Capítulo 15: Verdades y decisiones

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Los sentimientos eran tan confusos como indulgentes. Por más que uno desease que fueran en una dirección, estos solo seguían un camino sin control. Eso era lo que aquejaba a ambos, tanto alfa como omega, mientras sus brazos envolvían el cuerpo contrario apasionadamente, olvidando que estaban en una zona pública y que cualquiera podría encontrarlos. Sucedió que los vieron sus hermanos. Lo cual fue afortunado porque si hubiera sido un subordinado, todo podría haber ido peor.

Xichen tuvo que despedirse de Jiang Cheng, pues su cuñado pidió hablar con el líder Jiang a solas. Así que silencioso caminó al lado de su hermano.

—¿Qué sucede hermano? —Preguntó Wanji. —¿Qué más te dijeron los ancianos?

El alfa rememoró la situación con los ancianos: Ellos le observaron silenciosos, serios y con miradas juzgadoras.

—¿Estás consciente de lo que haces, Xichen?

—Lo estoy.

Qiren observaba el intercambio, se sentía ansioso, sabía hacia donde querían llevar esa situación sus antecesores. Incluso él, no podía evitar que estos defendieran las buenas costumbres de la secta.

—No puedo creer que un líder Lan hable con tanto descaro y sin vergüenza.

El aludido esperó a que sus mayores simplemente desfogaran su enojo. Era comprensible que se sintiera defraudados de él. Incluso para él no era del todo claro sus propias acciones solo sus sentimientos.

—No te estas comportando como el líder que esperamos que fueras. Es tan lamentable. Has fallado a tu palabra una y otra vez.

—Lo comprendo.

—Además, dejaste en manos de tu hermano la secta por bastante tiempo, sabiendo que te necesitábamos después de la caída de tu último hermano jurado. El escándalo al que enfrentamos, las murmuraciones sobre tu manera de juzgar a las personas. Todo la pasamos sin ti. —El tono de voz del anciano era implacable. — Y lo comprendimos, pero ahora no eres capaz de dedicar tu corazón por entero a la secta. Y encima, te atreves a traer a tu amante y meterlo a tu habitación, conociendo muy bien la prohibición al respecto.

Xichen solo asintió. No tenía palabras de excusa. Él mismo había ordenado a dos subordinados que atendieran a Jiang Cheng y que obedecieran todas sus órdenes.

—Un omega que está comprometido con nada menos el hermano menor de tu hermano jurado fallecido por tu ineptitud para protegerlo. ¿Te das cuenta de lo terrible de tus actos?

El líder Lan había hecho de lado todas esas percepciones pues quería seguir disfrutando de la compañía de Jiang Cheng, del amor que revivía día con día. No quería ni deseaba dejarlo ir, aunque estuviese faltando a su promesa hacia Minjue. Por supuesto, todas sus acciones eran reprochables y estaban en contra de las enseñanzas Lan, pero estaba desesperado, el tiempo se agotaba.

—Tienen todo el derecho a castigarme si lo desean. — Fue lo único que pudo decir.

Los ancianos resoplaron. Qiren sabía que esa no era la respuesta que deseaban. Le habían dicho todo aquello, esperando que el propio Xichen se diera cuenta de sus errores, pidiera perdón y prometiera encaminar su vida nuevamente.

—Xichen, te he criado. —Intervino Qiren. — Sabes muy bien la historia de tus padres...si la de tu hermano terminó bien no significa que la tuya será así. Y no lo digo porque el líder Jiang en sí mismo sea un mal candidato, pero ha dado su palabra en matrimonio. Además, es líder de secta, te rechazó una vez de forma dolorosa y aun ahora ¿acaso ha roto su compromiso? ¿Piensas convertirte en su amante, en su juguete? Por favor, te ruego que no vuelvas a recorrer el camino equivocado. Solo se dan segundas oportunidades no terceras o cuartas.

El maestro del Muelle de Loto (Hiatus Indefinido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora