Cap. 20

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A la mañana siguiente despertó en el dormitorio, junto a los otros transferidos. Estaba en su cama, junto a la puerta y junto a Will. Miró a su alrededor algo adormilada.

A pesar de siempre levantarse muy temprano, ese día había sido a excepción; todos estaban despiertos a su alrededor, se vestían de manera mecánica, estaban callados.

Eran casi robots.

Se vistió imitando el comportamiento de los demás, vio a Tris igual que ella, siseó en su dirección y con sus labios gesticuló un "actúa". La rubia entendió, imitando también las acciones de los demás al vestirse.

Salieron de su dormitorio, y se formaron en una fila. Nadie hablaba ni emitía sonidos, todos mantenían su mirada fija al frente. A excepción de ellas dos.

Se ubicó detrás de Tris, quien parecía bastante nerviosa.

¿En dónde demonios te metiste? Maldita sea, juro que cuando te vea voy a destrozar tu bella carita. Pensó con desespero buscando a Cuatro, pues desde el día anterior no lo había visto y ya se empezaba a preocupar.

A lo lejos vio a Uriah mover su cabeza, mirar a su alrededor disimuladamente.

Me lleva el diablo. Él también. Pensó.

Entonces en su campo de visión aparecieron Eric, Max y una chica a la cual no reconoció. Ellos hablaban, al parecer no les habían inyectado el suero, pues hablaban con suma confianza sobre los efectos de éste en los Osados.

Un chico de cabello azul salió de entre las filas, bastante confundido y asustado: —¿Qué hacen? ¿Qué está pasando?

—Divergente—, escuchó a Max.

Eric pareció entender la mirada que le estaba dando su superior y asintió, acercándose al muchacho. Le dijo algunas palabras para tranquilizarlo y luego le disparó por la espalda.

Cobarde.

Tris ahogó un chillido.

La línea en la que estaba ubicada avanzó rápidamente. Imitaron las acciones de los demás, tomaron un arma justo como el resto y salieron de los complejos de Osadía.

El tren estaba esperándolos, había parado -cosa que no era normal- y todos los Osados subían a este.

( . . . )

Tienes que estar por aquí. Maldita sea. Eres escurridizo pero tampoco un fantasma. Tienes que estar aquí y tienes que estar despierto. Maldita sea, Cuatro.

Miraba sobre las cabezas de los demás. Todos organizados en filas algo difusas. A pesar de ser alta, habían Osados aún más altos y esto le impedía encontrar a Cuatro.

Pero entonces lo vio. Localizó a Cuatro por el tatuaje que sobresalía en su cuello por del borde de su chaqueta. Tomó la decisión de acercarse.

Si está despierto, debe estar sólo. Por lo menos Tris aquí está cerca de Uriah; él no. Pensó mientras empezaba a acercarse.

Cuando pasaba frente a alguien se quedaba quieta unos segundos, disimulando. Hizo esto hasta llegar al lado de Cuatro que mantenía su mirada fija al frente, la mandíbula apretada y el ceño fruncido.

Tienes que estar despierto, maldita sea. Casi rogó.

Entonces los dedos suaves del Cuatro rozaron la piel de su mano. Él entrelazó sus dedos. Pareció relajarse al sentir que ella también apretó su mano en señal de presencia.

Está despierto. Estaba en lo correcto. Por Dios, qué alegría. Soltó un suspiro e intentó no pensar en lo que pasaría cuando el tren se detuviera nuevamente.

Bad Guy || Tobias Eaton (1)Where stories live. Discover now