Promesa del meñique

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Se sorprendió a sí misma al poder llegar a su departamento sin despertar a sus amigas, quienes seguían dormidas. Se quitó su traje y su amuleto lo más silenciosamente posible y los guardó debajo de su cama, ya a la mañana siguiente se encargaría de guardarlo de mejor manera para no ser visto. Una vez se acostó en la cama se quedó dormida casi inmediatamente, la pelea contra Black Cat la había dejado agotada, y ya al día siguiente se encargaría de revisarse cualquier herida que tuviera.

Se despertó de golpe casi al instante de haber escuchado su alarma sonar. Escuchó quejas de parte de Gwen y Kamala, quienes querían seguir durmiendo. A Michelle también le hubiera gustado el descansar un poco más, pero ir a clases sería una buena forma de distraer su mente de lo pasado la noche anterior. Además, tenía que prepararse para confrontar a Romanoff, y tal vez, más tarde, encontrarse con Spider-Man y exigir una explicación de porqué no lo había visto la noche anterior, su ayuda hubiera sido útil durante la pelea contra Black Cat.

—Cielos chica, ¿te quedaste despierta toda la noche o qué?—Preguntó Gwen mientras que las chicas entraban a la cocina.—tienes unas enormes ojeras.

—Supongo que me dio insomnio...—dijo mientras que ponía unos waffles congelados en la tostadora. Kamala puso agua a hervir para que pudieran hacer un té.

—¿Tu hermana se quedó toda la noche trabajando?

—Algunas veces se queda a dormir en su oficina cuando se queda trabajando en un caso hasta tarde, creo que llevó ahí un futon o algo...

—Creo que es genial que Jess sea una Detective.—dijo Gwen, sonriendo.—es muy bueno de su parte el ayudar a personas a encontrar a sus seres queridos desaparecidos. Es como si ella fuera una súper heroína sin poderes.

—Supongo que esa es una forma de ponerlo...—dijo, intentando no recordar cómo se ponía Jessica cuando fallaba un caso, más de una vez su hermana había terminado encontrando a aquella persona desaparecida que se le había contratado para encontrar, pero lo que encontraba era un cadáver. No pudo imaginarse a sí misma teniendo que decirle a unos padres que su hija había muerto.

Las chicas desayunaron unos waffles y para cuando Michelle se estaba arreglando para ir a clases, Gwen y Kamala se habían ido a sus respectivas casas para poder tomar sus cosas.

Una vez ya lista, tomó su mochila y antes de salir de encargó de guardar bien su traje y el amuleto. Salió de su departamento, bajó las escaleras y su corazón se detuvo por un momento al ver a Peter Romanoff en la entrada del edificio junto con la princesa Shuri.





•••





—Okey... ya casi estás listo... ¡yyyyy terminé!—Exclamó Shuiri, terminando de aplicarle delineador en los ojos a Peter. El chico se miró en un espejo de mano y sonrió.

—¡Me veo increíble! Gracias, Shuri.

—No hay de qué, señor Billie Joe Armstrong.

Peter rió mientras que se ponía su chaqueta para luego tomar su mochila. Ambos salieron de la habitación del chico, Nat estaba en la sala, sentada en el sofá y viendo la televisión con una taza entre sus manos. Levantó una ceja al ver a Peter.

—¿Y eso?

—Pensé que podría ir por algo nuevo hoy.—dijo, sonriendo.

—¿Qué el maquillaje no te causa disforia?

—Solo es delineador.—dijo mientras que se inclinaba y le besaba la mejilla a Nat a modo de despedida para luego dirigirse hacia la puerta.—¡nos vemos, Ma!

Romanoff [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora