CAPÍTULO 1

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La cafetería central estaba abierta. Hizo un pequeño bailecito de victoria en su mente y se dirigió decidida hacia el mostrador para pedir su deseado café. Era toda una suerte que los "indepes" no hubieran tomado cada uno de los rincones del campus.

Cuando entró en la universidad ya sabía que toda esa chusma iba a estar por todas partes. Esto era la Universidad Autónoma de Barcelona, por favor. Era la casa de los golpistas. Pero como su padre solía decir: "Esos gilipollas solo quieren ver cómo se hunde el país, pero tú debes ser más fuerte. Te criticarán y te insultarán por ser como eres, pero debes saber que solo es porque te tienen envidia. Envidian nuestro dinero y nuestro poder". No tenía que temer nada porque ella simplemente iba a una de las mejores universidades del país y los demás solo eran obstáculos fácilmente eludibles.

Para su completa sorpresa la cafetería no estaba vacía. Parecía que toda la gente que había intentado hacer lo mismo que ella: aprovechar un día de huelga (que todo el mundo sabe que mayoritariamente es como un día de fiesta) para estudiar relajadamente. Tal vez sí había un par de rebeldes de los que había encontrado en algún piquete, pero suponía que hasta ellos necesitaban desayunar.

Por fin le toca a ella.

-Un Caramel Macchiato con leche de avena, gracias –ignora la mirada de asombro de la mujer que le toma la cuenta. Seguramente esa también era una de aquellas personas a las que se refería su padre. Pagó lo necesario y avanzó un poco más en la barra para que los que tenía detrás pidieran lo suyo.

"Definitivamente en este sitio no hay nadie normal" se convenció definitiva y mentalmente. El señor encargado de preparar su café parecía tener problemas entendiendo la diferencia entre la leche normal y la de avena. "Entendería si tuviera problemas con la leche de coco o alguna cosa más exótica, pero esto ya es de ser un poco cortito".

-Yo solo querré un café con leche. Leche normal, nada de pijadas -era difícil no escuchar el retintín y el sarcasmo con el que había dicho eso último. También era prácticamente imposible no ver cómo la camarera que le tomaba la comanda soltaba una pequeña carcajada ante su comentario.

Inés rodó los ojos mientras notaba que la misma chica que había hecho el comentario pagaba y se ponía a su lado, esperando su café. Al menos el señor había descubierto ya cuál era la leche adecuada.

-¿Tú en qué facultad estás con los piquetes? No me suena haberte visto por psicología... -ahora la chica había creído oportuno iniciar una conversación con ella. Se giró para contestar que ella no hacía esa clase de cosas, pero al fijarse en la actitud de la otra morena supo que eso ya lo sabía.

-¿Todos los días tienes este humor tan fantástico o es solo cuando intentas atentar contra el estado que tanto nos da cada día? -la morena se sorprendió ante esta respuesta pero al parecer no estaba dispuesta a dejar correr un buen momento para pasárselo bien.

-¿No te han dicho tus padres que no se contesta a una pregunta con otra pregunta?

-Mira la que fue a hablar... Doña simpatía, la educada.

-El mundo entiende perfectamente que soy una rebelde sin causa. ¿Lo puedes entender tú?

Necesitó suspirar. No quería entrar en el juego pero es que no toleraba, bajo ningún concepto, que nadie le hablara con esa actitud. Con ese... descaro.

-Mira, yo he venido a por mi café y a estudiar. Estoy en la universidad, no sé si te has dado cuenta. Vengo para aprovechar cada una de mis horas. Lo único que entiendo es que mi única prioridad son los estudios, no como vosotros cuya prioridad es hacer el mono saltando de un rincón a otro como cromañones hormonales y violentos.

Había logrado lo que quería. Al parecer, su pequeño discurso había dejado sin palabras a la graciosa de turno, al menos el suficiente tiempo como para tomar su café (¡al fin estaba listo!) y largarse de aquella cafetería.

Su día no iba bien pero las cosas siempre podían ir peor. Mejor no quejars...


Mierda.


Se había olvidado tomar el azúcar.

Con un poco de suerte el café estaría lo suficientemente dulce como para ser potable. No pensaba volver a ese sitio.

(Creo que voy) Perdiendo facultadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora