Capítulo 1

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Capítulo 1: Como todo lo bueno, comenzó en una fiesta.

No puedo creer que haya dejado que me arrastren a esto.

De nuevo.

Da igual lo mucho que quiera a Aaron y Bella, no debería haber permitido que me convencieran a presentarme a esta cárcel de cuerpos sudados y borrachos, más mundialmente conocida como fiesta.

Pero es que Bella se puso tan insistente que me fue imposible decirle que no.

Y así señores y señoras, es como acabe en la fiesta más popular de la zona, entre cuerpos sudados y hormonas descontroladas.

Suena horrible, y lo es. Por lo menos para mi, que aunque no me considero antisocial prefiero una buena serie de Netflix antes que una fiesta descontrolada.

Aaron vuelve hacia donde nos encontramos Bella y yo con tres bebidas alcohólicas: dos en cada mano y una en su... sobaco.

Paso de ser yo la que tome ese vaso.

—Traigo ginebra rosa para las señoritas.—Dice él, señalando los dos vasos que sujeta con las manos.

Bella y yo cogemos uno cada una. Yo le pego un sorbo.

Esperaba que, viniendo de Aarón, la bebida me desgarrara la garganta y me hiciera toser estrepitosamente. Pero la verdad es que esta bastante buena, es dulce y tiene un ligero toque a fresa que la hace agradable.

Bella se la toma de un solo trago, y observa atentamente a la multitud.

—¡Vayamos a bailar!

Yo me niego. Bailar no es precisamente mi punto fuerte, y ya estoy haciendo el ridículo bastante esta noche con mi vestido de encaje negro de hace unos dos o tres años. Se me aprieta tanto en el busto y tiene tan poca tela en mi cola que casi parece un trapo y no un vestido. Bella me juró y perjuró que me quedaba genial y que era ideal para la fiesta, pero yo no estoy tan segura.

Mis dos mejores amigos me abandonan para ir a la pista de baile y yo resoplo.

Ya sabía yo...

Me terminó lo que me queda de ginebra rosa en un trago. Si me pido otra copa, por lo menos estaré acompañada por el alcohol.

Algo es algo.

La barra está a unos cuantos pasos desde donde yo estoy, así que me toca estrujarme entre los cuerpos sudados bailando en la pista para llegar. Increíblemente, no hay ni una sola alma cerca de la barra.

—Una ginebra rosa, por favor.

El camarero asiente y comienza a prepararla cuando me doy cuenta de que no tengo mi cartera, ni mi móvil. Los he dejado en casa por estupida.

No sé como decirle al camarero que no puedo pagarle de la vergüenza que siento. Nunca me ha gustado cancelar las cosas en el último minuto.

—Disculpe...—Comienzo yo tratando de encontrar mi voz. ¡Qué vergüenza! Si tuviera algunas copas más en mi sistema no me importaría tanto.

—Quiero una cerveza. —Dijo una voz detrás mía—. Y ponga la bebida de esta chica a mi cuenta, por favor.

¿Quién en su sano juicio tenía una cuenta en una fiesta que duraba un día?

Me giro a observar al chico que indirectamente me ha salvado de la mayor vergüenza de la noche.

Aristo Archibold se encuentra enfrente de mí, con su sonrisa mona y ladeada. Juraría que nunca hemos entablado palabra si no fuera por aquellas veces en la biblioteca de la escuela, cuando nos recomendamos libros de nuestros géneros favoritos al otro por simple curiosidad. Él me recomendó un libro de terror (y hasta el día de hoy tengo pesadillas) y yo le recomendé uno de amor juvenil.

Embarazoso, lo sé; pero eso fue cuando tenía tan solo 14 años y ninguna consciencia de lo que hacía con tal de tener un amigo en ese instituto.

Aaron y Bella se habían ido al público ya que sus familias no se podían permitir el Bakle, un instituto prestigioso, privado y carísimo, mientras que mi madre estaba liada con el director y consiguió que me metieran en el programa de becados.

—¿Quién me iba a decir que la chica de 'Algo tan sencillo como tuitear te quiero' puede beber bebidas alcohólicas? Te imaginaba leyendo 'Bajo la misma estrella' los Viernes por la noche, junto con un paquete de pañuelos.

Sí, le recomendé 'Algo tan sencillo como tuitear te quiero' de Blue Jeans. En mi defensa, es uno de los libros juveniles que más me hizo sufrir durante mi adolescencia. ¡Elena y David merecian estar juntos desde el primer libro!

—Bueno, no hablemos de ti... ¿Sigues llorando viendo Coraline?

Él se sonroja. Aristo Archibold es el más tierno y agradable de sus tres hermanos, aparte del más pequeño. Bueno, es el único Archibold con el que he hablado... en mi vida.

—¿Quieres venir conmigo? Vamos a jugar 'Verdad o atrevimiento'.

'Verdad o Atrevimiento' es la excusa mundialmente generalizada como el juego en el que puedes avergonzar a cualquiera o besarte con tu estúpido amor adolescente. O por lo menos así es en los libros que he leído, donde la protagonista es curiosamente escogida por el amor de su vida para besarse o hacer algo ridículo que simboliza la diversión del individuo. O al revés. Las mujeres de algunos libros son tan crueles...

Si no me hubiera tomado dos copas de Ginebra rosa y tres cervezas antes de venir aquí, seguramente no aceptaría. Le diría que es un juego ridículo e innecesario. Pero el alcohol (y el aburrimiento) hablan por mi:

—Claro. Pero primero llamemos a mis amigos, Bella Y Aaron.

Y así, señores y señoras; es como yo cavé mi propia tumba. 

 

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Atrevete a EnamorarteWhere stories live. Discover now