22. Familia

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La primera semana fue muy dura para Aitana y Luis. Tras dos días de recuperación post - parto, la catalana por fin podía visitar a su hija, la cual permanecía dentro de la incubadora.

Las visitas al hospital cada vez eran más frecuentes, en las que llevaban a cabo el método canguro y aprovechaban para dejar los botes de leche extraída por Aitana días antes.

Los días posteriores al nacimiento de Lea, la sala dónde estaban Aitana y Luis se llenaba de gente. Belén, Cosme, Encarna, Silvia, Adrián acompañado de su pareja, familiares y demás amigos estaban ansiosos por conocer a la niña que se encargarían de mimar. 

Luis admiraba la respiración de Lea sobre su pecho. La veía tan frágil, tan indefensa que inevitablemente sus ojos se aguaban. Al levantar la mirada y ver a su novia exactamente igual que él, no dudaba en besarle la mano y susurrarle palabras de consuelo.

Sin embargo, aún más emocionante fue la primera toma de contacto piel con piel entre la pequeña y su madre. 


8 de octubre


- Luis, estoy ansiosa por poder tocar algo más que sus deditos.

- Y yo cariño. Habrá que darle calorcito para que crezca.

Una de las enfermeras acercó a la pequeña con mucho cuidado al pecho de Aitana. Esta no pudo evitar que varias lágrimas brotaran de sus ojos. Lea se mantenía dormida sobre su madre, de vez en cuando abría un poco los ojitos pero los volvía a cerrar.

- Es más bonita - susurraba Luis a la vez que cogía con delicadeza una de sus diminutas manos. El gallego aprovechó para sacar varias fotos de ese momento para sus familiares y amigos. Todos deseaban verla grande y sana.

- Mira, está moviendo la cabecita - Aitana admiraba cada facción y gesto de su hija, mientras su novio se encargaba de capturar todos esos momentos en sus retinas.

Momentos que nunca olvidarían.


6 semanas más tarde


Aitana sonreía al encender su móvil y ver la foto que Luis le había mandado. Se trataba de su hija que, apoyada en el hombro de su padre, descansaba ajena a todo el sufrimiento y culpabilidad que cargaban a sus espaldas. Hubiera hecho cualquier cosa con tal de que no estuviera allí, con ese fino tubo colocado en su nariz y parches que midieran su frecuencia cardíaca y respiratoria.

Sin embargo los progresos eran evidentes. Quedaba menos para que su pequeña recibiera el alta. Había dejado atrás la máscara de oxígeno y dentro de poco no necesitaría ondas para alimentarse.

Aquel día la catalana no había podido acompañar a Luis debido a la gripe que tenía y podía ser perjudicial para Lea, por lo que prefirió resguardarse y así no ponerla en peligro. El gallego se encargaba de animarla día a día y recordarle que nada de lo que habían pasado el último mes y medio era culpa suya.

Se levantó y se permitió observar su cuerpo unos segundos en el espejo. Era distinto. Algunas estrías del embarazo se dejaban ver cerca de su cintura, pero le gustaban. Eran marcas que significaban vida. La vida del bebé que descansaba en la UCIN del hospital a varios kilómetros de distancia.

La chica suspiró aún sin creérselo.

Para el alivio de todos, su espera terminó el día que pudieron llevarse a Lea a casa.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2022 ⏰

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