Poción de amor

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Norman x Anna (AU Fantástico)


Los perros aullaron y los gatos se separaban de la camas de sus dueños mientras escuchaban a tres charlatanes pasar por la calle principal. Automáticamente, ella se irguió y camino hacia la ventana.


-Te dije que por aquí no era- Un pelinegro le habló a una jovencita.

-¡Claro que sí! Lo dice en el mapa.

-Lo estas sosteniendo al revés, idiota- Volvió a responder mientras giraba el papel en las manos de la chica.

-¿Qué tal si le pedimos ayuda a los pueblerinos?- Una tercera y pálida cabeza se diferenció de la silueta de ambos jóvenes.


La rubia de extremado cabello largo, se alejó de la ventana y abrió la puerta principal, provocando que los tres compañeros se giren hacia ella.


-¿Desean pasar la noche aquí? ... Tenemos habitaciones disponibles- Dijo levemente, logrando que se acerquen.

-¡Hola, me llamo Emma!- Sonrió la chica, entrando al lugar como si fuera su casa.

-¡Espera, Emma! No puedes entrar a la casa de una desconocida así de fácil- La paró el de ojos azules- ¿Por qué nos invitaría a pasar la noche en su casa?


Ante la desconfiada mirada del adolescente de cabellos blancos, la rubia señaló el letrero que se encontraba sobre la puerta, el cual decía "Hostal". Las risas de la chica y el pelinegro no tardaron en aparecer mientras pasaban a un lado de la chica de ojos zafiro. Y tras ellos, un avergonzado albino les siguió el paso.



Tres días habían pasado desde su llegada y Anna se divertía bastante con estos tres amigos.

Emma parecía ser una adolescente bastante alegre y enérgica, la cual llevaba varios años de amistad con su amigo Ray, un herrero sereno quien era experto en todo tipo de armas. Y siempre a su lado, se encontraba un joven y algo tímido alquimista, Norman. 

Todos ellos se la pasaban relatando las aventuras que vivieron desde hace tres alocados años.

Sin embargo, Anna era experta en el lenguaje corporal. Y definitivamente sabia que Norman sentía algo por Emma. Algo que no era correspondido... O por lo menos, no con ese tipo de amor que él esperaba obtener.



Mientras la jovencita peinaba la cabellera rubia que llegaba hasta sus rodillas, fue interrumpida por Norman, quien poseía un grueso abrigo. Parecería que planeaba dejar el hostal.


-Anna, lamento interrumpirte, pero Ray y Emma se están preparando para irse en una hora y bueno... Creo que debería pagar estos tres días...- Suspiró, sacando una pesada bolsa con monedas ángel.

-No te preocupes por ello, solo son algunas pequeñas monedas... No es como si necesitara la bolsa entera... ¡Además, ya está atardeciendo! Podrían quedarse esta noche y mañana cuando salga el Sol, les cocinaré un desayuno y podrán irse tranquilos.


El adolescente le sonrió amablemente mientras era interrumpido por una cabellera anaranjada.

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