UNA NUEVA VIDA

CAPÍTULO 96 CHRISTIAN SEATTLE, NUEVA YORK

Después de aclarar cómo fue mi relación con Doroty y mostrarle la carta a Ana, ella se puso a llorar de tristeza, nunca pensó que yo estuviera siempre enamorado de ella, y pidió una plegaria por sus lindas palabras, se asombró por lo que hice en el desayuno, le di una flor en cuanto bajamos a la cocina y comimos helado de boca a boca en la tarde cuando fuimos a comer.

Mis fines de semana eran extraordinarios, siempre hacíamos el amor antes de dormirnos y al despertar, me encantaba cómo se manejaba ante ese elevador gigante que empotramos a la pared, Ana se movía como si estuviera parada en piso firme, la ventaja de la plataforma del elevador, es que tiene un metro de ancho, cuenta con una madera plegable que se dobla al frente para poderse sentar, si la retira puede andar libre por todo el andamio, lo bueno que no le da miedo las alturas, también hemos disfrutado ir a comer a restaurantes, y salir a cenar y bailar, pero también nos quedamos en casa a ver películas o bailar en casa, antes de dormir y amarnos.

Así llegó el momento de que Elliot se casaría, Ana estaba a punto de terminar el mural que quedó de maravilla, nuestros rostros en los óvalos se veían impresionantes y la letra de Grey Enterprises, Inc. con nuestros nombres se ve espectacular. Se me antojó hacer un evento para la inauguración del mural de Ana, el último viernes que lo termine, me puse de acuerdo con Elliot y Ross, por ende le dije a Ana que ese viernes tendría que venir a develar el mural, junto con la familia, la sorpresa para Ana, será que invité a sus profesores y sus dos grandes amigos Jack y José, con los gastos pagados, ida y vuelta.

Ese sería el último fin de semana que podía disfrutar ampliamente a mi novia, pero le propondría venir todos los fines de semana a Seattle, después de la boda de mi primo. La develación del mural estuvo preciosa, presenté a Ana a todos como mi novia y obvio como la artista del mural, solo Elliot, Mía y Ross sabían que Ana venía los fines de semana para trabajar en ello, también mi personal de seguridad de Grey House. Terminando el evento, nos fuimos a casa de mi tío Josep, ahora de Elliot y Kate, el próximo fin de semana se casan.

Ana y yo seguíamos hablándonos dos o tres horas diarias, ella tenía mucho trabajo de sus artesanías y yo tenía que salir de viaje. El lunes siguiente a la develación del mural, Elliot me presentó a la arquitecta que quedará en su lugar durante su ausencia, mientras dura su mes de luna de miel, mi tío y él le tienen la suficiente confianza para hacerse cargo de todo lo que llevaba mi primo, la arquitecta se llama Gia Matteo, una mujer bellísima y carismática. De hecho ella me tendrá que acompañar a los viajes que teníamos planeados Elliot y yo.

El viernes antes de la boda, nos fuimos a Nueva York mis primos y yo después de la comida, yo me quedaré en casa de mi novia, Elliot en casa de mis abuelos y Kate en su casa, extrañaba tener cerca a mi novia, por eso en cuanto llegamos a Seattle, directo a casa de mis tíos Carla y Josep, mi novia estaba en la tienda todavía atendiendo a unas personas, pero cuando entró a la casa, sus ojos se iluminaron en cuanto me vió, no disimulamos nuestro entusiasmo al vernos, nos besamos como si no existiera nada a nuestro alrededor. Cenamos y nos levantamos a correr y desayunamos todos juntos, Kate se tenía que ir temprano para arreglarse, ya que la boda era a la una de la tarde, Ana no trabajaría ese día en la tienda.

Ya arreglados nos fuimos a casa de los abuelos, todo era de lujo, los arreglos florales, las mesas y sillas, Ana lucía un hermoso vestido verde pistache, sus ojos se veían más hermosos de lo normal, mientras mi tío dirigía unas palabras a mi primo, tomé la mano de mi novia, no quería soltarla, su anillo de margaritas no se lo quita casi para nada, obvio que cuando dibuja y pinta lo usa como dije con una cadena en su cuello, ella dice que para que no se le maltrate. 

Después de la fiesta, invité a mi linda novia a quedarse en la casa de mis padres, así pudimos disfrutar con entusiasmo, amarnos desenfrenadamente. Al día siguiente fuimos a casa de mis abuelos para almorzar, le pedí a Ana que fuera mi esposa, ella nuevamente me rechazó, ahora su excusa era que tenía dos proyectos en puerta que no podía rechazar, siento que no me ama lo suficiente como para ser mi esposa, la amo para poder compartir UNA NUEVA VIDA a mi lado. Discutimos en voz alta, la familia nos miraba, hasta que mi tío dijo que bajáramos la voz, pero no podía soportar que Ana me rechazara, me volvió a pedir tiempo.