¡Has vuelto!

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Al llegar al palacio, se encontraron con Timón y Pumba. Los ojos de estos estaban llorosos. No era sorpresa, sus tíos siempre eran exagerados por todo.

—¡Estábamos preocupados por ti!—Gritó Pumba, abrazando a Kiara junto con Timón.

—¡A-ah! N-no respiro—Dijo la chica, con la respiración entrecortada por el abrazo de sus tíos.

Al separarse, Kiara recuperó el aliento. Miró a sus tíos.

—Estoy bien, estoy bien. Pero... ¿Dónde están mamá y papá?—Preguntó la chica.

—Creo que están en la habitación real.—Dijo Timón, señalando dentro del palacio.

—Gracias—Sonrió Kiara, tomó a Kovu de la mano y  abrió paso entre sus tíos.

—Espera, espera—Timón hizo que los dos jóvenes se dieran vuelta para mirarlo—¿Quién es él?—Señaló al chico de piel morena y ojos verdes.

—No es nada más ni nada menos que el novio de mi hermanita—Respondió Kion, riendo.

—¿¡Qué?!—Timón y Pumba se exaltaron a la vez.

—¡No! No es mi novio—Gritó la princesa —¡Es solo mi invitado!

"¿Invitado? ¿Algo así como un huésped" Pensó Kovu.

El de ojos verdes miró a Timón y Pumba. Parecían unos tipos graciosos y un tanto olorosos.

—Es cierto—Asintió el chico—No vengo con ninguna mala intención en contra de su tribu o de sus jefes. He venido aquí para  refugiarme un largo rato de mi familia...

Kovu habló con un tono de voz muy refinado. Parecía todo un príncipe. Kiara lo miraba de reojo y se mordía el labio inferior mientras sonreía.

"Confirmado, me he enamorado" Pensó la joven princesa.

Lo que ella no sabía, era que Kovu estaba mintiendo. Su plan lo había elaborado en el camino y muy rápidamente. Matar a Simba para vengar a su padre, que su mamá estuviera orgullosa de él y por fin dejar de oír los lamentos y rencores de su madre.

Timón y Pumba miraron de arriba a abajo al chico. Con algo de desconfianza, lo dejaron pasar con ella y al resto de la guardia.

Mientras tanto, en la habitación real, se encontraban Simba y Nala. Esta estaba demasiado preocupada por su hija. Se encontraba acostada en la cama con sus manos en el pecho, sollozando por su hija.

Simba estaba intranquilo. Caminaba por la habitación de un lado para otro. Se agarraba la cabeza con las manos. El saber que su hija no estaba en su hogar lo ponía nervioso. Tenía miedo.

Recordó aquella vez cuando su padre le había dicho que los reyes también sienten miedo. Él no lo creía. Ahora sí lo hace.
Tenía mucho miedo por su hija. Mucho miedo por si le había pasado algo.

Sin previo aviso, Kiara entro a la habitación.  Simba se dió la vuelta y la vio de pies a cabeza. Nala se sentó en la cama y la miró de la misma forma.

Simba reaccionó y corrió hasta su hija. Nala hizo lo mismo. Un fuerte abrazo entre los tres estuvo presente allí.
Nala derramó alguna que otra lágrima, pero era de felicidad.

—¡Al fin has vuelto!—Decía Simba, separándose y acariciándole el rostro a su hija.

Kiara sonreía y miraba la felicidad que tenían sus padres.

No se habían percatado que en la entrada de la habitación, se encontraba cierto joven de ojos verdes. Simba lo divisó y se acercó a él rápidamente.

—¿Kovu?—Preguntó, entrecerrando los ojos.

—Si—Contestó el chico, con firmeza.

—¿¡Que haces aquí?! ¡Tu no perteneces aquí! —Comenzó a protestar el mayor.

Kiara vio esto y se acercó a la discusión que tenían ambos.

—¡Hey!—Gritó poniéndose en medio—¡Kovu ayudó a sacarme!

—¿Qué?

—Es cierto, majestad—Respondió Kovu—Estoy cansado del maltrato que he recibido toda la vida en mi casa. Estoy cansado de vivir allí con esa gente. Estoy cansado, su majestad.

Kovu habló nuevamente con un tono más refinado que el anterior. ¡Sí que lo hacía bien!

—Ademas—Intervino Kiara—Yo lo invité.

Simba miró con desconfianza al chico. Nala miraba toda esa escena desde el lado de Kiara.

—Simba—Su esposo la miró—Salvó la vida de tu hija.

Simba solo hizo silencio. Su esposa tenía razón. Se agarró de la cabeza una vez más, pensando. Haya que por fin habló.

—Dejaremos que se quede en la habitación de los huéspedes. Ya veremos quién eres realmente.

Kiara soltó un grito de felicidad y abrazó a sus padres con emoción. Se separó, se dió la vuelta y vio a Kovu. Se acercó y le dijo unas palabras.

—Yo te escoltaré hasta tu cuarto—Sonrió.

—Gracias—El otro hizo una reverencia, que fue más bien torpe porque no le salió bien, y se despidió de los jefes.

Los mayores sonrieron levemente por el acto fallido del chico. Se les había hecho gracioso. Pero había algo. A Simba no le cerraba del todo aquel chico moreno.
Sabía que era el hijo de Zira, la mujer en la que menos podía confiar en la vida.
Sería mejor para él que lo vigilara muy de cerca.

͠s͠ᴏ͠ʟ͠ᴏ ͠ᴀ ͠ᴛ͠ɪ ͠ᴛ͠ᴇ ͠ɴ͠ᴇ͠ᴄ͠ᴇ͠s͠ɪ͠ᴛ͠ᴏWhere stories live. Discover now