8- Run, boy run.

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Os traigo un nuevo capitulo para animaros en este fin de puente. Nos leemos ;)


La pequeña canoa iba deslizándose por el agua turbia mientras los ojos de Alba seguían sin poder abarcar todo cuanto la naturaleza le estaba regalando, allí ante aquella magnificencia de bosque, se sentía pequeña. Las fotografías no cesaban de salir de su cámara, en algunas de ellas tuvo que esquivar a Natalia, que insistía en que le hiciera fotos y le decía que ya la veía ampliándolas para admirarla.

El pensamiento de la rubia fue:

- No se corta un duro la tía, es como si se divirtiera retándome, ahora, la lleva clara, no pienso bajar la guardia, no niego que es mona, pero es de un creído, de una prepotencia inaguantable, no niego que es buena profesional pero como persona deja mucho que desear –entonces la morena comenzó a hacerse una trenza, no lo dudó y justo en ese momento que no miraba le hizo tres fotos, sonrió de lado-. ¿Y si juego a su mismo juego?, puede ser divertido seguir así, sin duda la tía se lo tiene muy creidito. Joder que belleza de lugar... no sé qué me espera al otro lado pero... debo tener cuidado de no meter más la pata, aún me duele el culo del golpe. Mírala ya me está mirando.

Mientras, Natalia pensaba:

- Es que es mona... es graciosa, menudo golpe se ha pegado si, luego le diré si le pongo cremita en ese trasero que me tiene loca... no está nada mal y esa boca, menudos labios, que ganas de morderlos... bueno para que te pones. Se pone nerviosa cuando la miro, y se cree que no me he dado cuenta que me ha hecho fotos, me da mucho juego, total seguro que me la tiro, antes o después... como dice Manu, otra marca en mi cama –sonrió y le guiñó el ojo.

Mientras, su jefe pensaba:

- Espero que no tengamos ningún encuentro desagradable, aunque a la novata se le ve decidida y no titubea, no estoy seguro que en el entorno de miedo, pánico y riesgo se sepa comportar, quizá deba explicarle mucho más sobre la guerrilla que ésta es capaz de dar grititos de los suyos y nos pillan. Demasiado calmado todo, no me gusta.

Mientras Zulú pensaba:

- Estas mujeres blancas son la leche.

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La canoa llegó hasta el otro lado del río. Habían navegado hacia el Sur hasta un lugar llamado Kobima, perteneciente a la zona de Bondoki, en lo más profundo de la selva, en la que se habían estado adentrando aproximadamente durante dos horas. En el lugar adonde iban, la población no era superior a ciento cincuenta personas. Sabían que aquel lugar había sido explotado por el poder de los minerales de la zona y los guerrilleros torturaban hasta la muerte, y perseguían sin descanso a sus habitantes.

Al bajar, lo primero que hicieron fue ponerse sus chalecos y cargar su pequeño cargamento, sus maletines, sus mochilas, mientras Zulú iba abriendo camino con un gran machete. De vez en cuando la doctora iba girándose, conocía bien el terreno y como Manu, sabía que aquella actuación era peligrosa, habían decidido ocultárselo a la novata, porque solo faltaba que su primera excursión se convirtiera en un infierno. Caminaron durante algo más de dos horas, en silencio. Alba de vez en cuando hacia una foto, hasta que la mirada reprobatoria de su jefe le hizo parar. En un momento de la larga caminata, Zulú se detuvo agachándose y todos le imitaron, la rubia ayudada por un estirón en su mochila que le dio su compañera. Se echaron en el suelo expectantes mientras Zulú emitía unos sonidos que para la enfermera eran totalmente extraños. A los pocos segundos, aquel mismo sonido fue devuelto en su dirección. Zulú se levantó con cuidado y le oyó hablar.

La otra voz contestó y Manu se puso en pie, un hombre tan alto y delgado como una espiga apareció ante ellos con una especie de túnica roja anudada a un lado de su cuello.

África // Albaliaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें