12. Primer concierto

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Apenas pudo dormir por culpa de los nervios. Los mismos que lo impulsaron a vaciar la cajetilla de tabaco que en esos instantes se encontraba apoyada en la mesilla de su terraza. Y es que la ocasión no merecía menos. Después de años y años sin pisar un escenario, por fin iba a hacerlo. Notó la vibración de su móvil en el pantalón.

Roi : ¿Listo para hacer temblar Acordes?

"Mira que es tonto" pensó. Su amigo era bastante exagerado cuando quería.

Yo: ¿Debería estarlo?

Y era cierto. Llevaba toda la semana sin descansar, preso del miedo a cagarla. Había oído hablar del miedo escénico. Era un problema muy común en artistas de cualquier edad. Y ahí se incluía a él. De pequeño, sólo era capaz de abrirse ante su familia y amigos más cercanos. Sin embargo, su hermana era todo lo contrario. Adoraba dar miniconciertos en el salón de su casa o la de sus abuelos.

Flashback

15 de enero de 2002, Ourense.

- Queridos espectadores y espectadoras, somos Luis y María y vamos a tocar una canción que no habréis oído nuuunca. - Encarna, Luis y los abuelos maternos de ambos niños esperaban espectantes a que la melodía sonara. - Empieza tú Luis. - El niño asintió y comenzó a tocar una melodía, aunque no muy afinada, pero era un gran avance para no asistir a ninguna clase. Segundos más tarde, la voz dulce de su hermana se unió, dejando asombrados a su público particular. La letra de Bohemian Rhapsody llegó a los oídos de los mayores. Encarna, emocionada, no dudó en aplaudir a sus hijos.

- Muy bonito hijos míos. Me ha encantado. - Luis padre asintió, dando a entender que compartía la opinión de su mujer. Luis hijo y María se chocaron las manos, contentos con el resultado de su actuación.

Vuelta al sábado por la mañana.

Roi: pues claro, lo harás genial amigo. Date prisa que te espero en el bar de mi tío para comer algo.

Yo: tranquilo, en nada estoy allí.

Los dos gallegos habían acordado verse horas antes del concierto. El menor siempre lograba calmar a cualquier persona con sus bromas, como si de un elixir se tratara. Eso era justo lo que Luis necesitaba, desconectar. Al fin y al cabo, contaba con el apoyo de sus amigos.

Al entrar en el bar, vio a tío y sobrino charlando despreocupadamente. Le encantaba la relación que ambos familiares compartían, e inconscientemente añoraba esos momentos con su madre. Su mayor incógnita. Varias veces había querido visitarla, saber cómo estaba, si los años pesaban a su espalda al igual que en Rogelio, que lo llamaba agitando la mano desde la barra.

- Luisiño, estábamos hablando acerca del concierto de hoy. Coincidimos en que lo harás genial, como siempre. - El hombre dio unas palmaditas en su hombro, símbolo de apoyo.
Conversaron a su manera, como ellos hacían cuando uno estaba nervioso o lleno de miedo. Gracias a los ánimos de sus allegados, logró calmarse y mentalizarse.

Se despidieron de Rogelio, con abrazos y palabras de por medio. Al llegar a Acordes, divisaron a sus amigas. Paula esclarecía el orden de actuaciones.

En primer lugar actuó un joven llamado Alfred, que acompañado de su inseparable trombón cantó un tema del gran Michael Jackson, Rock with you. Este dio paso a Amaia, la chica despreocupada que, plantada ante un piano dejó a todos boquiabiertos con su cover de Soñar contigo, obra de Toni Zenet. Seguidamente, Agoney, el canario al que tanto cariño habíamos cogido cantó el mítico Somebody to Love, de Queen. Raoul, íntimo amigo de este último, transmitió como nunca con su querido Million reasons, de Lady Gaga. Llegó el turno de Aitana. Desde su posición podía ver perfectamente a la catalana interpretar Cheap thrills, de Sia. No despegó la vista de sus manos, su cara. Ni siquiera cuando, al terminar, le tendió el micrófono. Era su turno.

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