Onze

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El falo de Jungkook apretó contra la entrada del castaño. No presionó. Tanteó apenas, descubriendo la sensación de estar a punto de ingresar en un cuerpo ajeno. Mientras descansaba su glande en el anillo de músculos, observaba el rostro perdido de Taehyung. Era maravilloso cada gesto y si fuera por él, los inmortalizaría en una fotografía.

Si, también era la primera vez del omega. Lo tenía muy presente. Por éso (y tal vez porque creyó que nunca más pasaría) exprimía cada segundo, torturándose con la demora pero incapaz de acabar con la fantasía más agraciada de su vida.

Empujó apenas, sintiendo el agujero rodearlo y deleitándose con los labios mordidos del mayor. Sonrió al pensar que lo estaba provocando. Lo cierto es que él siempre perdía ante Taehyung. No era apropósito, si estaba provocándolo, sólo era un efecto secundario de querer sentirse en el paraíso un rato más.

No seas egoísta...

Apoyó una mano en la mejilla del castaño. Estaba hirviendo y muy sudada y a él le pareció demasiado erótica para aguantar mucho más -¿Listo?- Preguntó con inocencia, de ésa que produce ternura si viene de un alfa que tiene todo el control.

Taehyung posó sus ojos en los del maknae. Sonrió, porque no quería llorar con todas las emociones que estaba sintiendo. Lo observó un segundo, perdido en los orbes oscuros del chico más dulce que hubiera conocido jamás -Siempre...- Murmuró.

Y Jungkook ingresó.

Lento y cuidado. Era delicadamente abrazado por las paredes húmedas del castaño. Y sí, dolió un poco. Se suponía que el celo haría todo más fácil, pero Taehyung jamás había hecho tal cosa con su cuerpo y la experiencia implicaba paciencia para llegar al placer. Aun así, ambos gimieron sintiéndose desbordados por esta sensación de unirse.

Jungkook siguió enterrándose. Tal vez debía parar antes de llegar tan profundo que lastimara al mayor. ¿Podía lastimarlo? Pero más de la mitad de su pene estaba cubierto y su lobo gruñía y Taehyung hacía esa cara deseosa y el aire faltaba en sus pulmones porque ¿cómo carajos respirar ahora? pero seguía y seguía.

La mano del omega se posicionó en el pecho del pelinegro cuando el dolor se hizo agudo. Sus ojos, demasiado marrones para un celo, le pidieron en silencio que frenara. Afortunadamente así fue. Algún halo de razón permitió al menor dejar de moverse y esperar a que se acostumbrara a su tamaño. Luego de un minuto, Taehyung envió la misma mano hacia la mejilla contraria, atrayéndolo para un beso suave e invitándolo a seguir.

Sin llegar hasta el final, Jungkook se detuvo pocos segundos y comenzó a salir nuevamente. La sensación era tan nueva, tan ajena, que el mayor creyó que se estaba alejando e hizo un puchero. Fue besado antes de que su interior se llenara nuevamente. Jungkook estaba moviéndose dentro y fuera.

Y Taehyung sintió su cuerpo extraño y extasiado a la vez. Podía ser lentamente consciente de cada centímetro de sí mismo y de espacios que no sabía que tenía porque el menor estaba llegando a ellos con delicadeza. Una, dos, tres, cuatro veces. Todo el tiempo. Otra vez. Fuera, dentro, fuera, dentro. Apenas más rápido. Y su cabeza daba vueltas en círculos y sus pies cosquilleaban mientras enrollaba los dedos de las manos en el cabello azabache. Vibraba, sí, vibraba. ¿Cómo no hacerlo, si la respiración del alfa se colaba dentro de su boca cada vez más abrasivamente?

-Mmhhh...- Sintió un poco de vergüenza por ese gemido, haciéndolo sutilmente consciente de que de seguro estaba colorado, sudado y su rostro desarmado en muecas, así es, no lograba controlar ningún gesto. Pero dejó de importarle pronto, porque Jungkook lo besaba y lo llenaba y éso era lo único que importaba.

El miembro de Jungkook se sentía como una roca dura y ardiente en su interior. Cuando tocó su próstata hubiera jurado que había estrellas en la habitación, y el pobre maknae terminó con uñas clavadas en la piel de su espalda.

Capricho de omega KookVWhere stories live. Discover now