Capítulo 4

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Hola! Tres de cuatro, jaja, estoy on fire y parece que sí, lo voy a conseguir.

Este capítulo se lo dedico a Sara porque la adoro muchísimo UWU.

Disfrutad y llenadme esto de comentarios que me hacen muy feliz :)

IV

Seis meses antes:

A penas había dormido, esperando despierta a que Inés volviese en cualquier momento y desesperándose al ver que no lo hacía, llamándola para disculparse y que su mujer entrar en razón, enormemente preocupada por ella al no saber dónde estaba y a dónde podía haber ido a la una de la mañana, recibiendo siempre el contestador como respuesta.

Cuando sonó el despertador, la encontró con los ojos abiertos, rojizos de cansancio y clavados en el techo obligándola a suspirar sonoramente y restregarse el rostro, intentando espantar de sus pestañas el sueño perdido y el agobio desmedido que se había anclado en su pecho sin saber nada de Inés.

De pronto, unos pasos suaves sobre el parqué dirigiéndose a la habitación, obligándola a incorporarse y prepararse para recibir a su madrugadora invitada, sabiendo de ante mano que era Mar seguramente hambrienta y deseando su desayuno.

La pequeña abrió la puerta, restregándose los ojillos y entrando aun adormilada, dirigiéndose a la cama de matrimonio, quedándose muy quieta unos instantes y mirando fijamente a su madre y el hueco vacío de Inés a su lado, extrañada y confundida.

-¿Mami?- Preguntó, en medio de su confusión señalando es hueco sin estar acostumbrada a encontrarse únicamente a Irene tan temprano. -¿Onde está Mami?

-Se ha ido al trabajo.- Respondió suspirando, levantándose y cargando a su hija en sus brazos mientras se encaminaba hacia la puerta para salir de la habitación. –Luego la verás ratoncita.

-No ha dado besito de nos días...- Un pequeño puchero escapó de sus labios, aferrándose al cuello de Irene sin terminar de entender por qué su mami se había marchado tan temprano. –No tene tabajo es tempanito.

-Hoy se tuvo que ir mas pronto mi amor...- Le dijo dando un beso sobre su frente, intentando que la pequeña no se percatase de su angustia desmedida. –Vamos a tomar un cola cao de desayuno.

-Ti un tola cao calentito mamá.- Respondió abrazándola y moviendo las piernas visiblemente emocionada ante la perspectiva de desayunar, tan glotona como acostumbraba. –Y galetitas de nosauros en mi tasa de ronman.

Tras una mañana de locos, ocupándose ella sola de los niños visiblemente nerviosos por la falta de Inés, extraña y poco acostumbrada, los dejó en la escuela con prisa, conduciendo hacia su trabajo con la mente nublada, la angustia adueñándose de su pecho ante la ausencia de noticias de su mujer y deseando poder hablar con ella aunque tuviese que colarse en su despacho en algún momento de su mañana.

Entró en su despacho, casi como un torbellino, repasando su agenda y sus notas para organizarse lo mejor posible, sin poder deshacerse de la imagen de Inés desapareciendo por la puerta del apartamento la madrugada anterior, llamándola una vez más a su teléfono sin recibir respuesta y mirando el reloj, constatando que su mujer ya tendría que haber llegado por lo que salió decidida a ir a buscarla, chocando sin pretenderlo con Pablo mientras se dirigía a su propio despacho.

-¿Dónde vas Ire?- Le dijo sujetándola suavemente por los brazos y mirándola directamente a los ojos. –Tenemos una reunión en menos de una hora.

-A buscar a Inés.- Respondió, deshaciéndose de su agarre y mirándolo fijamente unos instantes. –No ha dormido en casa y no sé nada de ella.

-Lo sé...- Le dijo con un suspiro, deteniendo sus pasos suavemente aunque de forma contundente. –No la vas a encontrar en el despacho, la he obligado a quedarse en casa porque no está en condiciones de venir a trabajar.

After youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora