➣24|Nᴏ ᴍɪʀᴇs ᴀᴛʀás|

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Metió la última prenda que quedaba en su armario, posteriormente cerro su valija y se encaminó hasta la puerta dando una última mirada a la vacía habitación.
Reteniendo sollozos, cerró la puerta aproximándose a la salida de su casa, donde su mejor amigo esperaba para finalmente llevarla al aeropuerto para así reunirse con su madre e irse a su nuevo hogar.

Igual de entristecido, Wakiya ayudo a ____ con su equipaje. Miró el reloj en su muñeca, cinco y treinta, su vuelo salía a las seis y quince. Tenía el tiempo suficiente para llevar a cabo su plan.

—¿Y?, ¿Como te sientes?— pregunto el rubio.

—Mal— respondió sin dejar de ver por la ventana—. Quizás nunca pueda volverlos a ver...

Sonaba dolida, amargada consigo misma. El ojiazul la atrajo a sus brazos aprisionando la en un abrazo, sintiendo como su tenso cuerpo se relajaba a su muestra de afecto.

—Nos verás cuando menos te lo esperes— animó con una sonrisa en los labios.

E indudablemente correspondió a esa sonrisa.

Aún con ese reconfortante momento sabía que algo, no, alguien le hacía falta y, el pesar seguía sobre sus hombros, la pequeña grieta en su corazón provocada por sus errores persistía.
¿Como arruinar un noviazgo al mismo día de haberlo iniciado?, Solo ella tenía la respuesta a ello.
Rompiendo el abrazo, regreso su vista a la ventana, los árboles y edificaciones comenzaban a desvanecerse hasta quedar un lugar despejado de ellos, solo había ahora un aparcamiento cundido de autos y personas. Trato de no lagrimar. Habían llegado al aeropuerto.

Bajo del auto con el chófer de Wakiya siendo le de ayuda con las maletas; lograron identificar a sus amigos y a su madre entre toda la multitud acercándose a ellos. Cabe mencionar que su madre no estaba enterada de nada sobre su recién "noviazgo".

—¡____!— Valt saludo felizmente. Ella respondió a todos con un ademán.

—Bueno...— Wakiya carraspeó retrocediendo sus pasos—. Debo ocuparme de algo... Importante.

Guiñando un ojo al grupo de bladers, dejo a una chica de cabello (C/c) intrigada.

—¿De que hablan?— indagó confundida. Todos negaron con la cabeza, incluso su madre y el chófer que no entendían nada.

—Tranquila— puso una mano sobre su cabeza despeinando sus cabellos—. Regresaré a despedirte, pero te debo una sorpresa por eso.

—¡Murasaki!— grito demasiado tarde pues ya se había alejado.

Libero un suspiro regresando su vista a los demás que se apresuraron en negarle sus suposiciones. Evidentemente, muchas ideas iban y venían desesperadamente por su cabeza pero nada le aseguraba que lo que pensaba fuese afirmativo.
Vio la hora por medio de su celular, cinco con cincuenta, ¿Que se supone que haría su mejor amigo en esos veinticinco minutos?.

Giró hacia los demás, debía confiar en que regresaría a tiempo.

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—A decir verdad... ¡Ambos son unos idiotas!— soltó con fastidio,— se complican demasiado la vida cuando fácilmente pueden hacer lo que les plazca y ya.

Abrió la puerta de su casa mirándolo con desgano, quedó perplejo gracias a su falta de sueño que había creado un par de bolsas ligeramente visibles bajo sus ojos.

Frunció su ceño a la vez que se soltaba la cinta con la que tenía el cabello atado.

—Solo dime a qué has venido, dudo que haya sido solo por tus sermones.

Dᴏs ᴘᴏʀ Uɴᴏ •[Shu Kurenai & Red Eye]•Where stories live. Discover now