-Nunca he visto a una persona resistir de esta forma a un tratamiento tan violento.
-Dígame por favor que va a sobrevivir, si muere, estaremos en serios problemas.
-¿Por qué hemos tenido que llegar a esto?
-Se volvió loco, mató a tres enfermeros e...
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Dakota
-Tranquila, Dakota, tranquilízate.-Las manos de Alan sostienen mis mejillas llenas de lágrimas, estoy llorando mucho, tengo las rodillas manchadas de sangre.-Estás aquí conmigo, nadie te hará daño.
-Morgan conseguirá que me castiguen, otra vez, yo no he roto sus muñecas, te lo juro, lo hizo ella para tener una excusa con la que tirarme de la bicicleta, y encima, la bronca será para mi.
Estoy tan asustada, papá es muy agresivo cuando se trata de Morgan, porque el papá de ella, es el jefe de mi padre.
Y ella se aprovecha de todo eso para pisotearme.
-Yo diré que es mentira, que tú no fuiste, te voy a defender, Dakota.-Alan toma un trozo de algodón con agua, estamos en el baño de su casa, con la puerta cerrada, yo me encuentro sentada sobre la vasija mientras él derrama un poco de alcohol sobre mis heridas raspadas.-¿Te duele?-Pregunta y yo le sonrío.
Me gusta hacerme daño, porque él siempre viene a cuidar de mi, es la mejor parte.
La tonta de Morgan me daña porque no soporta verme con Alan, no se da cuenta de que cuánto más sufrimiento me cause, más cerca estará él de mi.
-Eres una chica fuerte.-Me alaga, y yo muevo mis piernas viéndolas perfectamente limpias, la sangre se ve de un rojo brillante y puro, ya no hay suciedad.
-Es bonita, ¿verdad?
-Ah, sí.-Me devuelve la sonrisa.-Es curioso que sin ese líquido rojo las personas no puedan vivir, ¿cómo puede un simple líquido mantener vivas a las personas?
Quedo pensativa, perdida en sus ojos azules, él se apoya sobre mis rodillas, mirándome fijamente.
-Mamá dijo una vez algo de que la sangre es lo que mantiene vivo el corazón, y sin corazón, morimos.
-Ah, será eso.-Se encoge de hombros, cogiendo unas tiritas para pegarlas en las heridas.
-¿Qué haces? No es necesario, Alan.
-No quiero que tu corazón muera.-Murmura, mirándome con tristeza.
-A mí me gustaría que el de Morgan dejase de latir, ojalá pudiera desaparecer para siempre.
-Para eso tendríamos que hacerle demasiado daño.
-¿Cómo cuanto?-Arrugo las cejas, tratando de pensar de qué manera se puede hacer a alguien perder toda la sangre.
