Capítulo 8

65 23 26
                                    

Capítulo 8: Una damisela en apuros

Estoy tan acelerada por huir de esa casa que me meto por un callejón que sale directo a mi calle.

Sé que no es muy recomendable ir por callejones sola cuando ya es casi de noche, pero el único peligro que tiene esta zona para mi es Arion Archibold.

Aún no me puedo creer lo que ha pasado. Siento el toque de sus labios contra mi piel, como sus manos subían y bajaban con rapidez y delicadeza.

Me siento completamente embriagada, pero no he bebido nada más que los labios de Arion, así que todo son paranoias de mi mente.

—¿Quién eres, niña bonita?

¿Quién ha dicho eso?

Visualizo a unos cuantos pasos de mi un hombre mayor, alto y calvo. El pánico me invade.

Por esto es por lo que la gente no va a callejones.

Piensa rápido Katherine, piensa rápido.

Tanteo mi móvil con los dedos dentro del bolsillo. La aplicación de llamar se me ha quedado abierta de cuando estaba llamando a Arion por teléfono para confirmar lo de esta tarde.

Lo de esta tarde...

¡Enfócate, Katherine!

Le doy dos veces al botón verde de llamar, y rezo porque Arion tenga el móvil a mano.

Esos hombres han avanzado hacia donde yo estoy, y uno está tan pegado a mi cuerpo que siento escalofríos.

—¿Qué hace una chica tan bonita sola por este callejón? ¿Escapandote de casa?

No respondo. No le pienso dar el gusto.

Tres hombres más están en círculo alrededor de mi. Todos me miran con un brillo extraño en sus ojos.

Tengo miedo y siento ganas de vomitar. ¿Qué tan rentable me puede salir correr?

Grito con todas mis fuerzas, pidiendo ayuda.

Siento un impacto fuerte contra mi mejilla, e inmediatamente se me llenan los ojos de lágrimas. ¿Cuándo...? ¿Cuál de ellos me ha pegado?

El hombre que tengo atrás empieza a morder mi oreja. Las ganas de vomitar vuelven a mi, pero no me atrevo a gritar. No quiero que me peguen, no otra vez.

Dios santo, ¿qué me va a pasar?

Uno de los tres hombres se acerca a mí y mete su mano por dentro de mi pantalón. No me muevo siquiera un centímetro por miedo, pero un 'No' escapa de mis labios.

Sin embargo, no paran; y el resto de hombres parece entusiasmarse con lo que ven.

Lo siguiente que oigo es un golpe seco contra el suelo. Todos los toques paran al unísono, y yo siento que puedo volver a respirar.

Arion está detrás de mí, sus nudillos tienen sangre. Nunca me he sentido tan aliviada de verlo en mi vida. El resto de hombres salen corriendo, temiendo por su vida.

Cabrones, hijos de puta.

No se si lo pienso o si lo dice Arion. Siento todo difuso.

—Katherine, por Dios... ¿Te han hecho algo?

La culpabilidad se ve tan clara en sus ojos que siento ganas de acariciarlo, pero algo en mí me impide moverme. Y tampoco las palabras salen de mi boca.

—Katherine, por favor, di algo.

Sus manos intentan tocas las mías, pero yo se lo impide. Siento un escalofrío por todo el cuerpo al sentir su toque.

Atrevete a EnamorarteWhere stories live. Discover now