PRÓLOGO

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Siempre le tenían que pasar esas cosas a ella... Justamente el día que más urgentemente necesitaba café, la cafetería de su facultad había decidido cerrar y tomarse el día de fiesta.

Quizá tenían una buena excusa porque, bueno, al fin y al cabo, los días de huelga no eran buenos días para trabajar. 

No en esta universidad.

Pero a ella le daba igual eso.

Si su obligación era estudiar, iba a hincar los codos hasta la saciedad. No podía permitirse estar un día de vacaciones, eso es cosa de vagos. La revolución podía esperar a que se sacara derecho. Esa era su prioridad.

"Bueno, al menos no voy a la facultad de letras. Ya me jodería estar rodeada de tantos perroflautas violentos que no entran en razón" pensó para ella misma.

No. Inés no había sido criada para ser una enemiga del estado. Sus padres habían sido muy exigentes con su educación. Al fin y al cabo por eso estudiaba derecho. Le hubiera apasionado hacer algo como arqueología, pero no quería... No. No podía decepcionar de ese modo a sus padres.

En fin, necesitaba café, eso estaba claro y, por desgracia, no tenía un mapa al completo del campus para saber qué cafeterías estarían abiertas.

Maldijo una vez más a los hippies radicales y anduvo hasta la plaza central de la universidad. La biblioteca a la que iba estaba ahí y quizá la cafetería de al lado estaría abierta. Solo era cuestión de probar.

Quizá tendría suerte y podría conseguir su maldito café.

(Creo que voy) Perdiendo facultadesWhere stories live. Discover now