5- Piedra de toque.

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Antes de reunirse con los demás, Alba se había apresurado a desinfectase la herida con agua. Se retiró la sangre aún con gestos de dolor y pensó que una vez estuviera sola en la enfermería se curaría con más calma. Pero mientras hacía todo aquello, se repetía una y otra vez lo mismo: a Natalia le gustaban las mujeres. Ahora sabía porque Manu le había advertido. Su pulso se había acelerado al verla actuar con aquella otra chica, tan posesiva, tan caliente, tan ardiente... trataba de apartar de su cabeza aquella imagen pero no podía, le había llamado la atención de una manera brutal.

            En el hospital de campaña, Manu, Alicia, Natalia y Capde hablaban de los nuevos trabajos que debían realizar. Sobre la mesa un mapa con las nuevas actuaciones y junto a él una serie de indicaciones con los nuevos peligros que deberían enfrentar, marcado en rojo los posibles puntos conflictivos con la guerrilla.

Los ojos de la morena buscaban de manera insistente los de la otra chica, y cuando Alba entró se percató de aquellas miradas delirantes... otra vez aquella sensación.  La voz de Manu la separó de esos ojos.

- Alba pasa por favor, te voy a presentar. Este es Capde.

- Hola, hablamos por teléfono si mal no recuerdo. Mucho más guapa al natural que en la foto del curriculum.

- Es verdad, encantada –le estrechó la mano la joven, algo sonrojada.

- Y esta es Alicia

- Nos conocemos –le sonrió la pelirroja.

- Si –Alba miró a Natalia de reojo y se encontró con que ésta la estaba mirando fijamente

-  Mejor vamos al comedor, ya hemos terminado con esto y creo que estaremos más cómodos, además Noe debe estar terminando con la comida.

- Eso son palabras mayores, vamos –sonrió Capde frotándose las manos ante los guisados de la mujer.

-  Parece que le gustas a Capde –le dijo bajito Natalia, acercándose a su espalda.

-  Parece... que le gusto a más de uno o una –le guiñó le ojo la enfermera, dejándola boquiabierta-. Ah por cierto, gracias por ayudarme antes, si no llega a ser por Alicia aún estoy en el suelo, que chica más amable

-  Mucho – la miró con la boca abierta y los ojos algo entrecerrados

- Ya veo... ya –sonrió

            Algo había cambiado en la rubia, ahora la miraba a los ojos fijamente y a la más alta le hacía sentirse desnuda no sabía muy bien porque. Extrañada la siguió hasta el comedor mientras pensaba al verla hablar con Alicia demasiado animadamente:

"Tiene un culo  bien mono... la verdad que no es tan espectacular como Alicia, pero...  que vaya calentón sin resolver me ha dejado la tía, y ahora tendré que solucionarlo... ¿le gustará ayudarme a Alba?" –entonces sin saber porque dio una carcajada

            En el comedor se encontraba ya Noemi con los preparativos de esa comida que había estado preparando mientras ellos hablaban en el hospital y repasaban el estado de los dos únicos pacientes que tenían. Los hombres hablaban con los doctores, las mujeres esperaban. Alba no quitaba la vista a las otras dos chicas. Pilló a Natalia dándole un pellizco en el culo a la pelirroja, quien le dedicó una mirada asesina, a la que como no podía ser de otra manera sonrió pícaramente.

Aquello le daba a entender que sus pensamientos sobre ella eran demasiado benévolos, aquella mujer no solo era una borde, ni insolente, además era una salida que no cesaba de poner en apuros a la pobre chica que finalmente se separó de ella.

Al llegar al comedor se encontraron con Lula poniendo unos platos de cacahuetes, y también otro con mandioca.

- ¿Cómo estás Lula? –le dio un beso Alicia, a lo que la chica asintió-. Me alegro de verte. Voy a saludar a Noe –les dijo al resto que se sentaban-. Noemi... ¿cómo estás?

África // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora