Silhouette [1] ➳ Fred Weasley

viii

❝With a french!❞

Muy para el pesar de Fred, Nina no mentía cuando dijo que iría a apoyar a Cedric Diggory. Minutos antes de que empezara el partido la vio escabullirse entre los vestidores del equipo contrario para saludar al Hufflepuff que muy feliz aceptó el abrazo y beso en la mejilla que la menor le proporcionó, la molestia en el rostro del pelirrojo fue muy notable para su equipo que prefirió mantenerse alejado, a excepción de George por supuesto, este había sido el único en saber la razón de su molestia puesto que la noche anterior su gemelo llegó al dormitorio quejándose de que su Nina fuera al partido solo por Diggory.

Por otro lado, Nina aún con la sonrisa en su rostro caminó hacia el resto de Gryffindor que ya se encontraban eufóricos en las gradas, ella también lo estaba, no debía negarlo, Quidditch era el deporte favorito de la mayoría de magos, algunos lo jugaban y otros solo preferían disfrutar viéndolo, como es el caso de ella.

Subió el último peldaño y caminó hacia su compañero y amigo de casa que se encontraba bajo un paraguas con los colores de Gryffindor, el brazo del moreno se puso alrededor de sus hombros para seguido de esto sacudirla con emoción.

— Vaya recibimiento. — murmuró luego de separarse del chico.

— Solo es una muestra de mi aprecio.

— ¡Más les vale ganar! — chilló cierta rubia llegando hacia donde estaban sus amigos, ambos miraron a Caitlin.

— ¿Apostaste otra vez?

— No pude evitarlo, dijo 100 a que gana Hufflepuff y yo aposté a que no.

— ¿Por qué apostarías eso? —preguntó el moreno.

— Porque confío en Oliver y sus entrenamientos, además no podía darle el gusto a Luca de reírse en mi cara por tener miedo.

— Debí suponer que él estaba detrás de esto. —susurró Nina luego de dejar salir un bufido.

— La verdad fue idea mía... primero quería que saliera con él, pero yo dije los 100.

— ¡¿Él que?! —exclamó la castaña ante las palabras de su amiga.

— Silencio ya comenzó.

Nina frunció el ceño cuando su rubia amiga decidió evadir responder a su pregunta, rodó los ojos y concentró su mirada en el partido, el clima no era favorable mucho menos para que volaran con sus escobas, quizás era por ese tipo de clima y lo salvajes que podían ser que había rechazado la oferta de Oliver el año pasado.

Sus nervios estaban disparados cuando vio a Fred tambalear en su escoba, el brazo del morocho a su lado sufrió las consecuencias, ya eran dos quienes salían lastimados a causa del clima y no quería que alguno de sus amigos también les sucediera algo parecido.

— ¿Qué es eso? —preguntó Caitlin, cuando vio algo caer del cielo.

— Oh por Merlín.

─ ✦ ─

— ¿Cómo esta Harry?

Nina desvió la mirada del papel al escuchar la voz de cierto Slytherin, una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras asentía con la cabeza y murmuraba un mejor, el rubio se sentó a su lado y la observó arrugar el papel entre sus manos, pero el sello de su familia aún se podía apreciar en el sobre, el chico con cuidado tomó el papel entre sus manos y lo prendió fuego.

— No era necesario.

— De nada. —sonrió— Deberías aceptar la propuesta de mi madre.

— Quien diría que un Slytherin le bridaría ayuda a un Gryffindor. —exclamó en un intento por desviar su atención a otro tema, sabía que con Ezra no podría y aun así lo intento, soltó un suspiro mientras bajaba la cabeza— No quiero causarles problemas con mi familia, ellos son... difíciles.

— Sabes que podemos lidiar con ello, ¿verdad?

— Si, pero no es necesario.

— Estaré para ti cuando necesites, Nina.

La nombrada lo observó levantarse y dejarla sola en medio del corredor, una mueca apareció en su rostro cuando el papel frente a ella terminó de quemarse, recargó su cabeza en la pared y dejó que el viento despeinara su cabello, jamás había sentido molestia de que este alborotada su melena.

Las palabras de su padre en la carta todavía seguían en su cabeza, jamás las tomó importancia, aprendió a la fuerza a ignorar cada cosa que el hombre decía, no podía lidiar con la realidad de que era su padre y la idea de Ezra era dejarlo de lado, pero también sabía que su padre no permitiría que el Ministerio Mágico supiera que el bondadoso y honorable Garrett Thompson era una completa farsa.

— ¿Qué haces ahí?

— Pensaba. —respondió, abrió los ojos y observó al pelirrojo.

— ¿En mí? —sonrió y ella hizo lo mismo a la vez que negaba con su cabeza— Ya sé, piensas en Fred.

— Ambos quisieran eso. —respondió— ¿Cómo se tomó Oliver todo lo que paso?

— Aceptó el marcador, pero lo escuché maldiciendo en uno de los pasillos. —ella rio— Al parecer el beso de buena suerte que le diste a Cedric Diggory funcionó.

— ¡No lo bese! —chilló— Fred siempre manipula la escena.

— ¿Cómo sabes que fue Fred?

— Su cabello no puede ocultarse en muchos lugares, George.

— Tus hijos tendrán ese color de cabello, debes aceptar que ellos tampoco tendrán muchos lugares para eso.

— ¿Por qué mis hijos serios pelirrojos? —preguntó, pero la mirada de su amigo le hizo abrir los ojos como platos— ¡George!

— Admite tus sentimientos por Fred, no diré nada.

— ¡No tengo sentimientos por él! —chilló— Y si los tuviera sería muy distinto a tener hijos.

— ¿Con quién vas tener hijos? —ambos amigos observaron al otro pelirrojo que recién llegaba.

— ¡Hermano! —exclamó un emocionado George mirando a su amiga— Yo también tengo curiosidad de eso.

— ¡Con un francés! —chilló y ambos fruncieron el ceño.

— ¿francés? Pensaba que...

— ¡Es culpa de cierto ingles que no hace nada! —se levantó— Me voy, tengo un pergamino que hacer.

Los gemelos se miraron entre ellos antes de que uno saliera corriendo detrás de ella. George rio cuando escuchó a Nina gritar maldiciones en contra de Fred, pero claro, este último solo reía para seguir molestando a la fémina.

La chica volvió a gritar para luego comenzar a reír a carcajadas cuando los brazos del pelirrojo la alzaron del suelo, la mirada del gemelo los siguió hasta que desaparecieron y sonrió. Quizás no solo sea culpa de cierto inglés.