Capítulo 3: Fumadora compulsiva.

42.5K 4.4K 3.7K
                                    

Alan

La puerta se cierra a mi espalda, el color blanco me rodea, odio este color. 

La blancura, para la mayoría de las personas, simboliza la pureza, para mi es la privación de la libertad, ese velo que oculta todo lo que existe tras estas paredes. 

Todo lo que pronto volveré a ver... y a sentir.

El olor de la lluvia.

Los rayos del sol.

La brisa de las mañanas.

El canto de los grillos en el anochecer.

Eran las cosas que más amaba de niño.

Todo eso, y Dakota.

Me dejo caer en la silla, la camisa de fuerza me provoca ansiedad, no poder mover los brazos durante un día entero, una noche completa, y otro día más, después, otra noche... resulta desquiciante. 

—Dakota...—Murmuran mis labios, y la sangre aparece.

Sus ojos  llorosos, esa decepción marcada en su rostro, el brillo de su mirada, apagándose...

Sacudo la cabeza con fuerza, todo eso fue solo un sueño, no le ha pasado nada, yo jamás la dañaría, no a ella.

''¿Seguro?''

—Cállate. 

''Fue divertido jugar contigo a mi antojo, Alan, ¿cuando volverán a sedarte?''

—Nunca.—Musito, viendo como las sombras de la vieja cama de hierro con sábanas blancas se mueven por si solas para formar la figura de Schizo, él se acerca, mirándome de frente.—Voy a salir de aquí.

—Vamos, a salir de aquí.

Me río.

Sigo riéndome.

—¿Te hace gracia?—Inclina la cabeza.— ¿De verdad crees que puedes irte y dejarme aquí? yo soy parte de ti, Alan, recuerda aquella noche en la que nos conocimos.

Mis puños se aprietan bajo la camisa, noto ansiedad, me cuesta respirar.

—Vamos, Alan, recuérdalo.—Insiste.— Mamá llorando, pidiéndole a papá que parase, tú escondido dentro de aquel mueble, como una rata, viendo como el cuchillo de papá desgarraba brutalmente el pecho de mamá, sangre por todas partes, sus gritos ensordecedores, su cuello siendo rajado como si fuese una gallina.— Sus labios se curvan, las lágrimas bajan por mis mejillas mientras trato de controlarme, si me vuelvo loco, terminaré sedado de nuevo, no quiero que él vuelva a tener el control sobre mi.—No hiciste nada, cobarde.

—¡Cállate!— Me tiro sobre él con rabia, a lo que desaparece, me quedo de pie, en mitad de la habitación, apretando los párpados con fuerza para tratar de pensar en algo que me alivie.

Entonces, una bonita niña de cabello negro aparece en mis recuerdos.

''—¿Quieres jugar conmigo? —Su expresión pura y angelical, su mano tendiendo una muñeca hacia mí''.

''—Bah, que aburrido, no quiero.''

''Ella niega, y con enfado, tira el juguete al suelo, dispuesta a irse a casa, aguantando las ganas de soltar una llantina''.

''—¡Espera!— Grito a su espalda, recogiéndola para salir corriendo y devolvérsela.—Está.... bien.—Resoplo a desgana, detesto las muñecas, pero no  me gusta ver a esa niña tan linda triste.—Jugaré contigo.''

SCHIZOPRENIA✔Where stories live. Discover now