¡Inténtalo de nuevo!

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Don x Gilda (Normal AU)

Una joven entró a la tienda pateando la puerta. El de cabellos obscuros, al notar esto, solo rodó sus ojos.


-Aquí vamos otra vez...

-Estoy harta de esto- Comentó Gilda, dejando su cartera y su saco en el escritorio de entrada.

-Estoy harto de que digas eso hace tres meses- Susurró Don mientras acomodaba unos libros en orden alfabético.

-¿¡Qué dijiste!?

-Te preguntaba si quieres un té- El hombre mostró su falsa sonrisa hacia la joven, quien lo miró con sospechas pero finalmente aceptó.


Mientras Gilda encendía una estufa, Don se abrigaba con un saco y una bufanda para salir a la fría ciudad. Ya cuando la joven supo que estaba sola en la biblioteca, se sentó en su silla y sacó una agenda que siempre la acompañaba. La abrió para revisar varias figuras femeninas y masculinas, que usaban diferentes prendas. Simples y elegantes, cálidas pero a la vez innovadoras.

Sin pensarlo dos veces, la de lentes afiló la punta de su lápiz y comenzó a dibujar vestidos que variaban según ocasión. Algunos de bodas, otros para un picnic, y otros más adecuados para un baile escolar.


-Si tan solo...

-¡Si tan solo no fuera tan idiota!- El moreno volvió a entrar por la puerta, esta vez enojado.

-Nunca estuve tan de acuerdo contigo, Don- Rió la joven, para comenzar a verlo detalladamente y notar que el hombre, en vez de vestir su chaqueta, accidentalmente había calzado el finísimo saco que la chica usaba momentos antes.


La joven, entre su sorpresa y horror, corrió hacia el hombre para gritarle y arrebatarle la cara prenda de vestir que le había llevado semanas pagar. Entre las quejas de Don y sus intentos para que el té no se derramara sobre ambos, Gilda finalmente logró conseguir su saco. Pero este se había estirado bastante, incluso descosido en algunas partes.


-No me había dado cuenta de que lo estaba usando hasta que noté que unas niñas se reían de mi, ¡Pues claro, parecía una maldita princesa usando un endemoniado saco rosado!- Comentó Don, sin saber como reaccionar.

-Mi vida es una tragicomedia- Dijo Gilda, sentándose nuevamente en su asiento, con su saco deformado sobre su regazo. Cada vez le costaba mas contener las lágrimas.

Don, por su parte, decidió callar y darle tiempo a que se reponga. Porque según él, "Toda herida cura con el tiempo".


¿Pero qué podía hacer Gilda? Era una simple joven que llego a la ciudad con intenciones de ser diseñadora de moda, pero una vez que se vio incapaz de hacerlo, solo pudo dedicarse a trabajar en una deprimente biblioteca junto con una imitación del intelecto de Frankenstein.

Odiaba su vida, y su corazón sentimental se veía abrumado cada vez que algo salía mal, recordandole que la vida no era color rosado como su saco deforme.

Don calcularía que ya pasaron dos horas desde aquel accidente, pero cuando volteó a ver a su compañera de trabajo, esta se encontraba profundamente dormida.

"Agradece que hoy no vino el jefe, suertuda" Pensó Don con una sonrisa amarga, recordado cuando él se quedó dormido y casi es despedido.

Se acercó a su escritorio por simple curiosidad, y pudo ver como una libreta abierta exponía bocetos bastante claros. Anatomía masculina, que le resultaba bastante familiar. Demasiado familiar a su reflejo en el espejo.

Otro libro lleno de One-Shots ||The Promised Neverland/ Yakusoku No Neverland||Where stories live. Discover now