Cap. 21

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Cuando los soldados se acercaron para llevárselos, Valentine, como era de esperarse, puso oposición. Intentó escapar inútilmente, ganándose un fuerte golpe en la parte posterior de su cabeza.

Estaba totalmente desorientada, en sus oídos sólo se escuchaba un incesante pitido y sus ojos sólo veían figuras borrosas y pequeños puntos negros.

Amarraron sus manos y los empujaron entre los complejos de casas. Los guiaron hasta una casa en especial, ingresaron y dentro vieron a Tris de rodillas, también amarrada. Jeanine Matthews tecleaba cosas en su computadora.

La mujer Erudita pareció decir algo importante o letal, pues la primera reacción de Cuatro fue tirar de ella.

Entonces, justo cuando su vista empezaba a aclararse y comenzaba a cobrar la razón, los separaron. Se llevaron a Cuatro en una dirección y a ellas dos en otra.

No moriré. Hoy no. Pensó a la vez que era empujada por entre las casas, hasta llevarlas a un claro, frente a un bosque. No puedo morir. No quiero morir hoy, tal vez mañana sí, pero no hoy.

Si muero hoy... por lo menos será con la cabeza en alto y el pecho levantado. Jamás me verán mal. Pensó con orgullo y decepción al ver que no se le ocurría nada para escapar.

Las pusieron de rodillas, el seguro del arma sonó, esperaba el disparo pero nada. Hubo unos segundos de silencio antes de que se escuchara el estruendo.

Estoy viva. Me lleva el Diablo... pero no hoy. Levantó su vista del suelo, vio a una mujer en un vestido de Abnegación correr a hacia ellas, con un arma en su mano. A mitad del camino se detuvo y disparó otra vez al hombre que quedaba.

Tris tenía una mirada de asombro, de esperanza.

La mujer llegó y con un cuchillo que le había quitado a uno de los soldados desató las manos de Tris. Ahora ambas estaban de pie, frente a la mujer que era desconocida para Valentine .

—Mamá...

—Hija...

—Valentine, mucho gusto. También estoy atada y también me quieren matar—, levantó sus manos aún amarradas—. La verdad, adoro las reuniones familiares pero creo que habrá tiempo para esto después...

—¿Quién es ella, Beatrice?—, dijo la mujer.

—Literalmente le acabo de decir mi nombre.

—Es Valentine, mamá, estuvo en los entrenamientos conmigo. Es una amiga—, dijo rápido Tris quitándole las ataduras.

—Asombroso. Ya que estamos...—, sacudió su pantalón y se acercó a uno de los soldados muertos, tomando su arma—. Vi varias casas vacías, ¿en dónde se metieron los estirados?

—Los llevé a una bodega a unas calles de aquí.

—¿Y papá?

—Está con lo otros en la bodega.

—Corran—, escupió cuando vio a varios osados más correr hacia ellas.

( . . . )

—Hey. Tengo un plan—, le susurró a Tris a la vez que ella se limpiaba las lágrimas.

Su madre había muerto, una parte de ella se sentía mal por mostrarse tan insensible, sin embargo, no era tiempo para pensar con el corazón. Debían andar con la cabeza fría para poder seguir con vida.

—Tris, escúchame. Tris—, insistió. Cansada ya, explotó—. Por un demonio. Acabas de perder a tu madre, ya está, se fue. El fin. Yo maté a Will. Lo siento mucho por ti y por él pero ahora mismo, si queremos salir de aquí con vida... hay que pensar. No seas impulsiva, sé que se te da bien. Piensa con la cabeza fría o sigue mis órdenes.

Okay...

—Gracias—, hizo una leve reverencia, tranquilizándose—. Ve a donde te dijo tu madre. Busca a los otros y asegúrate de que no los vayan a ver—, murmuró mientras caminaban lentamente por un largo pasillo—. Me adelantaré a los complejos de Osadía, me pareció escuchar a un cerebrito mencionar el lugar. Tengo que ir por Cuatro. Busca a Uriah, por favor, cuídalo.

Tris asintió. Separaron sus caminos, Tris corrió hacia la bodega que había mencionado su madre y Valentine había corrido hacia el tren, sabiendo que funcionaba y que estaría vacío.

¿Cómo entrar? Pensé en todo menos en cómo entrar. Definitivamente Erudición no es para mi. No sé cómo demonios me salió en la prueba de aptitud... oh, mierda. La prueba.

Recordó. Su mente se iluminó y los recuerdos la golpearon como un rayo a un árbol.

El día de la prueba. Entraron saltando de un techo, cayó en una red, primera saltadora.

Dios. Soy lo máximo. Rió escandalosamente, llena de gozo.

Vio el techo al que había saltado ese día, y saltó. No se sintió como la primera vez, ahora la caída no le había lastimado el cuerpo. Tal vez a causa de los músculos que le habían salido debido al fuerte entrenamiento durante la iniciación.

Corrió al borde del techo en donde vio a Eric por primera vez. Subió y saltó. Tal como lo recordaba. Sin pensarlo, sin miedo. La misma sensación cosquilleante en su estómago. Y ahora se encontraba recostada en la red, la red en la que vio por primera vez a Cuatro; y sintió ese estallido en su interior, que para entonces ni siquiera sabía a qué se debía.

Corrió por los pasillos, sintiendo sus pies ligeros. Vio a Peter hacer guardia cerca del Abismo.

No será un problema.

Siguió derecho, buscando el lugar en el que controlaban la simulación en la que todos se encontraban. Hasta que la encontró, una sala custodiada por guardias.

Necesitaba un distracción si quería entrar.

Vio su oportunidad en una botella de vidrio vacía, la tomó y la estrelló contra una pared lejana. Al ver que eso había captado la atención de los guardias, se escondió y cuando vio que estaban lo suficientemente distraídos para notarla, empezó a dispararles.

Acabó con los cinco guardias que custodiaban la entrada, recibiendo sólo un disparo en una de sus piernas.

Rectificó que nadie la viera entrar, y se deslizó al interior.

Miró todo a su alrededor. Buscó a Cuatro. Buscó a Jeanine.

Y ahí estaba él, en una silla conectado a varios electrodos, varios cables saliendo de él. Tenía las manos esposadas a la silla. Pero... había algo extraño. Su expresión, se veía muy calmado.

Demasiado calmado para ser el Cuatro que conozco. Pensó y con algo de duda aún así se acercó a él. Ignorando las señales que le advertían y el dolor punzante en su pierna.

—Cuatro...

-V

Bad Guy || Tobias Eaton (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora