Capítulo 5

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Capítulo 5: Primera edición.

Y así fue como ayudé a Arion Archibold con su trabajo de literatura. Tampoco es como que hiciera mucho, pero él se mostró agradecido con mi ayuda igualmente.

O bueno, lo más agradecido que un Archibold se puede mostrar en su estado de inexpresividad absoluta.

—¡No te imaginas lo aburridas que son las clases sin ti, K! Aún sigo enfadada con tu madre por cambiarte de instituto. —Dice Bella al otro lado del teléfono.

Desde que me cambiaron de instituto cogimos la costumbre de llamarnos de camino a nuestro locker para actualizarnos de la vida de la otra. Era algo así como una especie de ritual.

—¡Me siento igual, B! Este instituto de pijos a veces es insoportable.

Busco mi llave en la mochila. Tengo exactamente 10 minutos para coger mis libros del locker, dejar la mochila, cerrar el locker, subir dos pisos y llegar a clase con uno o dos minutos de tiempo extra.

En otras palabras: tengo que correr.

—B, te dejo que voy tardísimo. ¡Te quiero!

Cuelgo sin dejarla casi responder, guardando el móvil en el bolsillo de mi chaqueta.

Abro el locker con la llave y un sobre color granate se cae haciendo estruendo.

Que raro, no recuerdo guardar eso.

Pese a que el tiempo va en mi contra, lo recojo del suelo y reviso el sobre. Es grande y duro, y por el estruendo que ha hecho me sospecho que es un libro. No tiene nada apuntado en el exterior, esta impoluto.

Lo abro por la parte de arriba, sorprendiéndome con lo que hay en el interior: un primera edición de 'Orgullo y Prejuicio'. 

No tengo palabras en estos momentos. Un primera edición cuesta casi 20.000 dólares. ¡20.000! Ni trabajando todo el año en McDonald's podría permitirme comprarlo.

Abro el libro para sentir el olor de las páginas, un raro hábito lector que tengo. Una nota esta pegada en la primera página: 'Muchas gracias por ayudarme con mi trabajo. Ví lo mucho que significaba para ti este libro. Yo no lo necesito, es tuyo ahora'

No quiero que mi corazón se derrita ante el mensaje, pero no puedo evitarlo.

Arion Archibold no tiene esta clase de detalles con nadie, por lo menos no públicamente. Es tan frío e insensible que puede ser fácilmente confundido con un robot. Pero esto... esto demuestra que tiene un corazón. De hielo, pero un corazón al fin y al cabo.

La campana interrumpe mis pensamientos.

He gastado mis 10 minutos en el libro que Arion Archibold me ha regalado.

¡Genial!

xxx

Llego a clase tarde, pero la profesora no me regaña. Doy gracias por ello, no quiero una conversación incómoda con Gregor sobre lo importante que es que yo demuestre que he conseguido esta beca por algo más que ser su hijastra.

Acabé la tarea rápido, así que me pasé el tiempo restante leyendo 'Orgullo y Prejuicio'. Pese a lo mucho que me gusta este regalo, no puedo aceptarlo.

Poder puedes. Apunta mi subconsciente.

Como poder, puedo; pero no debo. Este libro cuesta casi 20.000 dólares, y es muy difícil de conseguir. El señor Archibold se lo consiguió a su hijo para que lo leyera y mantuviera, no para que lo tuviera yo.

Mi etica moral me impide quedarme el libro por más tiempo del necesario, así que cuando el timbre suena indicando el descanso de media hora me propongo encontrar a Arion Archibold para devolverle su libro.

No es demasiado difícil encontrarlo. Solo hay un sitio al que Arion Archibold va en todo el instituto, y ese sitio son las mesas de ping pong. Y no precisamente para jugar.

Incómoda entro por la verja y observo las figuras que hay presentes. Arion sobresale entre todos ellos por su altura y musculatura, pero el humo y el olor a marihuana me distrae levemente.

Sobra decir que no estoy acostumbrada a esta clase de... ambientes.

Archibold repara en mi presencia. Esta guapisimo con sus jeans gastados negros y su camiseta blanca. Dios realmente se tomo su tiempo al crear a este hombre perfecto.

—¿Cómo tú por aquí, princesa? No creo que quieras fumar marihuana.

Me pregunto qué pensaría Gregor si supiera que más de la mitad de sus alumnos de último año se dedican a fumar marihuana dentro de su instituto en los descansos. Seguramente haría la vista gorda. Él también fuma marihuana, en grandes cantidades. No tiene nada que reclamar.

—Vengo a devolverte esto.—Digo yo, señalando el libro en mi mano y haciendo ademán de devolverlo.

Él frunce el ceño y devuelve el libro a mi pecho.

No podía cogerlo sin más, no. Tenía que ser una complicación, como todo lo que tiene que ver con los Archibold.

—¿Nunca te han dicho que los regalos no se devuelven?

—Los regalos son para las ocasiones especiales, como los aniversarios, los cumpleaños o Navidad. No para un Martes lluvioso.

—¿No aceptas regalos en otros días que no sean esos?

—Solo coge tu libro, Archibold. No tengo como pagarte.

—¿Qué te parece si llegamos a un acuerdo? Tu, yo; película de Orgullo y Prejuicio en mi casa el Viernes por la noche.

Levanta las manos como si no hubiera otra oferta mejor en el mundo. Me sorprende que quiera quedar un Viernes por la noche, día mundial de las fiestas en las fraternidades.

Una parte de mi, la más racional, quiere rechazar la propuesta y devolverle su libro para continuar con mi vida normal, pero sin embargo me encuentro a mi misma queriendo aceptar la propuesta para seguir indagando en la historia de Arion Archibold.

—No me esperes despierto, seguramente no vaya.

—Dudo que no vayas, pero lo que tu digas, princesa.

—Dudo que no vayas, pero lo que tu digas, princesa

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Atrevete a EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora