Confianza

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Mientras ambos jóvenes se sonreían y se miraban a los ojos, Timón los interrumpió. No necesitaba otro momento romántico, pues con Simba y Nala ya había tenido mucho aquella vez que casi todos la recuerdan como "La noche del amor".

—¡Hey, hey! ¿Que está pasando aquí?—Preguntó el mayor, sin fingir una sonrisa.

—¡Timón!—Gritó Kiara, algo cansada de que su padre envié a ese par a vigilarla.

—Lo siento, princesa Kiara—Se disculpó el más robusto de los dos mientras salía de entre los arbustos.—, Pero su padre nos envío para que nada malo le pase a usted.

La chica suspiró. ¿Su padre no sabía que ya había dejado de ser una niña? Si algo pasaba, ¡podía defenderse ella sola!

—En fin, muevan las patas que ya nos vamos—El más delgado comenzó a empujar a la princesa para que se levantara.

—Siempre arruinan la diversión...—Dijo para sus adentros la menos mientras se levantaba y limpiaba con sus manos el vestido corto que llevaba puesto.

—Kiara, sabes lo que tu padre opina de que vengas a estos jardines.—Le recordó su tío.—Y sobre todo con este... muchacho—Tardó en buscar la palabra correcta para Kovu.

El nombrado se levantó y se puso junto a Kiara. Sonreía levemente.

—Está bien...yo también tengo cosas que hacer.—Miró a la chica y le guiñó un ojo.

Kiara sonrió tontamente y lo miró de la misma manera que él lo hacía. Sus ojos brillaban y sus corazones latían con fuerza. Pero este tierno momento fue interrumpido nuevamente.

—Ya, ya— Comentó el de pelo corto y rojizo—Basta de momentos cursis. Vamos, princesa.

Los cuatro comenzaron a caminar de vuelta al palacio. Aunque en el camino, Kiara y Kovu intercambiaban unas tiernas y dulces miradas.

Kiara aún no entendía sus sentimientos por él, y Kovu menos. El chico nunca había sentido amor de verdad por una chica. Mientras que ella, nunca había tenido a un chico que la hiciera suspirar por las noches.

Al llegar, su padre los recibió con una leve sonrisa. Pero Kiara, lo miró con el ceño algo fruncido.

—Padre, ¿Puedo hablar contigo?—Preguntó Kiara, sin sacar la expresión seria de su rostro.

—Claro, hija.—Su padre puso una mano en el hombro de la chica, haciendo que esta entre a la sala en donde se encontraban los tronos reales. Esta era muy poco usada, solo se usaba en ocasiones especiales. Es decir, en las festividades que aquella gran tribu festejaba. Tenía cuatro tronos reales. Uno para Nala, otro para Simba y los dos restantes eran para sus hijos.

Kovu vio a padre e hija marcharse y dejándolo solo a él con Timón y Pumba. No sé molestó en saludar y se dirigió a su habitación, al menos allí estaría más tranquilo.

Timón y Pumba lo miraron y se encogieron de hombros, ¿Qué iban a hacer? Después de todo, Simba aprobaba que él estuviera allí.

Cambiando a escena, una Kiara furiosa se encontraba discutiendo con su padre.

—¡Ya hemos tenido varias veces esta charla, Kiara!—Respondió su padre, sin perder la postura aún.

—¡Padre, estoy harta! —Kiara hacía movimientos bruscos con sus manos —¿Por qué no puedo salir como cualquier persona normal lo hace?

—Kiara, Sabes lo que ocurrió una idea la otra noche saliste sola.—Respondió su padre, algo enfadado por la actitud de su hija.

— Pero...—Ls chica fue interrumpida.

—¡No quiero perder a otro miembro de mi familia!—Gritó Simba, ya cansado de la conversación.

Kiara, quién aún seguía furiosa, miró por última vez a su padre.

—¿Es esto lo que hubiera querido el abuelo Mufasa?¿Que a donde sea que vaya me sigan por no tener confianza en que no pueda defenderme sola?—La chica recordó a su difunto abuelo. Ella no lo había llegado a conocer, pero había escuchado varias historias acerca de él. Era muy buen rey.

Simba se calmó un poco y serenó su mirada hacia su hija.

—Hija, yo...—Fue interrumpido por la menor.

—¡No! Estoy harta.—Suspiró y se dirigió hacia su habitación.

Kion, quién estaba entrando, había visto casi todo lo que acababa de pasar. Había visto como su padre se había enfurecido con su hermana.

Kion se acercó a su padre e intentó consolarlo. Este estaba sentado en el trono con sus manos posadas en su rostro.

—Papá...—Su hijo se acercó y se sentó a su lado, en el lugar que le pertenecía a Nala. Sinceramente, cuando no estaban en una ceremonia o algo parecido, no importaban sus lugares en aquellos tronos.

Simba se sacó las manos de su rostro y miró a su hijo. Intento fingir una sonrisa, aunque fue en vano ya que el chico notó la frustración de su padre.

—¿Qué ocurre, hijo?—Habló con un tono dulce.

—Creo que Kiara tiene algo de razón...—Su hijo colocó una mano en el hombro del padre.—No me malinterpretes, pero le vendría bien a nuestra futura soberana saber que sus padres sí confían en ella.—Terminó de hablar, con un tono tranquilo.

—Pero yo sí confío en ella...

—Pues, si en verdad confías en ella, deberías darle un poco de libertad.—Suspiró su hijo y se levantó de aquel trono con decoraciones muy finas y doradas.

—Gracias, hijo—El mayor agradeció el apoyo que le brindaba Kion.

—No es nada—Kion sonrió y se retiró de aquel lugar.

Pero eso dejó pensando a Simba. Se quedó allí sentado y meditando toda la situación. ¿En verdad estaba siendo un padre demasiado sobreprotector? No lo culparía, después de lo que ocurrió con su hijo mayor.

—Kopa...—Susurró, mirando el suelo— Como te extraño...—Suspiró y cerró sus ojos. La pérdida de aquel hijo y la pérdida de su padre durante la infancia fueron lo peor que le había pasado.

͠s͠ᴏ͠ʟ͠ᴏ ͠ᴀ ͠ᴛ͠ɪ ͠ᴛ͠ᴇ ͠ɴ͠ᴇ͠ᴄ͠ᴇ͠s͠ɪ͠ᴛ͠ᴏWhere stories live. Discover now