Besos en guerra||Joerick||Terminada||

VIII

Que eres experto en robarle latidos a mí corazón.

—¿Te imaginas nuestra luna de miel?- soltó de repente y automáticamente el aire se fue de mí cuerpo y mí corazón se aceleró.

—¿Qué?- cuestioné creyendo que oí mal.

—Digo, supongo que algún día estaremos juntos como se debe ¿no? y nos casaremos, y esas cosas, solo si tu quieres- dijo notablemente nervioso jugando con sus dedos.

—¿Te gustaría en Grecia?- cuestioné acariciando su carita provocándole un pequeño suspiró.

—Me encantaría, lo sabes, pero creí que preferirías el Caribe tal vez.

—Tal vez, pero sé que en Grecia estarías súper feliz y yo soy feliz sabiendo que tú lo estás y daría lo que fuese porqué siempre lo estés- aclaré dejando un pequeño beso en sus labios.

—Mientras este a tu lado soy feliz en dónde sea.

—Bueno, en ese caso quiero que seas feliz conmigo a tu lado en dónde siempre quisiste ir- sonreí acariciando nuevamente su cara.

—Tal vez podemos estar quince días en Grecia y quince días dónde tú lo prefieras- ofreció y sentí mí corazón golpear fuerte contra mí pecho.

Me hacía feliz que pensará en mí para una futura luna de miel, pero me hace más feliz que el de verdad considere la posiblidad de una conmigo.

—Me gusta esa idea- sonreí.

Me gusta esa idea y todas las que impliquen estar con el a futuro, tenerlo solo para mí sin importar las circunstancias y cada vez que me hable así me roba suspiros, pero me regala esperanza.

—¿Viviriamos en tu casa?- cuestionó sonriendo.

—Pero la tuya es más grande- observé.

—Si, lo es, pero la tuya es más acogedora y tenemos más historia ahí- murmuró sin mirarme, nervioso por mí respuesta.

—Si quieres vivir en mí casa pues viviremos en mí casa- sonreí, pero el no me miraba- mírame- pedí y levantó ligeramente la cabeza y con mí mano tome su cara para que me mirará- yo quiero que tú seas feliz, y voy a poner todo de mí parte para que así sea.

—A tu lado siempre voy a ser feliz- sonrió dejando un beso en mis labios.

Solté un pequeño suspiró en el que el aprovechó para meter su lengua en mí boca mientras que yo no podía sentirme más feliz con sus palabras.