CAPÍTULO 94 CHRISTIAN 1920 4th AVE METRO TRANSIT, SEATTLE, WA 98101

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No podía creer que mis tíos nos estaban dando el voto de confianza para vivir en mi casa, más bien lo tomo como una señal, saber convivir con la persona que amo, no puedo fallarle, le demostraré cuánto la amo, haré lo que dijo Doroty en su carta, una flor cada mañana y comeremos de boca a boca, lo que me tiene de nervios, es si quiera perder su virginidad conmigo, pienso en la reacción que tuvimos en el rancho de mis abuelos, si ella no quiere entregarse a mí, no la obligaré, me estoy jugando mi felicidad, si no hago las cosas como deben hacerse.

Con el apoyo de mi cuerpo de seguridad de Grey House, me acompañaron a recibir a mi linda novia al aeropuerto, Kate me informó que lo más pesado era el elevador que tendrán que acondicionar, sobre todo para que Ana se sienta segura de subirse a dicho elevador, me dio instrucciones de como armarlo, por lo que mi cuerpo de seguridad me ayudó a colocarlo, Ana se maravilló cómo mis empleados, me apoyaban a esas horas de la noche, pero ella tenía que empezar a trabajar mañana en el proyecto. Después de acomodar todo, nos regresamos a casa, por ende fuimos a cenar algo en un restaurante que cierra muy noche.

Al llegar a casa, me sentía feliz, le recomendé a Ana que dejara su ropa, así podría irse sin equipaje y trajera otras prendas el próximo fin de semana, esto para que se sienta segura de contar con su propia ropa, la podría llevar a tiendas de marca para que escoja algunas prendas, pero dudo que quiera que le regale algo, todo lo mágico empezó cuando nos besamos en la sala, Gail y Taylor no estaban, sé que llegan mañana temprano, durante nuestra sección de besos, empezamos acariciar ciertas partes de nuestros cuerpos, por lo que le pregunté a Ana, si quería seguir adelante.

Ella me indicó que siguiera adelante con las caricias, ahí noté y puedo asegurar que mi linda novia es primeriza en esto del sexo, ya que el color rojo de sus mejillas la delataba tan solo mencionarlo, quiero que su primera vez sea inolvidable, que sepa en realidad cuánto la amo. Solo le pedí que se deje llevar por lo que le haré, pero nunca le haría daño, ella sonreía con nervios y no decía nada con palabras, pero su cuerpo pedía a gritos que la tomara. Mientras no besábamos, metí mis manos bajo su linda blusa, acaricié sus senos y sentí como sus pezones se ponían duros, los pellizcaba suavemente, mientras ella gemía.

Desabroché los botones de su blusa, pero no dejaba de besarla, solo nos separábamos para respirar, después dirigí mis manos a su sostén detrás de su espalda, lo desabroché y delicadamente bajé mi boca para succionar uno de sus pezones, después el otro, mientras mis manos quitaban el botón de su pantalón, este de inmediato cayó al suelo, quedando solo en sus bragas, los cuales metí mis dedos índices y las fui bajando poco a poco.

En un movimiento suave, la cargué hasta el sillón más cercano, haciendo que su pantalón y su braga, quedaran en el suelo, me hinqué en el suelo y ella estaba recostada cuan larga en el sillón, empecé a besarle los dedos de los pies, el empeine, los tobillos, sus pantorrillas y llegar hasta sus muslos, ella con sus manos acariciaba mi cabello, gemía y se encogía de momentos, cuando llegué a su sexo, no podía creer lo empapada que estaba, besé y lamí su clítoris, ella empezaba a convulsionar, iba a tener su primer orgasmo, seguí martirizándola con mi boca y lengua, mi pene estaba muy duro y necesitaba descargar tanta necesidad.

Decidí que terminara en mi boca, mientras se revolvía de su orgasmo, me paré y me quité toda mi ropa, me hinqué encima de ella en el sillón, lo bueno que es amplio, coloqué mis piernas una de un lado y la otra del otro de sus caderas, con mi pene acaricié su sexo, busque en mi pantalón un condón, mientras me lo ponía, Ana no me quitaba la mirada, estaba muy sudada, volví a dejar mi pene ya con el condón puesto a la entrada de su vagina, lo fui metiendo poco a poco, pero era mucha mi necesidad de traspasarla, le mencioné que le dolería un poco, ya no aguantaba mucho tiempo estar fuera de ella y de una estocada suave me introduje hasta adentro.

Ella reaccionó con un pequeño gemido, me detuve dentro de ella y después empecé a salir y entrar de ella, Ana tomó mis caderas, con nuestros movimientos nuevamente llegó a su orgasmo, apretando mi pene, termine de inmediato, me recosté en su pecho, ella aún agitada, me dio las gracias por hacerla mi mujer. No me salí de inmediato, la quería disfrutar hasta que amaneciera, pero el sillón era un poco incómodo, por lo que decidimos irnos a mí recámara.

UNA NUEVA VIDAWhere stories live. Discover now