4. María

930 26 2
                                    

Noviembre 2007

Luis avanzaba a hurtadillas con la intención de provocar el menor ruido posible. A ojos de él lo había conseguido, pero no contaba con que su hermana estuviera levantada a tal hora.

- ¿De dónde vienes? Como se enteren mamá y papá te van a matar. - María llevaba puesta la bata que meses atrás recibió en su decimoquinto cumpleaños.
Estaba graciosa, pensó él.

- Eso a ti no te importa. - Atravesó el salón y empezó a subir las escaleras. La voz de ella le frenó.

- Sí, sí que importa. Te crees que puedes ir y venir a mitad de la noche como si nada. - Se quedó dubitativa unos segundos. No. - Un momento, no me digas que has vuelto a salir con la chica esa... Dios Luis, ¿no lo ves? Que te saca dos años, intenta jugar contigo.

Quizás tuviese razón, pero a esa edad los primeros amores son irremplazables. Recuerda la primera vez que la besó, en la fiesta de su mejor amigo. Ambos habían bebido, aunque después lo negasen rotundamente ante sus padres. Empezó con un tonteo, que poco a poco fue a más. Luis se lanzó después de varios meses queriendo hacerlo. Apenas había hablado con ella antes de esa noche, pero supo que volverían a verse mil veces más.
Dos semanas después, corría un rumor acerca de un posible lío entre la que consideraba "su chica" y otro joven. Graciela, que así se llamaba, le juraba que no era verdad, pero su hermana tenía vídeos y fotos de prueba. Al final, acabó perdonándola e hizo como si no hubiese pasado. Pero María no se fiaba ni un pelo. Luis llevaba varias noches llegando sobre las dos y media de la madrugada. No descansaba bien, y más de una vez lo vio tambalearse por todo el pasillo, señal de estar bebido.

- Tú no sabes nada.

Presente

No sabía cuántas horas llevaba durmiendo. El sonido de su teléfono le despertó. Roi.

Suspiró. No tenía ganas de empezar la mañana discutiendo, aunque en el fondo era consciente de que debía disculparse por su actitud del día anterior. Siguió examinando la lista de notificaciones, leyendo un mensaje de Ana: "Hola Luis, ¿al final vienes a la cena? Estoy deseando enseñaros el nuevo piso."

Y ahí se permitió sonreír. Echaba de menos esos momentos juntos, en los que charlaban y se contaban anécdotas de sus vidas. Pero sabía que ya no iban a ser lo mismo. No sin María. Por un instante, se sintió culpable, había olvidado su importante presencia en el grupo. Aunque ya no estuviese.

Finalmente decidió contestar a Ana con un escueto "Iré, gracias por la invitación Ana". También llamó a Roi. Le pidió perdón a pesar de seguir dolido por las insinuaciones de su amigo. Pero no podía culparlo, no lo hizo con mala intención.

Abrió la nevera, que estaba pidiendo una compra urgente. Se sirvió el café rutinario y un par de tostadas. Ya comería en condiciones antes de pasarse a Acordes, en un intento de encajar en ese lugar. Roi se ofreció a acompañarlo, con la excusa de querer perfeccionar su técnica como guitarrista, cuando en realidad lo único que pretendía era coincidir con Paula, la amiga de Miriam. Al principio le daba miedo herir los sentimientos de la gallega. Ambos llegaron a salir un año y medio, hasta que prefirieron ser sólo amigos. A pesar de decir que no, que lo había superado, todos conocían los verdaderos pensamientos de ella. No hacían nada, pues era un asunto que debían resolver solos.

Media hora después se encaminaba hacia el metro, para llegar a su destino. La ida se le hizo muy entretenida escuchando a un joven de su misma edad tocar la guitarra, mientras cantaba Say you won't let go de manera improvisada. Deseó ser como él. No le importaba la fama, ni el número de personas que lo escuchasen. Simplemente necesitaba enseñar su verdad mediante canciones. Despojarse de sus miedos, echar a volar el dolor y la culpa.

Llegó a su parada y se dispuso a salir, no sin antes enviar un mensaje a Miriam y a Roi para asegurarles que estaba bien.

Entró al club, y se sorprendió al comprobar que no había mucha gente. En el escenario se encontraba sentado un chico bastante moreno que no parecía de allí. Al presentarse, descubrió que su nombre era Agoney, Ago le llamaban. La verdad que cantaba muy bien. Destacaban sus agudos, nunca oyó nada igual.

Tan absorto estaba en la actuación de Agoney que ni siquiera se dio cuenta de que Paula le miraba.

- ¡Hola Luis! - Hizo una mueca, prefería que le llamaran Cepeda. - No esperaba que llegases tan pronto. ¿Quieres demostrarnos cómo cantas?

La pregunta le pilló desprevenido. Mierda, se había dejado la guitarra en casa. Se la pidió a Paula, la cual accedió encantada a prestársela. Terminó eligiendo su canción favorita, Say something. No lo pensó ni un segundo más, acarició suavemente las cuerdas del instrumento y comenzó.


- "Say something, I'm giving up on you.

I'll be the one if you want me to.

Anywhere, I would've followed you

Say something, I'm giving up on you.

And I am feeling so small

It was over my head

I know nothing at all.

And I will stumble and fall

I'm still learning to love

Just starting to crawl

Say something, I'm giving up on you

I'm sorry that I couldn't get to you.

Anywhere, I would've followed you

Say something, I'm giving up on you.

And I will swallow my pride

You're the one that I love

And I'm saying goodbye.

Say something, I'm giving up on you

And I'm sorry that I couldn't get to you

And anywhere, I would have followed you

Oh, oh, oh, oh say something, I'm giving up on you.

Say something, I'm giving up on you.

Say something.



Al acabar, distinguí la voz de Paula desde el fondo:

- Ha sido precioso Luis. ¿Tú que opinas Aitana? - No me había fijado en la presencia de aquella chica de flequillo. Me llamó la atención su manera de hablar, al igual que Paula no era de Madrid. Su voz era dulce, de esas que te invitan a escucharlas horas y horas y nunca te cansas. Instantáneamante respondió:

- Es mi canción favorita. - Se revolvió el flequillo, no sé si era un movimiento normal en ella o simplemente un tic nervioso. - Te ha quedado muy bonita. - Eso último lo dijo mirándome a los ojos. Le mantuve la mirada, hasta que ella cortó el momento desviándola hacia el suelo, avergonzada. Me produjo un atisbo de ternura.

- Bien, yo creo que estamos todos de acuerdo en que la has interpretado muy bien. Verás cuando cantes ante más público, les va a encantar. - Paula estaba ilusionada ante mi actuación. No creía que lo dijese de verdad. Seguro que le diría lo mismo a media ciudad. Su deber era acoger a las personas para que participaran en su club. Sin embargo, me emocioné un poco. No estaba acostumbrado a que me dijesen cosas buenas. De repente, la rubia se giró para dirigirse a la del flequillo.

- Aiti, ¿no me dijiste que tú también cantabas? El piano está listo.

Vaya.







Y aquí os dejo el primer encuentro entre Aitana y Luis.
"Say something" es una canción que les gusta a los dos, por eso he decidido añadirla a la historia.

¡Espero que os guste!

Leer es poder 💪🧡


InestableWhere stories live. Discover now