Baile

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—¡Kovu, viniste!—La de cabellos claros lo abrazó.

—¡Claro que vine, Ki!—Correspondió y soltó una risita—¿Crees que me perdería esta fiesta? Digo, ¡Mira nada más los manjares que hay aquí!—Se separó y saboreó un rico muffin con crema.

—¿Solo viniste por la comida?—Kiara se hizo la ofendida, aunque todo era un juego.

—¡Claro que no, princesa!—Habló con la boca llena el chico mientras le seguía el juego.

—Bueno, y ¿A qué se debe todo este acercamiento hacia mi persona?—La joven sonrió y le siguió el juego también.

—Pues le estaba preguntando algo previamente, señorita—Sonrió siguiendo—¿Le gustaría bailar con este humilde joven?—Le extendió la mano sonriendo.

—¿Cómo aceptar esa tentadora oferta, joven?—Sonrió y aceptó la mano del joven con gusto.

Kovu y Kiara fueron hasta donde se encontraban todas las parejas bailando; estaban yendo con risitas y agarrados de la mano.

Al llegar al centro, el chico de ojos verdes la miró y pasó sus manos por la cintura de la joven. La chica, en cambio, colocó sus manos en los hombros del chico y se le quedó mirando a los ojos. Estaban completamente perdidos en la mirada del otro.

—Estás muy hermosa—Sonrió mientras comenzaban a moverse al compás de la melodía.

—Tú también.—Le devolvió la sonrisa—A propósito, ¿De dónde conseguiste este traje tan fino?

—Oh, tu padre me lo prestó—Dijo encogiéndose de hombros—Fuí a pedirle si tenía algo que ya no usaba, con sumo respeto obviamente.

—Creo que a mí padre le estás cayendo bien, eso es un punto más a favor para nosotros—Habló emocionada la chica.

—Mejor, corazón—Sonrió.—Hablando de tu padre, ¿No le molestará que esté bailando con su hija?

—No lo creo—Dijo algo preocupada, pero de pronto cambió su rostro por uno feliz—Ah, ¡Ya le he dicho a mamá sobre lo nuestro!

—¿En serio? ¿Qué te dijo?—El chico parecía emocionado también.

—¡Le pareció muy lindo! A mi madre sí le caes muy bien.—Apoyó su cabeza en el hombro del chico mientras seguían bailando.

—Eso me alegra, hermosa—Dijo con dulzura.—Te amo.

—Yo también, Kovu—Decía con los ojos cerrados.

No muy lejos se encontraban ambos líderes de la tribu. Estaban viendo esta escena.

—¿Estás segura de que no hay nada entre ellos?—El mayor miró a su esposa.

—Segura, Simba—Sonrió la de ojos celestes.—Le he preguntado a Kiara y me ha dicho que no. ¿Qué clase de padres seríamos si no le creyéramos a nuestra propia hija?—Mintió.

—Es que…—Suspiró—No sé si estoy listo para que Kiara tenga pareja, ¿Sabes? Ella siempre ha sido mi pequeña y dulce princesita.—Dijo con nostalgia.

—Amor, tu "pequeña princesita" ya es grande—Su esposa apoyó su mano en el hombro de Simba con dulzura—Ya es tiempo de que tenga su propia vida. ¿No crees?

Simba suspiró nuevamente con tristeza y depositó un beso en los labios de su esposa. Tenía que aceptarlo, Kiara algún día tendría pareja e hijos y ¡tendría su propia vida! Una a la que su padre no iba a poder interferir.

Disimuló una sonrisa y saludó a los invitados. Pero algo le quedaba muy claro; luego de la fiesta, iría a hablar con su hija acerca del tema.

Por otra parte, muchos invitados exclamaban: "¡Qué linda pareja!". Otros se quejaban: "¿Cómo es que la princesa cayera tan bajo como para bailar con ese sucio forastero?".

Sin embargo, a la pareja no le importó. Eran solo ellos dos en la noche, bailando con dulzura y abrazándose.

—¿Quieres ir a mi habitación?—Preguntó Kiara.

—¡Kiara, ya cálmate! Sé que soy irresistible, ¡Pero no!—Exclamó en broma.

—¡Deja de malpensar todo, pervertido!—Se separó y le pegó con el codo.—Es solo que necesito estar más tranquila.

—Entonces sí—Dibujó una sonrisa burlona en su rostro.

Y así fue, ambos se fueron a la habitación correspondiente de la chica. ¿Pasó algo? ¡Pff! Claro que no.
Kiara sabía que no debía tener relaciones, no al menos hasta tratar del tema con sus padres. Y a Kovu no le interesaba, pues tener relaciones no prueba el amor mutuo que se sentían ambos.

La joven entró al cuarto y se tiró directamente a la cama. Soltó suspiros de cansancio.

—¡Odio las fiestas! ¡Son siempre tan aburridas!—Dijo con un tono que hizo que Kovu soltara una risa.

Kovu se quitó el saco y la corbata que llevaba puesta y se sentó a los pies de la cama junto a la princesa. Llevaba una camisa blanca puesta.

—¡Dímelo a mí! ¡Ya estaba muerto de calor con ese pesado saco!—Dijo cansado.

—Hay tantas veces que desearía no ser princesa—Suspiró la chica—¿Nunca has deseado escapar de la vida que tienes y no recibir órdenes de nadie? ¿Nunca te has sentido atrapado?

—Muchas veces, Kiara.—Dijo en un tono triste—Muchas veces...

La joven se levantó y se sentó sobre las piernas del chico para abrazarlo. Él correspondió con dulzura.

—Me imagino.—Suspiró la joven—Has pasado por peores momentos que yo.

—Hay veces que la vida nos impone pruebas, Kiara—Se separó y agarró con dulzura las mejillas de la chica—Y depende de nosotros afrontarlas o rendirnos.

—Tienes tanta razón en todo.—Se acercó a sus labios y los besó con pasión y cariño—Te amo, ojos verdes.

—Y yo a ti, ojos rojos—Soltó una risa y correspondió al beso.

—Y luego no había nada entre ustedes dos—Sonrió pícaramente en la puerta una joven de pelo castaño.

—¡Nasim! Hola...—Sonrió nerviosamente Kiara y se levantó rápidamente de las piernas de Kovu.—¿Q-qué haces aquí?—Estaba roja como un tomate.

—Ví que desapareciste en la fiesta y vine a ver si estaba todo bien.—Sonrió pícara de nuevo—¡Y veo que la estás pasando genial!—Le guiñó un ojo.

—Tú eres la mejor amiga de Kiara, ¿No?—Se levantó Kovu de la cama y miró a la chica.

—Así es, soy yo—Sonrió altanera.

—¡Has interrumpido nuestra larga noche de pasión!—Dijo Kovu, en broma.

—¿¡Qué?!—Gritó alarmada la princesa—Disculpa, pero no iba a pasar nada más entre nosotros. —Se cruzó de brazos.

—¡Diablos, chicos!—Exclamó Nasim y soltó una carcajada.

Los tres rieron y Kiara agarró de la mano a su mejor amiga.

—¿Quieres quedarte y charlar de estupideces con nosotros? ¡Porque estás invitada!—Soltó una risita.

—Me encantaría, pero debo estar abajo viendo que desean los invitados. —Suspiró Nasim, cansada.

—Vamos, tontis—Kiara sonrió—Será solo un rato.

Nasim lo pensó durante unos minutos, hasta que miró a ambos y accedió a la propuesta.

Los tres se sentaron en la cama y ella comenzó a preguntar:

—Muy bien—Movió sus manos—Cuéntenme cómo empezó su relación.—Se acomodó y sonrió—Adelante, soy toda oídos.

Aquella sería una larga noche de historias...

͠s͠ᴏ͠ʟ͠ᴏ ͠ᴀ ͠ᴛ͠ɪ ͠ᴛ͠ᴇ ͠ɴ͠ᴇ͠ᴄ͠ᴇ͠s͠ɪ͠ᴛ͠ᴏWhere stories live. Discover now