CAPÍTULO 13

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- ¿Se puede saber qué estás haciendo?

Las clases del día ya habían terminado y, por suerte, cada vez quedaban menos exámenes. Cada día notaban un poco más de estrés pues toda aquella situación parecía acumulativa, pero al mismo tiempo todo parecía ir llegando a su fin.

Fin de curso.

Fin de carrera (con un poco de suerte).

Y con tanto estrés y tanto movimiento, la verdad es que era cuando más apetecía tomarse una fría cerveza al sol. Claro que el sol debía ser compartido con muchísimos más estudiantes y la cerveza iba a venir del bar de su facultad, pero Irene no le iba a hacer ningún asco a la bebida ni a la situación cuando estos parecían ser los únicos factores de escape que tenía en ese momento.

- ¿No lo ves? Me tomo una fría y refrescante cerveza, Pablo... Quizás deberías hacer lo mismo.

- Sabes que no me refiero a eso, Irene.

- ¿Te refieres al sol? Es que no quiero estar blanca nuclear cuando sean vacaciones.

- ¿Es verdad que sigues quedando con la novia de tu primo?

Irene bufó y pasó a sentarse. Se estaba genial tumbada en el césped, pero sentía que si no había calma, tampoco habían razones suficientes para seguir estirada. Eso sí, las gafas de sol no las iba a abandonar. Con lo bien que le quedaban esas gafas, sería un pecado privar a las demás personas de tales vistas.

- A qué viene todo esto, a ver.

- Pues que no te cae bien, ¿recuerdas? ¿Acaso esto es alguna clase de broma o algo así? ¡Pensaba que solo os habíais visto un par de veces y ahora me entero que lleváis quedando más de un mes entero!

- ¿Y por qué debería haberte informado de quienes son mis amistades?

- ¡Pues porque sí!

- Wow... Me acabas de dejar atónita con esa respuesta, Pablito.

- Soy tu amigo, ¿no? Pues me importa con quién te juntes.

- Mira, si de verdad eres mi amigo, deberías saber ya que soy mayorcita para cuidarme sola y que mis amistades las elijo yo. Si no te gustan mis elecciones, puedes girarte y no mirar.

- Es que lo que más me jode es que me haya tenido que enterar por Rufián -sus palabras se iban acelerando cada vez más-. ¡Rufián! ¿Por qué el lo sabía y yo no?

- Pues porque sí. No tengo que estar dándote explicaciones de nada, ¿sabes?

- Es genial cómo estás dispuesta a lanzar años de amistad por la borda así tan fácil. Siempre había pensado que te importaba pero ahora veo que prefieres confiar en gente que acabas de conocer antes que confiar en mi.

- Quizás confío tanto en esa gente que acabo de conocer porque no me montan esta clase de numeritos por unos celos completamente estúpidos e inútiles.

Hay muchos signos para saber que alguien está a punto de reventar. Siempre está el tono de su voz, lo roja que se pone su cara (o todo su cuerpo en situaciones más extremas), los puños apretados... Y si esto fuera una de aquellas películas donde se para un fotograma con la intención de poder inspeccionar bien el panorama, ese mismo instante sería prueba suficiente para saber que a Pablo le quedaba muy poca paciencia.

No quería explotar porque nunca le servía de mucho. Por supuesto que siempre era un alivio inmediato de tensión y un desfogue como pocos más existen, pero siempre había sido un abanderado de ser de los que se piensan un par de veces lo que deben decir porque dejar llevarse por sus primeros instintos sería caer en la bestialidad.

Pero es que esa situación no era nueva.

¿La temática? Quizás esa sí le había pillado desprevenido, pero es que era demasiado protector. Irene era su amiga, porque tampoco parecía querer mucho más, y él era extremadamente posesivo con sus amistades. No se creía tóxico, solo protector.

Y ahora mismo Irene no se daba cuenta que caer en las garras de aquella pija, era como dejarse engatusar por el diablo.

Pero hay algo malo cuando se habla del diablo: solo con hablar de él, aparece.

- Hey... ¿Interrumpo algo?

- No -Irene se quedó sorprendida ante aquella nueva participante en la conversación y, aunque fuera en cierto modo una sorpresa verla ahí, no era, para nada, una sorpresa desagradable-. No, no. Tranquila. Pablo solo me estaba explicando lo que le ha pasado en un examen. Está tan cabreado que necesitaba soltarlo todo.

- Vaya, lo siento... -la recién llegada se dirigió al chico-. Debe ser que todos los profesores están un poco cabroncetes. A Xavi también le hicieron una buena el otro día.

- Sí. Los profes son unos cabrones. No quieren ver el esfuerzo que le pones en todos los exámenes y trabajos. Solo ven lo que les apetece. -Dicho esto, el chico se fue con el mismo humor que había venido.

- ¿Y qué haces tu aquí? -el tono de voz de Irene se había animado muchísimo más. Era fácil verlo-. Pensaba que la gente de derecho no quería venir por la zona de psicología.

- ¿Y por qué no íbamos a querer venir por aquí?

- Pues porque esto está lleno de rebeldes sin causa y golpistas. O eso creo que me dijiste en una ocasión.

- Ya, bueno... Pero siempre está bien acercarme a las zonas donde hay más populacho para aprender a camuflarme por si algún día lo necesito.

- Por favor, Inés. Como si eso fuera posible. Tu estás hecha para destacar.

- Cierto -dijo con una pequeña carcajada antes de sentarse al lado de Irene (no sin antes asegurarse que el césped no iba a manchar sus tejanos, por supuesto)-. Pero a veces es divertido y todo eso de dejar creer a los demás que soy de su calaña cuando en realidad soy plenamente consciente que soy mejor. Mucho mejor.

- ¿Quieres que desaloje el parque? Aunque esto sea al aire libre, me da la sensación que si está lleno de gente, no hay suficientemente sitio para tu ego.

- No admitiré ni negaré nada sin la presencia de mi abogado.

- ¿Tienes abogado? Y si es así: ¿seguirás teniéndolo cuando te gradúes o entonces serás tu propia abogada? Tengo tantas dudas al respecto.

- ¿Nunca te he dicho lo friki que eres?

- Unas cuantas veces, sí. Aunque entendí que me lo llamaras cuando La Macarena o cuando cambié mi tono de llamada a la canción de inicio de Aquí no hay quien viva, la verdad. Pero ahora no era el momento para lanzar ese ataque tan gratuito.

- Oye, por una vez que no te estaba atacando... Solo destacaba hechos, pero nadie se ha quejado de tu frikismo.

- Oh, vaya. Eso sí que no me lo esperaba.

- ¿Y te esperabas mi invitación a comer? Ya he terminado mis exámenes hasta la semana que viene y creo que tu también. Estas pequeñas vacaciones merecen ser celebradas, así que qué me dices.

- Pues no me esperaba esa invitación, Macchiato, pero tampoco significa que vaya a rechazar tal oportunidad -se levanta del césped de un salto y le ofrece la mano a la otra para ayudarla a que haga lo mismo-. Venga va. ¿Dónde me vas a llevar?

A/N: Aquí está el nuevo capítulo. Soy consciente que se hacen muy cortos pero os juro que no paro quieta y entre que me cuesta inspirarme y todo, pues esto es lo que sale.

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¡Hasta la próxima! Apa, adéu!!!!

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⏰ Huling update: Apr 24, 2020 ⏰

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