Douze

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-En serio, Taehyung, ya deja de gruñirme- Seokjin hubiera deseado enviar una mirada molesta al recientemente presentado omega, pero sus ojos se mantenían firmes en los cristales que quedaban en la planta de Jungkook.

-Lo siento- Murmuró ciertamente apenado.

-Ah, duele...

Y ésa queja del maknae bastó para que otro gruñido enfadado abandonara su garganta. Esta vez el mayor sí le dirigió un gesto enfadado y él casi pierde el equilibrio al retraerse en su asiento improvisado sobre la encimera. No era poca cosa molestar al hyung.

-Ya casi termino.

Los dos menores intercambiaron una mirada entre avergonzada y cómplice. Aun no habían tenido posibilidad de hablar. Habían cruzado pocas palabras, y nada significativas, desde que lograron abandonar la cama e ir por un poco de comida. Ahora, sin haber puesto las cartas sobre la mesa, sin saber lo que el otro pensaba realmente, tenían que lidiar con un Seokjin quejoso que usaba la poca paciencia que le quedaba para curar sus pies. La incomodidad de los chicos se podía palpar en el aire. La vergüenza de ambos llegaba a niveles que coloreaban sus rostros con intensa rojez.

-Lo siento, hyung...- Murmuró Jungkook mientras hacía una mueca. Si el mayor estaba cuidándolos era porque aun no podían recibir a nadie en el departamento que estuviera fuera de la confianza íntima. De hecho el alfa no sabía cómo reaccionaría cuando fuera el turno de curar a Tae.

El omega estiró la mano y la colocó sobre la del maknae, demasiado afectado por las pequeñas manchas de sangre sobre el algodón que se posaba en su piel una y otra vez -Si... yo igual- Dijo sin mover sus ojos de las heridas.

-Está bien, no importa- Seokjin alzó la mirada hasta dar con las manos enredadas sobre la encimera -No entiendo por qué tanto alboroto si ya no...- Calló en el último segundo.

-Si ya no, ¿qué?- Preguntó curioso Jungkook.

-Bueno... nada.

Y continuó un minuto más con el maknae, procediendo a cubrir ambos pies con vendas una vez estuvieron libres de cristal. Luego era turno del castaño, quien no dejaba de hacer gestos repulsivos y enseñar sus dientes con cada preparación de agua oxigenada sobre los bollitos de algodón. Al beta le pareció gracioso que ya usara las actitudes de omega.

-No dolerá, ¿verdad?

-Sólo un poco.

-Hazlo despacio...

Cuando Seokjin tomó el tobillo de Tae para alzarlo y tener una mejor visión de la planta, se oyó el gruñido de un alfa muy enfadado. Frenó rápidamente y volteó hacia el menor, que le mostraba los colmillos y envolvía al omega con un brazo sobre sus hombros. Luego de menos de diez segundos, sus ojos se aclararon un poco y el rostro se relajó. Bajó la mirada al suelo y tosió seco con incomodidad.

-P-perdón.

-Sal fuera.

-¿Qué? ¿Por qué?- Taehyung no parecía estar de acuerdo.

-Necesito que me deje curarte. Como vamos va a arrancarme el cuello apenas empieces a chillar... y lo harás.

-Si... es verdad, lo siento- Dicho ésto, el Maknae bajó de la encimera haciendo una mueca adolorida al apoyarse con sus pies, luego abandonó la cocina. El ruido de una puerta lejana indicaba que, probablemente, se hubiera escondido en una habitación.

-Listo, ahora, comencemos.

Taehyung era diez veces más exagerado que su dongsaeng. Cada vez que Seokjin hacía la menor presión, soltaba un quejido agudo. Al menos no retiraba el pie, algo que al mayor le preocupaba que ocurriese.

Capricho de omega KookVWhere stories live. Discover now