Capítulo 10: Afrentas familiares

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Un tiempo había pasado desde que se libró de un matrimonio arreglado con alguno de los jóvenes Lan. En aquel instante, su fortuna le había sonreído, esperaba que continuara haciéndolo. No deseaba alejarse de la secta en la que creció para tener un alfa obligado. Lo peor era recibir la "marca" de un completo desconocido.

Sin embargo, su hermano mayor parecía desquitarse la frustración de no encontrarle un marido adecuado con entrenamiento. Estaba seguro que su hermano también temía el casarlo con cualquier alfa, pues al ser un omega tan poco territorial y fuerte, podrían abusarlo fácilmente. Quizás era por lo que le obligó a entrenar largas horas durante el día.

En aquel momento, no entendía la importancia de aquello, ni mucho menos el desespero de su hermano. Este era fuerte, todo un alfa, incluso más dominante que otros, así que era respetado y temido por igual. Nie Minjue no tenía rival en muchos aspectos. Huaisang se preguntaba por qué no se casaba, así podría tener un propio heredero y a él dejarlo tranquilo.

Por su parte, a él le encantaba leer, escribir poesía y observar a las personas. Era casi fácil de predecir algunas circunstancias. Y es que su aroma era muy bajo, a veces imperceptible y en vez de aprender a desplegarlo para someter, manipular y confrontar a otros omegas o betas, había afinado su habilidad para hacerlo pasar desapercibido: de esa manera, le facilitaba colarse en las habitaciones donde su hermano escondía sus libros cuando esteba molesto con él, escaparse de sus castigos y vigilar a personas que le causaban curiosidad.

Todo podría haber seguido rutinario, pero aquella habilidad comenzó a usarla para escaquearse de sus habitaciones y encontrarse con aquel aprendiz que había conocido. En los últimos días, se había sorprendido olfateando más de la cuenta el aroma de aquel alfa, sonriendo cuando lo sentía cerca y sintiendo su corazón acelerarse cuando su presencia se hacía imponente. Además, sus manos chocaban "accidentalmente" y terminaban tomados de estas.

Esa tarde, como tantas otras, habían acordado verse. Para su suerte, su hermano estaba entretenido hablando con el primer jade. Así que él podía conversar tranquilamente en los lugares más recónditos de su secta.

Se sentó a esperarlo. En cuando captó su aroma nuevamente, ese cumulo de sentimientos le lleno. Giró su vista y le vio llegar con esa sonrisa resplandeciente que casi le cegaba y agitaba su corazón. Estaba confundido: por muy buen alfa que hubiese encontrado nunca se había sentido de esa manera, incluso llegó a pensar que le gustaban los omegas o betas, pero tampoco había sentido siquiera similar. Como era usual, se refugió en los textos y encontró información que le llenó el alma: Había leído que los sentimientos poderosos se sentían por la pareja destinada. ¿Acaso había tenido la suerte de conocer al suyo?

La conversación fluyó rápidamente. En un momento, se quedaron en silencio, el cual no fue fastidioso ni incomodo, sino confortable.

—Huaisang, yo debo decirte que siento algo muy poderoso por ti. —Comenzó el otro. —Es un sentimiento tan cálido. Cada instante anhelo verte de nuevo. Yo estoy seguro que tú eres mi omega destino.

¡Entonces había encontrado a su pareja destino! Pensó que era un tanto diferente, no sabría explicar en qué aspecto. Se analizó así mismo, debería de haber algo más animal quizás. Aun así, no tuvo tiempo de pensarlo demasiado pues el alfa le tomó del mentón y se acercó para besarlo. Era tal cual una historia de amor.

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En aquel momento fue engañado. Pero había aprendido demasiado y de las peores maneras hasta llegar al presente. Tenía un propio código moral, por su puesto. No lastimaría realmente a alguien, sobre todo si se había portado bien con él. Sin embargo, siendo líder de secta, solo podía aferrarse a la posibilidad de tener a una secta poderosa siéndole de respaldo. Y utilizaría todo lo que tuviera en sus manos para poder tener su protección. No perdería la oportunidad que el hermano Wei Ying le había brindado.

El maestro del Muelle de Loto (Hiatus Indefinido) Where stories live. Discover now