19. Fortaleza

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Los días pasaron y la joven pareja temía el regreso a España no sólo por el final de sus vacaciones, sino por cómo comunicarían a sus familias la noticia de que iban a ser padres.

Por el momento, la catalana tan sólo había manifestado ciertas náuseas que le hacían imposible disfrutar de todas las actividades que Luis había preparado. Sin embargo, han conseguido aprovechar cada momento juntos en Italia, pasándose la jornada tan rápida que ya se encontraban en el aeropuerto a la espera del avión que los llevara de vuelta a Madrid.

- ¿Estás mejor? Si necesitas cualquier cosa...

- Luis te he dicho mil veces que estoy bien - A Aitana le parecía muy tierno el comportamiento de su novio, nunca antes lo había notado tan preocupado por su salud y bienestar. Vio cómo bajaba la mirada. - Cariño, no tienes por qué preocuparte. Nuestro pequeño o pequeña y yo estamos bien.

El gallego asintió más relajado. Veinte minutos más tarde, a través de los megáfonos del aeropuerto avisaban de la salida de su vuelo. Apresurados fueron y por fin se montaron en aquella máquina a la que Aitana tanto temía. La chica no lo pasó muy bien durante el vuelo, pues los mareos volvieron a aparecer y le hicieron imposible estar sentada durante la última hora del viaje. Suspiró cuando Luis la avisó de que en nada aterrizarían en las pistas madrileñas.

Una vez en la capital decidieron ir a comer para después llegar a su casa. Sí, la de Luis se había convertido en el hogar de ambos. Ahora lo sería para otra persona más. Aitana sonrió inconscientemente ante ese pensamiento.

- ¿Qué piensas Aiti?

- En lo afortunada que será esta cosita - dijo acariciando su vientre, el cual se veía exactamente igual aún. - Sigo teniendo muchísimo miedo Luis, lo que más espero es que sea feliz.

- Y lo será. No tengo ninguna duda. En mi casa hay una habitación que utilizo para los invitados, ya lo sabes. Podemos convertirla en su cuarto. A no ser que...

- Compremos una nueva.

- Me refería a alquilar una nueva casa, pero si prefieres comprarla tenemos que elegir bien cariño. Esa casa verá crecer a nuestro hijo o hija, mil tardes de peli en el sofá, llantos, discusiones...

- Ay Luisín estoy segura, necesito comprar o alquilar una temporalmente.

- Como prefieras cariño.

El resto del día se dedicaron a colocar todas las pertenencias que se llevaron al viaje y hacer compra, pues la nevera del gallego carecía normalmente de alimentos.

Al día siguiente, Luis se despertó con ayuda de los brazos de la catalana, que se enroscaba a su torso visiblemente calmada en cuanto a los cólicos.

- Mmm Luisín ayer le dije a mis padres que podíamos comer con ellos. Espero que les guste la idea de ser abuelos, también avisé a mi hermano para hacer videollamada y que se enteren todos a la vez.

- Me parece genial Aiti. También habrá que avisar a... mi madre.

- Tal vez podemos hacer una escapadita a Galicia, ¿qué te parece? Mientras sea contigo perfecto.

- Ay que ñoña te estás poniendo... - La catalana dio un golpecito a su novio en el pecho.

- Son las hormonas imbécil.

- Su su.

- Anda, vamos a desayunar que se hace tarde y quedamos a las dos con mis padres.

Dicho eso desayunaron y se vistieron para la ocasión. Los padres de la catalana no dudaron en viajar a Madrid ante las peticiones de su hija. Algo se olían pero, claro está, preferían que fuese ella la que les sacase de dudas. La pareja se encontraba en el ático del gallego (este, como no, preparando su famosa tortilla), cuando de pronto escucharon el timbre. La catalana respiró hondo.

InestableOnde histórias criam vida. Descubra agora