Capitulo 18

86.7K 6.2K 729
                                    

Me quedé analizando su confesión durante un largo momento.

¿Sam... me amaba?

Yo la quería muchísimo, tenía eso claro, pero no estaba seguro de amarla, no todavía; pero sabía que lo haría más temprano que tarde. Lo que sentía por ella crecía a pasos agigantados.

—Yo, ah...

—Shhh, no tienes que decirme nada, solo quería sacarlo de mi pecho.

Sam besó mis labios y luego volvió a esconder su cara en el hueco entre mi cuello y mi hombro. Mis manos la rodearon de forma automática por la cintura y apretaron. Ella suspiró y se acomodó en mi regazo de forma que no lastimara mi pierna. No sabía si lo hizo intencionalmente, pero lo agradecí. Besé su coronilla y luego recargué mi cabeza en el mismo lugar.

—¿Cómo te sientes? —pregunté en un susurro. No quería romper la calma que había, la paz que se sentía.

—Mejor. —Acarició mi cuello con su nariz y aspiró—. Me gusta cómo hueles —admitió, haciéndome reír. Elevó su cabeza para besarme de nuevo. Cuando se retiró unos segundos después, me miró con una intensidad que hizo que se me erizara la piel.

—¿Qué pasó? —Recorrí su rostro con mi mirada deteniéndome en sus labios rojos.

—Muchas cosas pasaron. —Elevé mi mirada de nuevo a la suya y enarqué una ceja invitándola a que continuara. Soltó un suspiro—. Contigo puedo ser sincera ¿no?

—La pregunta me ofende —sentencié. Ella sonrió.

Miró alrededor de la estancia antes de que sus ojos se detuvieran en un punto a mi derecha. Giré la cabeza y encontré una foto enmarcada de un hombre sonriente cargando en su espalda a una alegre niña de largo cabello negro.

Miré a Sam y me encontré con que sus ojos estaban empañados por las lágrimas no derramadas.

—Nunca le di las gracias por todo lo que hacía por mí, ¿sabes? Pensé que siempre estaría a mi lado, que... nada podría pasarle. Que era invencible o algo así. —Giró su rostro al mío y sonrió temblorosa—. Prometió que iríamos a visitar a mis abuelos estas vacaciones, que me regalaría un carro en mi cumpleaños y que me pagaría un viaje a donde yo quisiera como regalo de graduación.

»Me dijo que yo siempre seria su niñita, no importaba lo mucho que creciera, y que me consentiría hasta que me casara. Él y yo éramos muy cercanos. Era mi mejor amigo, Dean, y se ha ido para siempre. Yo... no sé qué hacer con mi vida —musitó frunciendo el ceño.

No tenía palabras que la pudieran animar, no sabía qué hacer o decir, así que solo la abracé. Parecía lo único que podía hacer en ese momento; sostenerla.

Sus sollozos comenzaron de nuevo, suaves y desgarradores; yo acaricié su cabello solo esperando que se desahogara, que lo sacara de su interior.

—Aquí estoy, Sam. —Ni siquiera sabía por qué decía eso. Tal vez para asegurarle que contaba conmigo para lo que fuera. Para reír, hablar, para consolarla...

—¿Siempre será así? —cuestionó—. Tengo miedo de nunca volver a ser la misma.

Besé su frente y la atraje con más fuerza contra mi torso.

—Nunca serás la misma, niña. Aunque duela escucharlo, es la verdad. Cuando superes esto serás una mujer más fuerte, más valiente. Una mujer que sabe lo que es caer con fuerza y levantarse con la frente en alto para seguir adelante. Una persona que valorará más lo que tiene porque sabe lo que es perderlo sin previo aviso. Serás más madura, Sam. Los sucesos más trágicos en nuestras vidas nos dejan las lecciones más valiosas, no lo olvides.

Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2014Where stories live. Discover now