refugió en su pecho, lo cual le hizo dar un respingo que el otro notó de inmediato.

—Lo siento, hermano. —Susurró apenado. — Soy tan atrevido, siendo un beta y añorando el amor de un alfa como tú. Seguramente, debes estar destrozado por el abandono de tu omega destino.

Aquel era un tema sensible. Jiang Cheng le había marcado una notable distancia. Incluso cuando coincidían en algún evento se mantenía alejado y con las justas le daba el saludo de respeto.

—Si yo fuera un omega, jamás te hubiera rechazado, hermano Xichen.

Bajó su mirada hacia los rojizos ojos llenos de lágrimas del beta. ¿Cómo era posible que sufriera tanto por él? A-Yao debía de amarlo.

—Jiang Cheng...es decir, el líder Jiang no está forzado a corresponderme. Soy su alfa destino, pero al final uno hace lo que cree mejor y...

Solo notó que había empezado a llorar cuando el menor tanteó sus mejillas y retiró sus lágrimas. Le costaba asimilar que realmente no había alguna posibilidad de estar a su lado.

—No deberías llorar por alguien que ni siquiera te recuerda y que ya busca a alguien más.

—¿Qué? —Preguntó sorprendido.

—El líder Jiang está buscando marido, un alfa o una alfa de buena familia, pero con dotes bajos para el cultivo.

—¿Cómo sabes eso? —De su pecho quiso escapar un gruñido disconforme.

El maestro del Muelle de Loto (Hiatus Indefinido) Where stories live. Discover now