IV.

17.2K 1K 102
                                    

                        IV.

—¿Estás seguro de que puedo hacerlo?—Pregunté mientras mis manos se apretaban alrededor del volante con tanta fuerza que mis nudillos estaban blancos.

—No, pero tienes que intentarlo.—Contestó Finn sentando en el lado del copiloto con una mirada entusiasta a la vez que precabida.

—Eso es lo peor que has podido decirme.—Respondí entrando en pánico por su poca fe en mí.

—Oh, vamos, Sky, ¿qué es lo peor que podría pasar?—Pronunció de una forma tan relajada que casi enloquecí.

—Um, no sé... ¿Qué nos matemos, quizá?—Grité la pregunta y Finn se sobresaltó.

—Skylar, maldita sea, vas a conducir un jodido tractor, esta mierda va a 1 kilómetro por hora como máxima velocidad, lo peor que puede pasarte es que te rompas una uña cambiando las marchas.—Respondió exagerando y le miré con molestia dispuesta a discrepar.—Ni se te ocurra protestar o me encargaré yo mismo de que tengamos un accidente.—Giré mi cabeza hacia al frente y suspiré. Adelante.

                       (...)

—Entonces explicadme de nuevo como es que habéis tenido un accidente conduciendo un condenado tractor.—Insistió Dallas con una pizca de diversión en la voz mientras yo solo me concentraba en sujetar la bolsa de hielo contra mi frente.

—Había dos árboles separados a más cien metros entre ellos y se ha chocado con uno de ellos, ¡de lleno! Eso ha parecido más una misión suicida que clases para aprender a conducir.

—Ese árbol no estaba ahí.—Hablé intentando defenderme.

—Oh, claro, virgen, seguro que Dios lo colocó ahí como castigo por esta rebelión que estás teniendo.—Se burló Dallas y le miré furiosa.

—Dallas, tienes que dejar de meterte con ella o acabará ahogándote en agua bendita.—Habó ahora Axel pícaro.

—Necesitáis dejar esto de las burlas porque voy a cansarme.—Bufé rodando ojos.

—Me muero por ver como quieres dar fin a esto, virgen.

—Paintball.—Pronunció Finn a mí lado.

—¿Paintball?—Quise asegurar como si aquello fuese la cosa más estúpida que había oído.—Tengo un moratón en la frente y tú me estás recomendando Paintball...

—¿Miedo, Vane?—Presionó Dallas mientras se cruzaba de brazos mirándome. Finn se acercó a mi oído con una sonrisa pícara.

—Vamos, Sky, la adrenalina y competición también son placeres de la vida.—Susurró y mordí mi labio indecisa. Miré a Dallas cuya sonrisa prepotente no había abandonado su cara un solo segundo.

—Cuando quieras, McCain.

                           (...)

Llegué a casa minutos antes que mi padre y me tiré en el sofá tras coger una revista de la mesa, fingiendo estar leyendo.

—Buenos días, Skylar.

—Buenos días, papá.

—¿Qué has hecho hoy?—Preguntó mientras dejaba su maletín en la cocina.

—Nada.—Si no contamos las desastrosas clases de conducir de Finn y nuestro incidente con aquel árbol.

—¿Qué tienes ahí?—Señaló mi frente mientras fruncía el ceño y palidecí. Vamos, Skylar piensa algo rápido.

Amén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora