13. "Error"

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La noche anterior fue diferente para Aitana. La catalana nunca imaginó que Luis, ese tímido chico de rostro inexpresivo, la transportaría a un estado de tranquilidad y placer inigualables.
Acabaron abrazados y sudorosos, pero inexplicablemente felices.

Unos tímidos rayos de sol lograron despertar a la del flequillo. Sonrió al girarse y ver al gallego dormir con la boca entreabierta. Le pareció lo más tierno que había visto nunca. Quiso abrazarse fuertemente a su cuerpo, pero un pensamiento la frenó. ¿Y si Luis no sentía lo mismo? Podría ser un error para él, tal vez había pasado por una dolorosa ruptura y ese "polvo" le habría ayudado a sobrellevarlo.

Ante eso decidió buscar su ropa, que en esos momentos se encontraba esparcida por el suelo. Comenzó a vestirse, sin darse cuenta de que su acompañante ya estaba despierto.

- ¿Te vas? - Su pregunta la pilló desprevenida. ¿Le decía cualquier excusa para marcharse lo más rápido que puede o hablaba sobre la noche anterior? - Aiti, sobre lo que ha pasado esta noche...

- Ha sido un error, lo entiendo. - No le di opción a réplica, me levanté ya vestida y salí atropelladamente de aquella habitación. Fui a la cocina, agradeciendo a los dioses que mi compañera de piso se habría quedado en casa de Ana o Miriam. Preparaba mi desayuno cuando una mano se posó en mi hombro.

- Aiti, lo mejor será que me vaya. Estoy contigo, supongo que lo de esta noche ha sido un error. - Me dio un beso en la cabeza y se marchó, dejándome con la palabra en la boca. Tenía razón, para él todo fue un simple error, de esos que borras como si estuviese escrito a lápiz. Inconscientemente mis ojos se empañaron. ¿Seguiría todo igual entre ambos? Estaba claro que para mí no, pues poco a poco mis sentimientos por Luis eran más evidentes. Sin embargo, el gallego no parecía sentir lo mismo.

El sonido de las llaves en la puerta le dio a entender que su amiga había llegado. Intentó actuar normal, pero sus miradas nerviosas a la cafetera la delataban.

- A ver, mi detector de infrahombres me alerta de un extraño olor a perfume masculino ¿estoy en lo cierto? - Las carcajadas de Aitana se debían de oír a kilómetros. - Eso me demuestra que sí. ¿Tal vez un apuesto gallego de cabello oscuro y brazos musculosos? - Paula la miró divertida.

Aitana con la cabeza gacha asintió.

- Sí, se ha ido porque yo se lo dije. - La rubia estaba alucinando.

- ¿Por qué? ¿Ha pasado algo? No me digas que ayer...

El rostro de la catalana se enrojeció. Debía admitir todo lo que rondaba por su cabeza esa mañana. Pero cada historia comienza por el principio.

- Paula, Luis y yo... nos liamos. - Esperaba cualquier cosa: que sus ojos se abrieran como platos, que me gritara por no habérselo contado desde que apareció por la puerta, y mil cosas más antes de responder, tranquila.

- Lo sabía. - Acto seguido, comenzó a dar vueltas sobre sí, visiblemente entusiasmada. - Lo sabía, lo sabía,...¡si es que soy una genia! - Aitana la frenó agarrándola por el brazo.

- Para el carro rubita. ¿De verdad sabías que Luis y yo llegaríamos a tener algo? ¿Tan obvios somos? - Paula rió fuertemente. Pues claro que lo eran. Mejor dicho, cualquiera diría que eran transparentes, como si estuvieran en una bola de cristal.

- Es muy fácil descifrar lo que pasa cada vez que os miráis. Hay magia Aiti. - La del flequillo desvió su mirada, incapaz de sobrellevar la verdad que abarcaban las palabras de su amiga. - Anda, mientras desayunamos me explicas qué ha pasado entre vosotros. - Aitana le explicó con pelos y señales todo lo sucedido aquella misma mañana y cómo ambos huyeron de su "encuentro" entre sábanas de la anterior noche.

Inestableحيث تعيش القصص. اكتشف الآن